"El perrito tenía la lengua seca, le costaba ladrar y apenas se movía". Así estaba el animal dentro del coche en el que fue abandonado a pleno sol de verano, según la descripción que hizo en el juicio uno de los guardias urbanos que intervino para sacar al pequeño can del vehículo. Mientras tanto, su dueño se relajaba en la playa.

Los hechos ocurrieron el 19 de julio de 2015 en Tarragona. Un matrimonio volvía después de haber pasado la mañana en el mar cuando vieron que su coche presentaba un golpe con restos de pintura amarilla, el color que tenía el coche aparcado detrás.

Mientras llamaban a la Guardia Urbana escucharon un ladrido. Procedía del automóvil amarillo. "El perro no parecía en muy buen estado, ya que el coche estaba a pleno sol y hacía mucho calor", manifestó en la vista el marido.

Los guardias llegaron sobre las tres de la tarde y vieron que "el perrito que estaba dentro del coche estaba tan afectado por el calor que apenas podía ladrar", dijo uno de los agentes.

"En la parte del copiloto", indicó el otro guardia, "había un poco de pienso y una botella rota de plástico con agua, pero el agua estaba volcada. Estaba jadeando, era julio, sobre las 15:00 horas del mediodía y hacía mucho calor".

Los municipales pusieron una porra extensible en una ventana que estaba "apenas unos centímetros" abierta y consiguieron desploquear la puerta. Llamaron al lacero (un empleado municipal encargado de recoger perros vagabundos) y éste sacó al perro, "que estaba muy nervioso".

"No es la primera vez"

Los guardias también declararon que "el dueño del perro apareció como una hora más tarde. Lo intentamos localizar haciendo gestiones a partir de la matrícula, pero no lo conseguimos. Una vez abierto el coche encontramos un documento de identidad y ya lo pudimos localizar".

"Cuando apareció nos dijo que había ido a la playa y que no era la primera vez que dejaba al animal en esas condiciones", añadieron los agentes.

El juez ha condenado al dueño del perro a una multa de 720 euros por un delito leve contra los derechos de los animales. Esta infracción ha sido introducida en una reciente reforma del Código Penal realizada en 2015 y castiga al que "abandone a un animal en condiciones en que pueda peligrar su vida o integridad". El precepto prevé, además de la multa, una pena de inhabilitación especial para ejercer cualquier profesión relacionada con animales o para la tenencia de animales, pero en este caso esa pena no ha sido impuesta.

No obstante, el juez de Tarragona que ha dictado sentencia deja constancia del especial reproche que le merece ese comportamiento. "Quien suscribe esta resolución", indica el magistrado, "considera que la conducta enjuiciada reviste un carácter particularmente incívica atendido al grave riesgo en que se situó a un animal cuya integridad depende enteramente de la voluntad de su poseedor. La situación en la que se encontraba el perro y el riesgo de que en las circunstancias en las que se encontraba se pusiera en peligro su vida, sumado a la tranquilidad con la que el acusado llevo a cabo tal actividad, resultan inadmisibles".