El expresidente de BBVA, Francisco González, ha dicho que en una cena convocada en mayo de 2012 por el entonces ministro de Economía Luis de Guindos y a la que acudieron los presidentes del Santander y CaixaBank, él personalmente dijo que lo mejor era que Rodrigo Rato presentara su dimisión como presidente de Bankia.

González ha declarado como testigo en el juicio por la salida a Bolsa de Bankia a petición de las acusaciones particulares, y ha contestado a las preguntas de la fiscal Carmen Launa.

El exbanquero ha reconocido que en el curso una cena convocada por Luis de Guindos en mayo de 2012, en la que estaban presentes los presidentes de Santander (Emilio Botín) y CaixaBank (Isidro Fainé) un día antes de que Rato presentara su dimisión, él afirmó que "lo mejor para todos era que Rato dimitiera".

Francisco González sobre Rato: "Le dije que lo mejor era que dimitiera" Atlas

Su testimonio coincide con lo declarado por el expresidente de Bankia, Rodrigo Rato, acusado de estafa a los inversores, que declaró durante el juicio que González fue uno de los que se empeñó en que dejara su cargo.

La reacción de Rato a las palabras de González durante aquella cena, ha declarado el exbanquero, "no fue violenta". 

El Banco de España no quiso afrontar la crisis

Ha criticado que el Banco de España pretendiera "ganar tiempo" al impulsar fusiones como la que dio origen al grupo BFA, con las que se pretendía "crear la sensación de que todo iba bien, y todo no iba bien".

En sus declaraciones ha reconocido el carácter anormal de las citadas cenas en las que entiende que si no participó el Banco de España "fue porque no quiso afrontar el problema".

En este sentido, ha insistido en que la crisis de Bankia "es una historia de tiempo, no de un día", que se originó en 2008, con el estallido de la crisis económica mundial, en sus dos principales cajas, Caja Madrid y Bancaja, circunstancia que puso al nuevo grupo surgido tras la integración en una situación "súper complicada".

En su opinión, fue un "proceso de deterioro continuo" que "desde 2009 y 2010" manifestó personalmente en todo momento a la cúpula del Banco de España, entonces liderada por Miguel Ángel Fernández Ordóñez, a la que incidió en que "había que hacer algo".

Sobre el deterioro de los mercados en 2012, González ha relatado que había una "opinión general de que hacía falta capital", hecho que se discutió en las "famosas cenas que convoca el señor De Guindos", en las que se habla de que Bankia necesitaba entre 15.000 y 20.000 millones.

"La entidad natural que debe decir estas cosas es el Banco de España. Pero no estaba en esa reunión y cada uno que haga ya su juicio de valor", ha concluido el expresidente de BBVA. 

"Fuimos implacables"

González ha dicho que su entidad fue "implacable" al resistirse a los intereses políticos y económicos y no acudir a la salida a Bolsa de Bankia, la cual pretendió parar con su decisión "pero desgraciadamente no se hizo caso".

Ha insistido en que el debut bursátil de julio de 2011 fue "una mala decisión" no sólo de los antiguos administradores de Bankia, liderados por Rodrigo Rato, sino también de "entidades e instituciones que se empeñaron en hacer algo que no debía hacerse", por lo que entiende que fue un "error" propiciado por las circunstancias políticas, pero no un delito.

Sobre la experiencia de BBVA, ha relatado a la sección cuarta de la sala de lo Penal que empezaron a dudar de si participar en la operación después de que sus técnicos les dieran un precio "muy por debajo del rango que usaban los bancos colocadores".

Por ello buscaron como hecho objetivo el interés de los inversores internacionales, "que fue cero".

"Fuimos implacables y dijimos no. No podemos entrar en una salida a Bolsa de tal magnitud en la que inversores institucionales no están. Y sabemos que fue una decisión muy criticada porque íbamos en contra de intereses políticos, de organismos muy importantes", ha explicado González.

El banquero ha incidido en el hecho de que a pesar de que los bancos colocadores del debut bursátil de Bankia eran extranjeros, "muy importantes" y con una amplia nómina de clientes, fueron incapaces de atraer inversores del exterior. "Estaba claro que eso no valía nada", ha sentenciado González