El ex teniente fiscal del Tribunal Supremo José María Luzón Cuesta falleció ayer en Madrid a los 85 años a consecuencia de una larga enfermedad y 15 años después de haberse jubilado tras una intensa y fructífera dedicación profesional al Derecho y a la exigencia del sometimiento de todos -fueran quienes fuesen- a la ley.

En 1998 Luzón sentó en el banquillo y logró la condena de la cúpula socialista del Ministerio del Interior por su responsabilidad en los GAL, la organización que llevó a cabo, desde el poder, la guerra sucia contra ETA. Probó que fue el propio ex ministro José Barrionuevo -condenado a 10 años de prisión- el que autorizó llevar a cabo y mantener el secuestro de Segundo Marey una vez que ya conocía que no tenía nada que ver con ETA. 

También acusó, con éxito, al brazo político de ETA. José María Luzón representó al Ministerio Fiscal en el juicio contra la Mesa Nacional de Herri Batasuna en el Tribunal Supremo, que en diciembre de 1997 condenó a cada uno de los 23 acusados a siete años de cárcel. Aunque en 1999 el Tribunal Constitucional anuló la sentencia apreciando una 'desproporción' de la pena, esa condena fue el principio del fin para la organización política de la banda terrorista.

Fueron juicios tensos y difíciles en los que demostró su sentido de Estado y su convicción de que la legitimación del poder democrático pasa siempre por el respeto a la ley. Luzón fue un fiscal de toga y su acceso a los altos destinos que ocupó en la Fiscalía General no cambió su talante de jurista reservado, trabajador, riguroso y ajeno a las alharacas. Defendía sus criterios con honestidad, incluso cuando sabía de antemano que el tribunal le daría un revolcón. Así ocurrió cuando pidió la absolución y apoyó el indulto del exjuez Javier Gómez de Liaño. La coherencia de su postura jurídica era para él más importante que obtener la victoria en cualquier proceso mediático.

Éstas han sido las enseñanzas que ha dejado a sus dos hijos juristas, María (hasta hace unas semanas destinada en la Secretaría General Técnica de la Fiscalía General) y Alejandro, actual jefe de la Fiscalía Anticorrución. Las transmitió también a los numerosos opositores a los que preparó para acceder a la carrera fiscal o a la judicial y las dejó plasmadas en una vasta obra jurídica. Su Compendio de Derecho Penal alcanza ya la vigésimoquinta edición gracias a la colaboración de sus hijos Alejandro y María en su actualización.

Licenciado en Derecho por la Universidad de Murcia en 1957, con la calificación de sobresaliente y premio extraordinario, ingresó por oposición en la Escuela Judicial en 1960, optando por la carrera fiscal. Tras sucesivos destinos en Jaén y Murcia, en 1985 fue destinado al Tribunal Supremo.

En enero de 2000 fue nombrado teniente fiscal del Tribunal Supremo a propuesta del entonces fiscal general, Jesús Cardenal, de carácter conservador. Pero fue un fiscal general progresista, Cándido Conde-Pumpido, el que le renovó como número dos de la Fiscalía en marzo de 2005, y ello frente a la candidatura de otro progresista, Juan José Martínez Zato. Ambos se jubilarían ese mismo año.

En los dos trances fue apoyado por la mayoría de los miembros del Consejo Fiscal, órgano de representación democrática de la carrera. En 2000, Luzón compitió frente a otros dos pesos pesados: Rogelio Gómez Guillamón y Luis Portero, el fiscal jefe de Andalucía que sería asesinado por ETA unos meses después, en octubre. Cardenal no se inclinó por ninguno de los candidatos y anunció a los consejeros que propondría al más votado. Fue Luzón, con cuatro votos frente a los tres de Gómez Guillamón. En 2005 logró seis votos frente a los dos de Zato.

Las tres asociaciones de fiscales y la Fiscalía General del Estado han lamentado la pérdida de quien fue un referente en la carrera