La Fiscalía ha recurrido la sentencia que condenó a Luis Rubiales, expresidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), a pagar una multa de 10.800 euros por besar en la boca a la jugadora Jenni Hermoso. La resolución absolvió al exdirectivo futbolístico del supuesto delito de coacciones, que sí le atribuía la fiscal Marta Durántez.
En su recurso, el Ministerio Público acusa al juez que presidió el juicio y dictó la sentencia, José Manuel Clemente Fernández-Prieto, de falta de imparcialidad. O lo que es lo mismo, de ser parcial.
De hecho, Durántez, solicita a la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional que se anule el juicio y se celebre uno nuevo, presidido por un magistrado diferente. Y reprocha que la condena de Rubiales, por escasa, constituye una "ofensa para la víctima".
"Se pretende la declaración de nulidad del juicio, con la consiguiente retroacción de las actuaciones, para que deba celebrarse de nuevo por otro magistrado no viciado, cuanto menos de apariencia de parcialidad", reza el recurso de la teniente fiscal de la Audiencia Nacional.
Durántez, en su escrito, se queja de un "tono irrespetuoso" contra ella por parte del juez Fernández-Prieto. Asimismo, destaca, como un "hecho inédito, nunca visto en 26 años de trayectoria", que al terminar el juicio, los acusados se dirigieran al magistrado a darle la mano. "Causó estupefacción, al menos, a las acusaciones", indica la número dos de la Fiscalía de la Audiencia Nacional.
"En definitiva, entendemos que no concurrió en el juzgador, cuanto menos (sic), la exigible apariencia de imparcialidad, la que debe concurrir en el juez previsto por la Constitución", añade.
"A lo largo de las nueve jornadas que duró la vista oral (queda patente en las grabaciones), se utilizó, de forma reiterada, un tono irrespetuoso con las acusaciones; en concreto, con la fiscal ahora recurrente, haciendo imposible el desarrollo de su función como acusación pública", señala Durántez sobre el juez Fernández-Prieto.
"Risas y aspavientos"
La fiscal también se queja de que el magistrado tachó de irrelevantes o impertinentes varias de las preguntas que ella pretendía formular. En un momento del juicio, llegó a hacerlo con seis cuestiones consecutivas, entre las simultáneas protestas de la fiscal.
"A lo anterior hay que añadir la permisión constante de una actitud por parte de las defensas y los acusados (que ocupaban sitio en estrados al lado de sus letrados) de continua conversación entre unos y otros, además de risas y aspavientos varios, que hizo, en numerosas ocasiones, insoportable el interrogatorio por las acusaciones de los testigos, incluido el de la propia víctima [Jenni Hermoso], quien, en un momento de su declaración, dijo que no escuchaba las preguntas debido al murmullo constante", lamenta el recurso.
A renglón seguido, Durántez se queja de haber tenido que "soportar estoicamente", sin que el juez lo frenase, manifestaciones efectuadas por los abogados de los acusados "que exceden, a todas luces, el derecho de defensa".
Además de Rubiales, estaban encausados Jorge Vilda (exseleccionador femenino), Rubén Rivera (antiguo responsable de Marketing de la RFEF) y Albert Luque (responsable de la Selección masculina de fútbol).
Y la Fiscalía se queja de que los letrados de los dos últimos, en el tramo final del juicio, acusaron, al Ministerio Público, sin que el juez les reprendiese, de aplicar en esta causa un derecho penal de autor —"el propio de la Alemania nazi", subraya la fiscal— y pronunciaron "insinuaciones ofensivas" sobre el comportamiento de Durántez. ¿Como cuál? Como atribuirle un interés por demostrar el poder del Estado frente a la Federación de Fútbol.
"Ofensa para la víctima"
Vilda, Rivera y Luque sólo fueron juzgados por un supuesto delito de coacciones. La Fiscalía les acusaba de haber tratado de presionar a Jenni Hermoso y a su entorno personal y familiar para que la jugadora quitase hierro al beso en la boca que Luis Rubiales le dio durante la entrega de medallas tras la final del Mundial de 2023.
Los tres exdirectivos de la RFEF fueron absueltos. Rubiales tampoco fue condenado por coacciones, sólo al pago de una multa por la agresión sexual. La sentencia asume íntegramente el relato de la futbolista en lo relativo a que el beso "no fue consentido", en contra de lo que sostenía el expresidente de la Federación.
Sin embargo, la Fiscalía se queja de la "parcialidad" de Fernández-Prieto durante el juicio y lamenta que, a su modo de ver, el magistrado no haya sido "independiente de sesgos personales, así como imparcial y respetuoso con los derechos procesales de los intervinientes, incluido los del Ministerio Fiscal".
El recurso también considera insuficiente la pena impuesta a Rubiales por el beso: el pago de una multa de 10.800 euros, así como una indemnización de 3.000 para Jenni Hermoso.
La Fiscalía se queja de que el juez haya aplicado el tipo atenuado del delito de agresión sexual. "Además, opta, en vez de imponer la pena de prisión en su mitad inferior, por imponer una pena de multa; por otro lado, irrisoria, habida cuenta de la capacidad económica del acusado", se queja.
Sobre Luis Rubiales, destaca que "fue durante años presidente de la RFEF, lo que supuso con unos altos ingresos, negocios en el extranjero" y contó en el juicio con "una defensa de élite", en alusión a la prestigiosa abogada Olga Tubau.
Por todo ello, la número dos de la Fiscalía de la Audiencia Nacional reprocha que el juez "zanje una agresión sexual con el pago de 10.800 euros".
"La aplicación del tipo atenuado, la imposición de una pena de multa (y de esta multa), atendiendo a las circunstancias del caso expuestas, constituye una ofensa para la víctima y para las víctimas de agresiones sexuales. Sin duda, un mal precedente", concluye Durántez.
La fiscal también tacha de "error en la valoración de la prueba" que el juez no admitiese analizar el vídeo con el discurso de Rubiales en la asamblea extraordinaria de la RFEF en la que se niega a dimitir. A juicio del Ministerio Público, ayudaba a apuntalar el supuesto delito de coacciones.
