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Las claves

El Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de Vox ha expulsado este lunes a Javier Ortega Smith de la Ejecutiva, tras meses de desencuentros. Para sustituirlo —como vocal número 12—, ha aprobado la incorporación a sus filas de la diputada autonómica en el Parlamento de Cataluña, Júlia Calvet, actual portavoz de Juventud de la formación.

Es evidente que la relación entre el aún diputado y portavoz en el Ayuntamiento de Madrid, uno de los fundadores de Vox, y el partido se ha deteriorado en los últimos meses.

Muestra de ello que Vox ya le apartó de la portavocía adjunta en el Congreso a principios de noviembre. En su lugar, los verdes ascendieron al diputado malagueño Carlos H. Quero —hasta ese momento portavoz nacional de Vivienda—, uno de los valores al alza de la formación de Santiago Abascal.

Y, aunque ese nombramiento formó parte de una remodelación interna con la que Vox pretendía "hacer de altavoz a uno de los principales problemas por los que atraviesan los españoles: el de la emergencia habitacional", no dejó indiferente a Smith.

Javier Ortega calificó de "injusta" y "equivocada" la decisión de Vox de apartarle de la portavocía adjunta en el Congreso. "No lo puedo entender", lamentó en una entrevista en Cope, en la que aseguró sentirse "sorprendido".

De hecho, desechó el motivo de Vox de que el relevo buscaba poner el problema de la "emergencia habitacional" en primera línea argumentando que "eso se venía haciendo, la persona que me sustituye interviene prácticamente todas las semanas".

"No lo puedo entender, parece que si no es portavoz adjunto no podía intervenir, pero los hechos dicen lo contrario: lo venía haciendo", indicó.

Después, Abascal y él se enredaron en un símil futbolístico al responderle el líder de Vox que hay que "aprender a ceder paso" y que en el partido "hay un gran banquillo". Tras lo cual, el diputado se equiparó con un "delantero" con experiencia que sabe "meter goles".

El núcleo fundador

Ortega Smith se convierte así en la última 'víctima' del núcleo fundador en ser apartada del partido.

Entre los miembros del primer núcleo de Vox, uno de los casos más claros es el de Iván Espinosa de los Monteros, que fue cofundador y rostro económico e institucional del partido y acabó marchándose en 2023 tras un fuerte distanciamiento con Abascal y el giro de la dirección hacia el sector más duro y menos liberal.

Aunque su salida se presentó formalmente como decisión personal y “"motivos familiares", era evidente su desencanto con la deriva ideológica del partido y su pérdida de peso en la cúpula de la formación de ultraderecha, donde Abascal se apoyó cada vez más en figuras como Jorge Buxadé e Ignacio Garriga.

Otro referente de la etapa inicial que fue orillado de la primera línea es Rocío Monasterio. Aunque la esposa de Espinosa de los Monteros no fue fundadora estricta del acta de 2013, sí parte del grupo histórico de la formación.

Monasterio fue relevada en octubre de 2024 por decisión de la dirección como líder de Vox en Madrid, lo que ella misma interpretó como una purga encubierta y ha contestado con críticas a la falta de democracia interna.

Si se mira más atrás, algunos de los fundadores originarios –como Alejo Vidal-Quadras, Ignacio Camuñas o José Luis González Quirósabandonaron Vox cuando Abascal consolidó su control y el partido tomó un rumbo más euroescéptico, católico y nacionalista.

Descenso en picado

Estos últimos movimientos confirman un nuevo descenso en su trayectoria. La relación de Ortega Smith, uno de los fundadores del partido y que se desempeñó como vicepresidente y secretario general, con Vox se enrareció tras sus choques con la exdirigente Macarena Olona.

Con la salida de esta en 2022, Abascal quitó a Ortega Smith la secretaría general y puso a Ignacio Garriga en su lugar.

En 2023, el entonces vicepresidente de Vox, en una entrevista para Europa Press, advirtió de que el partido "no puede convertirse en una agencia de colocación".

La relación con la dirección de Vox terminó de torcerse tras conocerse informaciones que apuntaban a que se planteaba disputar el liderazgo de Vox a Santiago Abascal en la Asamblea de 2024.

Abascal lo relegó de la Vicepresidencia de Vox tras esa Asamblea de 2024, que lo ratificó como presidente de Vox durante otros cuatro años con más de un 90% de los apoyos, pero no lo sacó de la dirección de Vox, que es el paso que la Ejecutiva ha aprobado este martes.

Ortega Smith compartía vicepresidencia con Jorge Buxadé y Reyes Romero, y los tres pasaron a ser vocales.

Desde entonces, Ortega Smith ha mostrado cierta distancia con la dirección nacional. En 2025 acudió a la presentación del think tank Atenea, impulsado por Iván Espinosa de los Monteros, y pidió que Vox "escuche más a la sociedad civil". Aquello se entendió como una crítica velada.

Su relación con la dirección se ha ido enfriando en público. El pasado 12 de octubre, Ortega Smith acudió a la tribuna de autoridades para presenciar el desfile militar por la Fiesta Nacional, a pesar de que Abascal y el resto de la cúpula boicotearon el acto en señal de protesta contra el Gobierno.

Preguntado sobre la presencia de Ortega Smith, Abascal se limitó a responder: "No hago ninguna valoración".

Júlia Calvet

Calvet, jurista, es un valor al alza en Vox y uno de los rostros jóvenes por los que Abascal está apostando, como Pepa Rodríguez de Millán, José María Figaredo o Carlos Hernández Quero. Todos los mencionados entraron en la Ejecutiva tras la asamblea de 2024 como vocales.

Calvet, también diputada autonómica en el Parlamento de Cataluña, es uno de los rostros más conocidos de la lucha por la libertad frente al separatismo en Cataluña, donde se ha enfrentado en numerosas ocasiones a los grupos radicales que actúan en universidades catalanas.

Expresidenta de la plataforma estudiantil S'ha Acabat!, Júlia Calvet centra ahora su esfuerzo en denunciar, desde las filas de Vox, las consecuencias de décadas de bipartidismo, desde las cesiones al separatismo hasta los efectos de las políticas de inmigración ilegal y masiva, o la falta de oportunidades para los jóvenes.