Teruel

“Hola, Estefi”. Norbert Feher ponía un pie en la Audiencia Provincial de Teruel este martes 28 de enero a las 8.30 de la mañana tras haber pasado la noche en la cárcel de Zuera (Zaragoza). Estefanía es la intérprete italiana que acompaña al autor confeso de los crímenes de José Luis Iranzo, Víctor Romero y Víctor Jesús Caballero, en cada una de las vistas o visitas psicológicas, a pesar de que el acusado entiende y habla perfectamente castellano.

Feher ha vuelto este martes a la provincia donde sembró el pánico en el invierno de 2017 rodeado de unas extremadísimas medidas de seguridad: tres furgonetas policiales escoltaron el vehículo en el que fue transportado a primera hora de la mañana de este martes.

Algunos vecinos de Andorra (Teruel) que estuvieron en la vista se quejaban de que había más seguridad dentro de la audiencia judicial que “en la comarca los días que este individuo estuvo suelto”. Dentro de la sala, estaba escoltado por cinco miembros de la Policía Nacional, a pesar de que el acusado estaba dentro de una cabina de cristal blindada creada en exclusiva para él.

Igor el Ruso, de 38 años, declaró por primera vez por dos tentativas de homicidio producidas el 5 de diciembre de 2017 en Albalate del Arzobispo (Teruel), cuando disparó con intención de matar a Manuel Marcuello y Manuel Andreu, que lograron salir con vida de milagro del ataque.

Feher mostró una imagen totalmente renovada a la única que se tenía hasta ahora saliendo de los juzgados de Alcañiz (Teruel) tras cometer los crímenes mortales en diciembre de 2017. Vestido con unas zapatillas de deporte, vaqueros azules, un jersey blanco y una chaqueta vaquera negra, hizo el signo de la victoria con las manos, que llevaba atadas a un lazo, cuando los flashes de las cámaras le esperaban a la entrada de la sala. En ningún momento apartó la mirada, al revés, la mantenía a aquellas personas que durante el juicio intercambiaban una mirada con él.

Igor 'El Ruso' llega a la Audiencia de Teruel rodeado de fuertes medidas de seguridad A.G.

Primero, “una advertencia”

Faltaban diez minutos para las diez de la mañana cuando Feher comenzó su declaración, que apenas se alargó diez minutos. Reconoció sin titubeos ser el autor de ese tiroteo previo a los crímenes. El autor confeso del ataque a Manuel Marcuello y Manuel Andreu dice que llegó a Teruel “una semana antes”, aunque llevaba en España desde septiembre, que llevaba encima dos armas y que disparó cuando Marcuello entró en la casa de campo primero “como advertencia” y después acertó, pero no sabe dónde le dio.

Además, el acusado dice que disparó como mecanismo “de autodefensa”, porque no sabía “si ellos llevaban armas o no”, porque “no había luz y no se veía”. Además, reconoce que no tenía permiso de armas en España y que las dos pistolas con las que atacó las tenía porque las traía de Italia, donde asesinó a otras dos personas en primavera de 2017, y que las había adquirido en un lugar que no ha querido señalar.

"¿Se abalanzaron sobre usted, hicieron algún acto de defensa que justificara su actuación?, ha preguntado el fiscal. "No, en ningún momento se han abalanzado sobre mí. Si me hubiesen tocado, no estarían aquí".

Igor el Ruso lo reconoció todo menos que Manuel Marcuello forcejeó y se abalanzó sobre él, tirándole al suelo y golpeándolo hasta que el acusado acertó a coger el arma –que la víctima dice que llevaba atada a la mano– y le disparó, destrozándole el húmero.

En ese pasaje, la víctima ha descrito en el juicio que huyó del lugar del crimen por pura supervivencia, aunque seguía escuchando “tiros al suelo” detrás de él. El cerrajero de Albalate del Arzobispo (Teruel), cuyo testimonio fue clave para preparar un retrato robot que no fue distribuido hasta que no asesinó, ha testificado sin ver a su atacante, ya que pidió que bajaran una cortina para no verle la cara.

Solo se han visto frente a frente de nuevo a las 10.10, cuando la fiscal le ha pedido reconocerlo. “Es él. Es él. El falso. Es él”, atinó a decir Marcuello, con la voz quebrada por los nervios. Feher levantó la mano, como aquel que saluda a un amigo que hace dos años que no ve, y le sonrió retándole con la mirada. Antes, insinuó que si está vivo es porque él así lo quiso.

Una “munición extraña”

A través de videoconferencia declaró también Manuel Andreu, que describió al tribunal cómo sintió el disparo en el abdomen y cogió el coche para huir, también por pura supervivencia.

Tras el autor confeso de los hechos y las dos víctimas han declarado los agentes de la guardia civil que hicieron el reconocimiento del lugar de los hechos, que encontraron las balas de la pistola italiana que portaba el acusado y que, aunque reconocen que era “una munición extraña”, no han aclarado por qué no hicieron saltar la voz de alarma mucho antes ni qué hicieron con esas balas.

Un retrato no distribuido a tiempo

Los agentes también han reconocido que hicieron el retrato robot con el testimonio de Marcuello “sobre la marcha” el 11 de diciembre, casi una semana después del tiroteo y con evidentes signos diarios de que el asesino seguía robando en mases muy cercanos al lugar de los hechos.

Sin embargo, tampoco nadie ha aclarado por qué ese retrato, que se aproximó al “70%” a la imagen real del acusado, no fue distribuido a la sociedad civil hasta el 15 de diciembre, cuando Feher atacó y mató ya en Andorra, un municipio situado a nueve kilómetros del primer ataque que se juzgaba este martes en Teruel.

Feher ha utilizado el último minuto para decir simplemente que “la gente está muy influenciada por la propaganda mediática”. Acto seguido, sin quitarse la sonrisa de la cara, ha seguido fijamente cómo la gente abandonaba la sala.

Tras pasar la mañana en Teruel, Feher vuelve a la cárcel de Zuera (Zaragoza), desde donde emprenderá la marcha de nuevo hasta el centro penitenciario de Teixeiro, donde esperará la condena que se le aplique por este juicio y a la espera de volver en primavera para el siguiente, el del triple crimen.

Las partes personadas piden para él por este doble intento de homicidio casi 23 años de cárcel, aunque el abogado del acusado ha pedido rebajar la pena hasta los seis años porque el autor “ha colaborado” reconociendo los hechos. Una vez juzgado y condenado en España por este y el siguiente juicio, Norbert Feher podrá optar por cumplir su condena en Italia, donde pesa sobre él una cadena perpetua.

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