La Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional avala que el juez Joaquín Gadea, titular del Juzgado Central de Instrucción número 6, siga investigando la causa derivada del atentado, supuestamente yihadista, ocurrido el pasado enero en Algeciras (Cádiz).

Así figura en un auto de la Sección Segunda, que reconoce que "en el caso concurren determinados datos que hacen dudar seriamente del carácter terrorista de los hechos". Pese a ello, el tribunal concluye que Gadea, magistrado de la Audiencia Nacional, deberá finalizar la instrucción para "determinar el órgano al que corresponda celebrar juicio oral".

El pasado enero, el joven marroquí Yassine Kanjaa, de 25 años, fue detenido por la Policía en Algeciras después de matar a machetazos a un sacristán y herir a varias personas; entre ellas, a un sacerdote. Tal y como consta en el sumario de la causa, el investigado había consumido propaganda radical por internet. De hecho, apoyándose en datos como éstos, la Fiscalía apoyó que la Audiencia Nacional siguiese investigando la causa, al tratarse, a su juicio, de un caso de yihadismo.

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Ahora bien, dos informes forenses apuntan a que Kanjaa padece una grave enfermedad mental. Tal y como avanzó EL ESPAÑOL, el dictamen definitivo de dos técnicos de la prisión de Sevilla, donde está interno el detenido, señaló que "en el momento de tener lugar los hechos que se le imputan, el paciente presentaba una descompensación psicótica aguda".

Un informe anterior, que era provisional, también señalaba un posible "trastorno delirante". Por ello, la defensa de Kanjaa solicitó a la Audiencia Nacional que se inhibiese en favor de los juzgados de Algeciras. Tanto el juez, en un primer lugar, como la Sala de lo Penal, ahora, lo rechazan.

No obstante, tanto el Juzgado como el tribunal tomaron ambas decisiones antes de contar con el informe definitivo. Tal y como adelantó este periódico, la abogada de Kanjaa volverá a pedir la inhibición próximamente.

De hecho, si Yassine acaba sentado en el banquillo de los acusados, su letrada, del despacho García Peña & Andújar, solicitará, como mínimo, una eximente incompleta por enfermedad mental. Por otro lado, otros peritos contratados por la defensa del supuesto yihadista aún ultiman un tercer informe.

Yassine Kanjaa, en una imagen reciente. EL ESPAÑOL

La abogada de Kanjaa, de hecho, señaló en un escrito que su cliente "creyó ser un mensajero de Dios y que la persona que mató era un demonio, como también lo era el sacerdote; el sacristán es Satán y le metía imágenes de muerte en su cabeza".

"Los informes médicos que hasta la fecha se han realizado previenen de una serie de enfermedades psicóticas que pudieran tener relevancia a la hora de la calificación de los hechos; si bien, como expone el Ministerio Fiscal, existen otra serie de datos que indican la posibilidad de que hubiera existido un previo autoadoctrinamiento dirigido a la comisión de actos terroristas, como el material al que habría accedido en internet y las expresiones proferidas antes, durante y después de las agresiones", señalan los jueces de la Sala de lo Penal. Pese a las dudas, avalan que Gadea siga investigando la causa.

La detención

Kanjaa fue arrestado el pasado enero después de matar a un sacristán a machetazos, tras irrumpir en una iglesia. También hirió a varias personas, que declararon como testigos ante la Audiencia Nacional.

Tal y como publicó en exclusiva EL ESPAÑOL, fue la primera abogada de Kanjaa, del turno de oficio, quien negó que este joven marroquí fuese yihadista. En un escrito dirigido a la Audiencia Nacional, puso en duda su equilibrio mental. Y solicitó por primera vez que la causa fuese enviada a un juzgado de Algeciras, al descartar el móvil terrorista. No obstante, nada más ser detenido, tanto la Policía Nacional como la Fiscalía sí apuntaron en esa dirección.

Recientemente, como avanzó este periódico, Gadea ha solicitado a Marruecos que también le informe de los antecedentes psiquiátricos de Yassine.

Ya había sido identificado

Antes de ser detenido en enero, Kanjaa ya había sido identificado y arrestado el pasado mes de junio en Algeciras. La Policía comprobó que no llevaba documentación de ningún tipo que le permitiera residir en España. Automáticamente, se iniciaron los trámites para expulsarle a su país de origen. Un expediente que se hizo, según el Ministerio del Interior, "con todas las garantías", pero que nunca llegó a culminar en su expulsión.

Cuando cometió el atentado, no estaba siendo vigilado por los grupos de Información de la Policía Nacional, dedicados a la lucha antiterrorista, ni por parte de otras unidades policiales. A los agentes no les consta cómo entró en España ni cuándo.

Previamente, en agosto de 2019, consiguió ingresar en Gibraltar montado en una moto acuática. Tras ser arrestado por las autoridades gibraltareñas el 2 de agosto de ese año, fue expulsado a Marruecos apenas una semana después. Y en una fecha indeterminada, pero posterior a estos últimos hechos, entró en España.

Yassine Kanjaa, tras asesinar al sacristán en Algeciras. EL ESPAÑOL

Yassine Kanjaa nació en octubre de 1997 en Marruecos. Hasta ser detenido, llevaba meses viviendo como okupa en un piso de la calle Ruiz Ragle, muy cerca del centro de Algeciras y a apenas 90 metros de la iglesia donde cometió el atentado. Compartía la casa con otras cuatro personas de origen magrebí.

Cuando éstas fueron interrogadas, tanto por la Policía como por el juez, confirmaron que el comportamiento de Kanjaa era "normal" hasta poco más de un mes antes del ataque. Sus compañeros de piso señalaron que el detenido, hasta un tiempo atrás, bebía alcohol y fumaba hachís, pero que empezó a escuchar de manera asidua versos del Corán a través de su móvil y cambió su conducta.

¿Yihadista?

A la hora de mandarle a prisión provisional, el juez Gadea sí subrayó que el supuesto yihadista atacó expresamente a sacerdotes y a un marroquí, al que encontró en la calle. Le consideró "un infiel", ya que creía que se había convertido al cristianismo.

El juez señaló en su auto que Kanjaa actuó solo, como un lobo solitario, tras una autorradicalización "rápida", que se habría producido en poco más de un mes.

Kanjaa carecía de los papeles necesarios para residir en España y tenía una orden de expulsión a Marruecos desde hacía siete meses, que Interior aún no había ejecutado. Tal y como ha publicado este periódico, de todas las órdenes dictadas, apenas un 4% de ellas llegan a efectuarse.