Los menores extranjeros podrán inscribirse a partir de ahora en los censos municipales con los mismos requisitos que los menores españoles, a diferencia de lo que ocurría hasta ahora. 

Cáritas denunció en 2015 por la vía contenciosa-administrativa las instrucciones técnicas dirigidas a los ayuntamientos para la gestión del padrón municipal y la Audiencia Nacional ha ratificado la sentencia de diciembre de 2018 en la que concluyó que no debían existir diferencias entre unos y otros. 

Así, según la mencionada sentencia, los menores extranjeros solo necesitarán presentar el libro de familia o le certificado de nacimiento en los ayuntamientos para empadronarse, igual que cualquier español menor de 14 años.

Reclamación de una injusticia

No es lo que ocurría hasta ahora, pues los menores extranjeros tenían que aportar la misma documentación que los adultos inmigrantes para aparecer registrados en los censos. Es decir, tenían que aportar su tarjeta de identidad en la que aparezca si NIE o el documento del país de origen que acreditara su identidad.

Cáritas denunció que se trataba de una injusticia del Estado español contra los menores, más aún cuando muchos de ellos estaban en condiciones de vulnerabilidad. Además, según la asociación de entidades caritativas, estos requisitos "injustos" para unos menores frente a otros dificultaba, aún más, su acceso a la educación.

Finalmente, la Audiencia Nacional concluyó en la sentencia de la Sección Séptima de la Sala de lo Contencioso-Administrativo de diciembre que "las diferentes formalidades impuestas a los menores de catorce años para cumplir con la obligación de inscripción en el padrón, dependiendo de su nacionalidad, no tienen una justificación razonable y no son conformes con las obligaciones internacionales de protección de la infancia".

Casi tres meses después de la sentencia y puesto que no ha habido recursos contra ella, Cáritas ha conseguido cambiar por ley los requisitos exigidos a los menores extranjeros en los padrones municipales y que les situaban en una situación de inferioridad respecto a los menores españoles.