La Red Memorialista LGTBIQ+ ya tenía definido el enfoque de sus actividades para este 2025, cuando hace tres meses recibió una llamada de la Secretaría de Estado para la Memoria Democrática. Fernando Martínez López, titular del departamento, les ofreció incluir sus iniciativas en el marco de los actos de conmemoración del 50º aniversario de la muerte de Franco y desde la Red aceptaron el ofrecimiento.
En el calendario previsto por el Gobierno para el mes de junio, cuando se celebra el Día Internacional del Orgullo, hay ya confirmadas seis citas relacionadas con la diversidad sexual y la dictadura. Y podrían ser más, porque la agenda sigue abierta a nuevas propuestas.
Pero en todas las que aparecen cerradas llama la atención que se utilizan las siglas LGTBIQ+, cuando en el último Congreso Federal del PSOE se eliminaron los dos últimos caracteres ('Q+'), lo que provocó un conflicto abierto entre distintas corrientes del feminismo.
La sigla 'Q' se refiere al término queer, que define una actitud no normativa tanto desde el punto de vista de la sexualidad como del género, entendido como hombre o mujer. Mientras que el símbolo '+' apela de forma indefinida a otros grupos que quieran incluirse dentro de la comunidad LGTBIQ.
Las feministas históricas del PSOE, que rechazan incluir al colectivo trans entre sus demandas, presionaron para aprobar una enmienda que borrara las siglas 'Q+' y desaparecieran así de los documentos del partido.
Sin embargo, ahora en los actos sobre Franco promovidos por el Gobierno, en todas las actividades relacionadas con la diversidad sexual vuelven a aparecer las siglas de la discordia.
Las dos organizaciones que están detrás de estos eventos son la citada Red Memorialista LGTBIQ+, una plataforma en la que se agrupan más de una decena de asociaciones, y la Fundación Pedro Zerolo, creada en homenaje al histórico dirigente del PSOE y en cuyo patronato figuran otros destacados socialistas como José Luis Rodríguez Zapatero o Juan Fernando López Aguilar.
La Fundación Pedro Zerolo no utiliza la sigla 'Q' (queer), pero sí el '+'. Sin embargo, la posición de la organización en este debate quedó clara en un artículo de su presidenta, Luisa Estévez, publicado el pasado diciembre en El País, titulado "Demonizar lo 'queer' es impropio de la izquierda".
"Que una determinada posición feminista intente definir o decidir cómo debe denominarse un movimiento de trasformación social, como el movimiento LGTBI+, es una postura, en cierto modo, paternalista y desde el luego, innecesaria", escribía Luisa Estévez en su columna.
"Polémica artificial"
El director ejecutivo de la Fundación, Miquel Fernández, asegura a EL ESPAÑOL que desde su organización no tienen "ni complejos ni conflictos" con las nomenclaturas que se utilicen. E insiste en que aquella fue una "polémica artificial", ya que el término LGTBIQ+ es utilizado por multitud de organismos: "Es el propio movimiento el que debe definir cómo quiere ser nombrado".
Fernández es el responsable de coordinar los eventos relacionados con la dictadura y la evolución de los derechos que ha vivido esta comunidad hasta nuestros días.
Asegura que muchos de ellos tendrán que ver con los lugares históricos en los que se reprimió la homosexualidad y cita el fenómeno de lo que llaman sexilio. Es decir, la migración de cientos de personas de los pueblos a las ciudades grandes que se produjo durante el franquismo en busca de más libertad.
"En ese momento de lo que se hablaba era de persecución y hoy debemos ampliar el consenso sobre cómo abordar esa memoria", sostiene el director ejecutivo de la Fundación Pedro Zerolo.
Miquel Fernández, además, forma parte de la Red Memorialística LGTBIQ+. Una plataforma que aglutina a personalidades, investigadores y entidades que sí decidió por mayoría incluir en su nombre esas siglas 'Q+'.
La mayoría de sus integrantes coincide con Fernández en que la polémica es "absurda" o incluso "falsa", y no creen que la decisión del Gobierno de recurrir a asociaciones que defienden estas siglas tenga como objetivo congraciarse con una corriente que se vio perjudicada en el Congreso Federal del PSOE en Sevilla.
"Manipulación conservadora"
Pablo Morterero es presidente de la asociación sevillana LGTBIQ Adriano Antínoo, afiliado al Partido Socialista y participó en esos debates. "Es una polémica falsa. Fue todo una manipulación de las feministas conservadoras, porque en ningún momento se condenó lo queer ni se impidió que se utilizara en ayuntamientos, órganos de poder o instituciones", mantiene.
Morterero cree que "habrá quien se sienta reconfortado" al volver a incluir esas siglas 'Q+' en actos oficiales, aunque para él se trata de un "debate superado".
Jorge Martín, de la asociación Pasaje Begoña, también inmersa dentro de la Red Memorialista LGTBIQ+, opina algo parecido. Afirma que no defiende ninguna opción política, pero sí "estas siglas o todas las que salgan".
Le parece un "un debate aburrido", cuando existen "otros muchos problemas relacionados con la diversidad sexual sobre los que reflexionar".
Los actos por la muerte de Franco incluyen un simposio internacional sobre memoria LGTBIQ+, una exposición conmemorativa de los 20 años del matrimonio igualitario —que se aprobó 30 años después de la muerte del dictador— o la entrega de los Premios Pedro Zerolo a los Derechos Civiles.
Todos estos eventos se celebrarán en junio. Habrá que comprobar entonces si la reincorporación de las grafías 'Q+' vuelve a levantar ampollas entre un sector del feminismo.
