El empresario Trinitario Casanova comenzó ayudando a su padre en una frutería, se convirtió en un prominente hombre de negocios capaz de comprar el edificio España de Madrid al grupo Wanda y por el momento, ha terminado en el banquillo. 

El pasado 30 de octubre, el Juzgado de Instrucción número 8 de Murcia decretó la apertura de juicio oral tanto para él como para otras 21 personas, acusadas de participar en un presunto fraude fiscal millonario por medio de la empresa llamada Grupo Inversor Hispania y de falsificar documentos contables para encubrirlo.

Por este motivo, el fiscal encargado del caso pide para Trinitario Casanova 17 años de prisión además de una multa solidaria con varias sociedades que supera los 36,5 millones de euros.

Tal y como adelantó La Verdad de Murcia, la investigación de Hacienda arrancó en 2009, hace casi diez años, con las pesquisas sobre las compra-ventas de terrenos que Casanova realizó entorno al paraje de La Zerrichera, en Águilas. No fue la única. 

En esas mismas fechas, la Fiscalía comenzó a investigar las recalificaciones de ese paraje protegido, al considerar que varios cargos de la consejería de Medio Ambiente se habrían concertado con el promotor y varios concejales del ayuntamiento de Águilas para sacar adelante el proyecto, en contra de la legalidad.

En diciembre de 2017, catorce años después de que el consistorio murciano aprobara la recalificación, el Tribunal Superior de Justicia de Murcia condenó a tres responsables de Medio Ambiente acusados de falsedad y prevaricación en el caso de La Zerrichera.

Una mansión de 12 millones

Ahora, es Hacienda quien consigue sentar a Trinitario Casanova en el banquillo, al sospechar que maquilló las cuentas de su sociedad Grupo Inversor Hispania para ocultar las verdaderas ganancias que obtuvo con las ventas de esos y otros terrenos. De hecho, tanto la Fiscalía como la abogacía del Estado piden para él prisión por cuatro presuntos delitos fiscales comprendidos entre los años 2004 y 2007, además de un presunto fraude de IVA en 2006 y otro continuado de falsedad en documento mercantil.

Actual responsable del grupo Baraka, Casanova es un viejo conocido de la compra y venta de propiedades inmobiliarias en la zona de Alicante y Murcia, pero saltó a los grandes titulares de la prensa generalista con la operación de compra del emblemático edificio España, ubicado en la Plaza de España de Madrid y que hasta ese momento era propiedad del grupo Wanda, de origen chino. Momentos después, Casanova vendió en inmueble al grupo hotelero Riu, consiguiendo un importante beneficio. 

Sin embargo la operación terminó mal y anda sumida en denuncias cruzadas entre los hoteleros mallorquines y el empresario de Orihuela a cuenta de 15.000 metros de suelo para instalar un gran centro comercial, que serían parte del pago. 

La piscina de la casa comprada por Trinitario Casanova Everyprop

El pasado mes de septiembre, El Confidencial desveló que Casanova había hecho una operación más personal pero igual de notoria: compró una de las casa más cara de Madrid, escriturada en algo más de 12 millones de euros. La mansión, ubicada en la exclusiva zona de La Moraleja, cuenta con tres plantas de 700 metros cada una en una parcela de más de 11.000 metros cuadrados. Dentro, la vivienda tiene una sala de cine de 140 metros cuadrados, spa, 400 metros de terrazas y gimnasio. Algo que no podrá disfrutar durante un tiempo si el empresario resulta condenado. No sería la primera vez. El pasado año ya fue condenado a un año de prisión por un juzgado de Madrid, en una decisión que todavía no es firme.