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Las claves

La Generación Z (nacidos alrededor de la década de los 2000) bebe muy poco alcohol y fuma menos que sus predecesoras, pero se ha volcado en nuevos estimulantes como los vapers y, sobre todo, las bebidas energéticas, cuyo consumo se ha disparado.

Los últimos informes del Ministerio de Sanidad y el primer gran estudio universitario realizado por la Universidad Rey Juan Carlos alerta de un elevado consumo entre adolescentes y universitarios: más del 40% las toma cada mes y ocho de cada diez estudiantes las usan para alargar las horas de estudio.

¿Esto que quiere decir? Que los jóvenes que ahora están cursando estudios universitarios dejan de lado el cannabis y las copas, pero consumen productos más nuevos cuyos efectos adversos están menos analizados.

Según los últimos datos publicados este mes de noviembre por el equipo de la ministra de Sanidad, Mónica García, 4 de cada 10 jóvenes de entre 16 y 25 años admiten haber consumido bebidas energéticas en el último mes.

La combinación de estos productos junto con café se vincula, según los encuestados, al objetivo de "mejorar la concentración" y "aguantar más tiempo despierto".

El primer estudio científico sobre este tipo de bebidas lo ha elaborado la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y confirma la tendencia.

El 81% de los encuestados consume estas bebidas para mantenerse despiertos y concentrados. Aun así, son conscientes de la desinformación que tienen sobre los productos: un 65% considera que no existen suficientes campañas de prevención e información sobre sus efectos.

Este estudio, liderado por la profesora Yolanda Valcárcel, es una de las pocas investigaciones que analiza, desde una perspectiva epidemiológica, el consumo en periodos de mayor estrés, como la época de exámenes, y también en fases ordinarias del curso.

El trabajo —presentado en el XV Congreso Internacional de la Asociación Española de Bioética y Ética Médica (AEBI)— alerta de un dato que no aparece destacado, pero preocupa a los investigadores: el consumo de bebidas energéticas mezcladas con alcohol, una unión que "mitiga los efectos de las bebidas alcohólicas" y eleva los riesgos.

Tras los resultados preliminares del estudio, el equipo de investigadores de la Rey Juan Carlos ha anunciado que seguirá indagando en estos consumos, puesto que están cada vez más extendidos entre los jóvenes.

Y mientras que el consumo de alcohol, tabaco y cannabis ha caído a mínimos históricos entre los jóvenes menores de 25 años, emerge el uso de vapers (el 27,1% de los encuestados los usa) y el de las bebidas energéticas (un 38,4%).

Solo en España, las ventas de estas bebidas ascienden a 234,8 millones de euros, con un crecimiento anual superior al 24%. Desde 2021, los precios de estas bebidas energéticas han subido solo un 15%, frente al 44% de los refrescos convencionales.

Ante este panorama, varias administraciones han empezado a tomar cartas en el asunto. En julio del 2025, Galicia se convirtió en la primera región que prohibía la venta de bebidas energéticas y vapeadores.

Respecto a las primeras, la consejería de Sanidad gallega alegaba la necesidad de prohibir estos productos por su alto contenido en cafeína y otros ingredientes estimulantes que "son excesivos en menores".

Unos meses antes, el grupo parlamentario socialista en el Congreso de los Diputados consiguió aprobar, en la comisión de Derechos Sociales y Consumo, una iniciativa para regular su venta, pero de momento no ha ido más allá.

Donde sí están prohibidas, desde el 15 de abril de este año, es en las máquinas expendedoras o las cafeterías de los colegios.