El nombre de José Manuel Villarejo Pérez se relaciona, hoy en día, con la corrupción y las cloacas policiales nada más mencionarlo. Pero hubo mucho tiempo, décadas, en que el comisario y agente encubierto del Estado fue un hombre muy poderoso e influyente. También una de las fuentes confidenciales de algunos de los periodistas más respetados del país. 

El exdirector de la revista Interviú y exnúmero dos de Comunicación de Moncloa, Alberto Pozas, ha venido a recordar en sede judicial ese escenario en el que Villarejo era quien manejaba el cotarro para justificar por qué le entregó un dispositivo electrónico con el volcado del teléfono de Dinna Bousselham, asesora de Pablo Iglesias en el Parlamento Europeo. Dicho pendrive, que contenía conversaciones entre miembros de Podemos y fotografías íntimas de la joven, entre otros contenidos confidenciales, llegó a la revista. Fuentes jurídicas no aclaran a este diario si fue de manera anónima o alguien lo entregó. 

Pozas está investigado por un presunto delito de revelación de secretos por estos hechos, reconocidos por él mismo ante el juez Manuel García-Castellón que investiga el caso Tándem. De hecho, dimitió de su cargo horas antes de hacerse pública su imputación para no perjudicar a Pedro Sánchez a las puertas de la campaña electoral.

Este lunes ha acudido a declarar como investigado y ha mencionado a otra persona más de la redacción de la revista ya extinta que también habría participado en la entrega, por lo que no se descarta que el instructor haga una nueva citación en los días próximos, según trasladan fuentes jurídicas a EL ESPAÑOL. 

La policía de Rajoy lo utilizó

El juez comenzó a investigar en una pieza separada del caso el presunto robo del teléfono a la asesora de Iglesias tras hallar los agentes de la Unidad de Asuntos Internos entre el material incautado a Villarejo un pendrive que contenía el volcado del terminal. 

Sin embargo, el curso de la investigación de la Audiencia Nacional en la que Pablo Iglesias y Dina Bousselham están personados como perjudicados (en su momento ella ya denunció el robo en un juzgado) ha conducido a otro escenario bien distinto: Villarejo no habría robado el móvil sino que el contenido llegó a sus manos. Él declaró en sede judicial que se lo entregó Alberto Pozas y éste lo ha confirmado.

Como Villarejo sabía que un equipo de policías "de confianza" del ministro de Interior Jorge Fernández Díaz (y por lo tanto del expresidente Rajoy) buscaban información comprometedora de Pablo Iglesias y los miembros de su partido para hacer una campaña de propaganda negativa o desprestigio hacia ellos, lo puso en sus manos. La prueba es que la información que contenía el teléfono acabó publicada meses más tarde en el digital Okdiario.com, donde también se publicó el informe PISA (Pablo Iglesias Sociedad Anónima) que los mismos policías hicieron llegar a algunas redacciones sin ningún tipo de membrete oficial. Un informe en el que se hablaba de la presunta financiación irregular de Podemos por parte de Venezuela o Irán.

Villarejo ya dijo ante el juez el día que declaró por este asunto que había una "investigación policial" contra Iglesias y que él no robó ningún móvil. "No hizo ningún uso indebido de ninguna información sobre Pablo Iglesias ni reveló información personal sobre el líder de Podemos, sino que vehiculizó dicha información en el entorno policial", afirmó su abogado, Antonio García-Cabrera, el pasado 28 de marzo.