Un hombre se sienta en el banquillo de los acusados en la Audiencia de Madrid este martes por intentar asesinar a su propio hijo con un cuchillo de 19,5 centímetros que le clavó de forma reiterada en el abdomen. El motivo: el joven no quería dejar los estudios y ponerse a trabajar como quería su padre. 

Los hechos ocurrieron en noviembre de 2016. Saliu Balde, guineano aunque residente en España desde hace 19 años, se dirigió al domicilio familiar donde dormía su hijo de 18 años con el que, según la Fiscalía, "mantenía desavenencias de tipo doméstico ante la negativa de éste a no dejar los estudios y dedicarse en exclusiva a la vida laboral como le exigía su progenitor". Entró en la habitación y le clavó un cuchillo de forma reiterada.

El joven se despertó con la primera cuchillada, pero aún recibió otras en el estómago y el tórax, "sin que pudiese realizar acto defensivo alguno al hallarse tumbado en la cama y en situación de somnolencia", según se relata en el escrito del Ministerio Público.

El joven logró incorporarse como pudo y avanzó hacia la puerta de entrada, que el padre había cerrado con llave. Forcejeó con él agarrando el cuchillo para que dejara de agredirle mientras su progenitor gritaba: "¡Voy a matarte!", hasta que el chico se desmoronó en el suelo.

El propio agresor llamó a la Policía

Según relata el Ministerio Fiscal en su escrito de acusación, fue el procesado quien, al ver a su hijo en el suelo, llamó por teléfono a la Policía. Gracias a que los agentes y los servicios sanitarios llegaron pronto, el joven no falleció. 

La víctima tuvo que ser operada de urgencia, puesto que las lesiones sufridas suponían un riesgo para su vida por "shock hemorrágico". Después de 74 días de reposo para curar los daños en el intestino y el estómago, el joven ya sólo tiene una cicatriz postquirúrgica como secuela. 

Por los hechos relatados, la Fiscalía solicita 14 años de prisión para Saliu Balde como autor de un delito de asesinato en grado de tentativa, con la agravante de parentesco.

Además de la pena de cárcel, a la que habría que restar los seis meses que ha estado en prisión preventiva, el Ministerio Público también pide la prohibición de acercarse a menos de 500 metros de su hijo, su domicilio, lugar de trabajo o cualquier otro lugar que frecuente durante el tiempo de 15 años, así como la prohibición de comunicarse con él durante el mismo tiempo.