Carmen Lucas-Torres Miguel Ángel Uriondo

La Audiencia Nacional ha abierto una investigación secreta en el marco del caso Tándem en la que se investigaría, según fuentes jurídicas, la guerra sucia de Villarejo, supuestamente al servicio del banco BBVA, para frenar el asalto que Sacyr planeó contra la entidad entonces presidida por Francisco González en tres meses vertiginosos entre diciembre de 2004 y febrero de 2005.

El Juzgado Central de Instrucción número 6, donde se investiga la actividad de José Manuel Villarejo desde su detención en noviembre del año pasado, ha abierto una nueva pieza secreta con el comisario jubilado como principal investigado y en la que se abordarían los trabajos que supuestamente prestó a BBVA para averiguar los movimientos de la compañía que entonces presidía Luis del Rivero.

El diario Moncloa.com ha tenido acceso a documentos relacionados con dicha operación. En uno de ellos, Villarejo describe "el grupo hostil" con el cual la empresa Sacyr habría intentado "hacerse con una significativa participación accionarial en el BBVA" que tendría como objetivo "cambiar su rectorado, especialmente la figura de FG", en referencia a Francisco González.

Ese "grupo hostil estaría constituido" por Luis del Rivero, Juan Abelló, Vicente Benedito y J. Domingo Ampuero, "asesorados jurídicamente por Matías Cortes" y con el "apoyo político" de Miguel Sebastián, quien fuera ministro de Industria, Turismo y Comercio hasta 2011. 

Villarejo habría ofrecido sus servicios a través de lo que él mismo llama "Gabinete de Investigación y Análisis (GIA)" al cual acude el "cliente", identificado con la letra "K", para "defenderse de los presumibles ataques que a corto, medio plazo, van a continuar realizándose". 

Este "GIA" describe la situación como de "especial sensibilidad en todas y cada una de las terminales informativas tocadas", según advierte cuando "apenas se han realizado las primeras aproximaciones", "circunstancias" que lo fuerzan a actuar "de manera sigilosa" y con "procedimientos de respuesta clandestina". El comisario aclara que este efecto se produce "dada la importancia de la persona a analizar".

La actuación de Villarejo, se puede leer, provoca la "intervención de personajes y factores privados-públicos", manejados con "la adecuada habilidad para que puedan confundirse bajo la cobertura rimbombante de interés general".

El entonces responsable de seguridad de la entidad, Julio Corrochano, hoy jubilado, tenía estrechos lazos con Villarejo. Hace pocos meses el diario El Independiente publicaba que las sociedades del excomisario facturaron al banco cinco millones entre 2012 y 2017.

Posteriormente, Vozpopuli informaba de cómo Villarejo indagó en la vida de Miguel Sebastián. Este diario publicó audios en los que el excomisario especulaba sobre cómo, siempre según su versión, Francisco González consideraba su rival en esta operación al gurú económico de Zapatero, que venía de dirigir los servicios de estudios del banco. De Sebastián siempre se dijo que actuó como principal valedor de la opción de Sacyr ante el Gobierno.

Villarejo se jactaba entonces de haber tenido un papel significativo para que Sacyr desistiese de una operación orquestada, además de por Luis del Rivero, por el financiero Juan Abelló y por Demetrio Carceller, y de que iba a cobrar por ello.

La entidad siempre ha reaccionado con calma a las informaciones en relación al eje Villarejo-Corrochano y, las más de las veces, ha declinado hacer comentarios al respecto. En lo que sí ha insistido ha sido en el hecho de que todos los contratos firmados con empresas de Villarejo, "de manera expresa, citaban la obligatoriedad del cumplimiento de la legislación”. Asimismo, ha señalado que los pagos más recientes se facturaron con normalidad en España.

La guerra por Sacyr

La pugna de Sacyr por hacerse por el BBVA fue una de las grandes guerras empresariales de principios de siglo, cuando aún no había estallado la burbuja inmobiliaria.

El expresidente de la entidad, Francisco González, recordaba la situación en una entrevista que concedió a EL ESPAÑOL justo antes de ceder el cargo a Carlos Torres Vila: "El caso de Sacyr, por ejemplo, fue el de una compañía constructora muy pequeña que quería quedarse con el banco. (...) No tuvimos ninguna duda. Oponernos a esto era un tema de principios". 

No es la única vez que González, conocido en el sector financiero como FG, ha recordado recientemente esta situación, de la que van a cumplirse ya quince años. En una presentación de resultados, el expresidente de la entidad afirmaba que, en dicha operación, Sacyr estuvo "apoyada por el Gobierno de turno" -el de José Luis Rodríguez Zapatero, con Miguel Sebastián como director general de la oficina económica del presidente-. Su oposición siempre ha sido, a su juicio, una prueba de que el BBVA nunca se dejó "achantar" ante el poder político.

En aquella época, el actual presidente del banco, Carlos Torres Vila, trabajaba todavía para Endesa. Su predecesor, Ángel Cano, era director de Recursos Humanos y Servicios y el consejero delegado era José Ignacio Goirigolzarri, hoy presidente de Bankia.

De hecho, fue a él a quien Luis del Rivero, entonces presidente de la constructora, transmitió en primera instancia -Francisco González estaba de viaje por EEUU-, su interés en convertirse en el principal accionista del banco.

Su objetivo consistía en formar un núcleo estable y hacerse con representación en el Consejo. El plan consistía en, llegado el momento, conseguir la dimisión de FG. Sin embargo, el veterano directivo logró el apoyo unánime del consejo del banco y Sacyr terminó desistiendo.

Más allá de la supuesta guerra sucia de la que habla Villarejo, lo que sí resultó esencial para que Sacyr renunciase a la operación fue que el entonces presidente del Banco de España, Jaime Caruana, advirtiese a la constructora de que si llegaba al 5% del BBVA, el regulador analizaría la "idoneidad" de que una empresa de este sector tomase una posición tan importancia en un banco tan importante. También dijo que si llegaba hasta el 10% se le forzaría a lanzar una OPA. Una opción que desde Sacyr no se contemplaba.