Pedro Sánchez sigue vivo políticamente tras someterse el sábado al Comité Federal del PSOE y este miércoles al pleno del Congreso.
El presidente del Gobierno constató el fin de semana el apoyo de su partido y ahora ha comprobado que sus socios parlamentarios, por muy molestos que estén, no están dispuestos a acabar con la legislatura. Y eso satisface a Moncloa cuando peor lo están pasando.
Todo ello de momento y a la espera de nuevos acontecimientos, o de que se conozcan hechos o pruebas que hagan escalar el escándalo sobre las actividades machistas y presuntamente corruptas de José Luis Ábalos, Santos Cerdán y Koldo García.
Los hechos son tan graves que han llevado al presidente del Gobierno a su peor situación política. Tanto que ha admitido ante el pleno del Congreso que nada más conocerse el informe de la UCO sobre Santos Cerdán pensó en dimitir. Sólo cambió de opinión porque, según explicó, le convencieron de que no debía hacerlo.
Es decir, que Sánchez ha encontrado motivos suficientes para dejar la Presidencia del Gobierno, aunque le convencieran de lo contrario. No es, por tanto, una petición descabellada.
Es la segunda vez que Sánchez medita sobre esta posibilidad en poco más de un año, siquiera retóricamente, después de que en abril de 2024 se refugiara en la Moncloa para meditar su futuro.
Entonces fue por lo que consideraba ataques a su familia, tras la imputación de su Begoña Gómez, esposa; ahora, por su responsabilidad política en los nombramientos de sus colaboradores, que ha vuelto a admitir ante el Parlamento.
El respiro para Sánchez es momentáneo, porque varios de sus socios parlamentarios han advertido que si el escándalo avanza pedirán otras medidas, incluida la convocatoria de elecciones anticipadas.
La más clara ha sido Maribel Vaquero, la portavoz del PNV, que ha asegurado que no está satisfecha con las explicaciones y ha planteado que el presidente debe darlas o pasar a la siguiente fase, la de elegir entre elecciones anticipadas, cuestión de confianza o dimisión para dejar paso a otro presidente.
"Hoy ha perdido la oportunidad de disipar las dudas, de encapsular la crisis", ha asegurado Vaquero, que ha hablado expresamente de la responsabilidad in vigilando de Sánchez.
Ha añadido que si no hay explicaciones, Sánchez tiene que escoger entre tres opciones: "Debe plantear una cuestión de confianza, aun sabiendo que se antoja arriesgado para su continuidad; dimitir sin disolver la Cámara y dejar que entre en funcionamiento el artículo 99 de la Constitución, lo que supondría intentar armar una mayoría en torno a un nuevo candidato o candidata de su partido que pudiera suscitar el consenso necesario sin necesidad de convocar elecciones; y en tercer y último lugar, disolver las Cámaras y convocar elecciones".
Míriam Nogueras, la portavoz de Junts, también ha lanzado una amenaza a Sánchez: "No estamos aquí para apoyar esta farsa. Usted está en prórroga, y la prórroga no dura toda la legislatura".
Gabriel Rufián, portavoz de ERC, ha pedido que siga la legislatura, pero ha advertido de que si el asunto escala, Sánchez debería convocar elecciones.
Todos los socios han arremetido contra el PP y Vox. De hecho, la derecha y la ultraderecha es el cemento que mantiene unido el bloque de investidura, como ha quedado de manifiesto en el debate.
Todo el pleno ha estado marcado por la tensión y los gritos desde los escaños del PP. La réplica del presidente del Gobierno ha sido una continua mención a escándalos del PP, con referencias a las fotos de Feijóo con el narco Marcial Dorado, a lo que el líder de la oposición ha respondido con referencias a los negocios de saunas del suegro de Sánchez. Nunca antes había recurrido Feijóo a este argumento.
