No fue un abuso sexual que se produjo gracias a que Antonio Manuel Guerrero, Jesús Escudero, José Angel Prenda, Alfonso Jesús Cabezuelo y Ángel Boza se prevalieron de su superioridad: fue una violación. La fiscal Isabel Rodrígez ha argumentado esta mañana ante la Sala Penal del Supremo que los miembros de La Manada ejercieron una "fuerza intimidatoria suficiente" sobre la joven de 18 años a la que en los sanfermines de 2016 la forzaron a mantener relaciones sexuales sin su consentimiento. 

La Sala Penal del Supremo celebra este viernes la vista de los recursos de casación interpuestos contra la sentencia del Tribunal Superior de Navarra que confirmó la pena a nueve años de cárcel impuesta por la Audiencia de Pamplona a los acusados por un delito de abuso sexual.

La Fiscalía insta a aumentar la pena hasta los 18 años de cárcel porque sostiene que se trata de una agresión sexual con penetración bucal, anal y vaginal (violación). "Apremiaron" a la víctima a meterse en un habitáculo "opresivo y aislado" de tres metros cuadrados, llevando a uno de los acusados delante y a los otros cuatro detrás, ha recordado Rodriguez. La rodearon y empezaron a desnudarla, lo que generó en la joven la "angustia" que reflejan los hechos probados. Por ello, optó por mantener una actitud pasiva "y someterse". 

"No hacía falta una amenaza: paralizaron a la victima y su voluntad de resistencia. Estaba doblegada por el miedo. Hubo una situación ambiental que la llevaron a valorar que era inútil una resistencia por su parte", ha afirmado. "Era una mujer sola e indefensa", ha añadido Rodríguez, que ha sostenido que "cualquier persona en esa situación alcanza razonablemente el convencimiento de la inutilidad de resistirse, una resistencia que solo la podía llevar a males mayores. ¿Es exigible algo más a la victima? No se le pueden exigir actitudes peligrosamente heroicas", afirma citando la doctrina de la Sala Penal.