Las comunidades autónomas ya están preparando la Selectividad 2026. La prueba, según las primeras informaciones, será más homogénea entre los distintos territorios y primará la parte competencial (aplicar la teoría a casos prácticos) frente a preguntas memorísticas.
Así lo confirman fuentes autonómicas que conocen de primera mano la elaboración de la nueva prueba de acceso para la universidad (PAU).
El texto marca unos criterios mínimos de organización de las pruebas y corrección de exámenes, algo que acerca la idea de una Selectividad común que lime las diferencias entre autonomías, una reivindicación histórica del Partido Popular.
El proyecto toma como base un documento elaborado por la Conferencia de Rectores de España (CRUE) el pasado mes de mayo.
Según ha podido confirmar este diario, entre las recomendaciones de los rectores está el incremento de las preguntas llamadas competenciales —menos teóricas y más prácticas— y una modificación de los criterios de calificación ortográficos, donde en muchas asignaturas tener una falta de ortografía no tendrá repercusión.
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Según el documento, las faltas solo restarán un máximo de un punto en algunas asignaturas muy específicas y solo podrán llegar a restar dos puntos si se trata del examen de Lengua y Literatura o de alguna lengua cooficial.
El documento fue elaborado por las Comisiones Estatales de Materia, integradas por más de 570 especialistas de cada disciplina y de los 17 distritos universitarios, algo que las regiones ven con buenos ojos, puesto que consideran que despolitiza su organigrama.
La propuesta es sencilla: un examen con una estructura medianamente similar para cada asignatura, mismos criterios de corrección y bases fijas para, por ejemplo, quitar puntos por errores en la redacción o faltas de ortografía.
Desde la organización universitaria se recalcó que esta transformación busca una prueba “más homogénea y equitativa” en todo el territorio nacional, adaptada al espíritu del nuevo currículo del bachillerato elaborado por el Ministerio de Pilar Alegría y que es mucho más práctico que memorístico.
Menos teoría
El documento de la CRUE propone que en todas las asignaturas principales se aumente el peso de la competencia frente a la teoría pura, con porcentajes que varían según la materia.
La propuesta establece que la "competencialidad" de los exámenes oscilará entre el 40% y el 100%, dependiendo de la materia, con modelos de preguntas abiertas y semiconstruidas que fomenten el razonamiento y la capacidad crítica del alumnado.
Por poner algunos ejemplos, en Historia de España se establece una competencialidad mínima del 50%, pero podría llegar al 100%; en Historia del Arte las preguntas prácticas deben representar más del 80% y en el examen de Lengua Castellana y Literatura o Filosofía, al menos, un 70%.
La CRUE tiene también en cuenta la naturaleza de las asignaturas más clásicas. Por eso, Dibujo Técnico o Diseño o Matemáticas son 100% competenciales. En el caso de Física, por ejemplo, habrá "predominio de preguntas abiertas y prácticas sobre la memorización".
Penalización por faltas
El nuevo enfoque también incluye criterios de corrección lingüística más claros. De hecho, elimina la posibilidad de quitar puntos por faltas en asignaturas como Matemáticas, Matemáticas aplicadas, Dibujo artístico, Dibujo Técnico II o Empresa y Diseño de Modelos de Negocio. Esta última es una optativa en la que sí hay redacción por parte de los alumnos.
Al otro lado están las asignaturas en las que más puntos van a quitar por faltas de ortografía: hasta 1 punto (10%) por incorrecciones ortográficas, gramaticales o sintácticas. Se trata de las optativas, Análisis Musical II, Coro y Técnica Vocal II, o las troncales, Biología e Historia de España.
En las asignaturas de Ciencias Generales también se eliminará 0,05 puntos por cada error en preguntas de texto, hasta un 10% de la calificación de la pregunta. Eso sí, sólo cuando se considere que hay una redacción "extensa" por parte del alumno. Es decir, no en las respuestas breves.
La única excepción a esta regla la tendrán las asignaturas de Lengua y Literatura y en los exámenes de lenguas cooficiales, donde el máximo de penalización será de 2 puntos.
Por el contrario, en otras asignaturas también consideradas de letras, como es la optativa de Griego, no se penalizará la primera falta de ortografía y empezarán a restar (hasta un punto máximo) a partir de la segunda.
Con estas recomendaciones, los rectores buscan que la Selectividad evolucione hacia un modelo centrado en la aplicación práctica de los conocimientos, reduciendo el peso de la memorización, tal y como apuesta el Gobierno central.
A su vez, apoyan la necesidad de homogeneizar las pruebas, de manera que se evite que en regiones con exámenes más fáciles, los alumnos tengan más opciones de optar a una plaza universitaria.
