Este jueves, en la antesala de la presentación de la amnistía a los responsables del procés, paso final para que Junts y ERC puedan votar a favor de la inminente investidura de Pedro Sánchez, se ha producido una ciclogénesis explosiva en Madrid, políticamente hablando. José María Aznar y Alberto Núñez Feijóo, mano a mano, han trazado un crudo análisis, aderezado con una tormenta de críticas, sobre la situación actual. 

Según el expresidente del Gobierno, "el candidato socialista es un peligro para la democracia". Porque, en la negociación que mantiene con Carles Puigdemont y Oriol Junqueras para amarrar su continuidad en la Moncloa, está llevando a España a un "territorio de crisis constitucional extraordinariamente grave". A lo que está haciendo Sánchez, ha apostillado Aznar, se le "llama liquidar la Constitución" del 78. Sin eufemismos ni medias tintas.  

Durante la inauguración del Máster de Acción Política del Instituto de Estudios Atlánticos y la Universidad Francisco de Vitoria, Aznar ha recalcado: "No se había producido nunca un hecho como que un candidato a presidente del Gobierno ponga la Constitución al servicio de los separatistas, de los antiguos terroristas y de aquellos que quieren acabar con el país". 

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Con estos mimbres, quien ocupó la jefatura del Ejecutivo durante dos legislaturas lo tiene claro: "Se pueden hacer muchas cosas menos una, inhibirse. La inhibición no tiene hueco".

Él, por su parte, no está dispuesto a callarse y "asumirá los riesgos". A los demás, mientras tanto, les ha pedido: "El que pueda hablar, que hable; el que pueda hacer, que haga; cada uno, en su responsabilidad, tiene que ser consciente de la situación de crisis en la que estamos".

Porque, en opinión de Aznar, "la casa (en alusión a España) se está quemando" por la amenaza de una figura, la amnistía, que los constituyentes "excluyeron" cuando se aprobó la Carta Magna: "En una democracia como la española no hay presos políticos". A lo sumo, esto es lo que vendría a reconocer el borrado de los delitos del procés que plantea Sánchez para satisfacer a sus socios independentistas. 

Aznar confía en Feijóo

Dejando el alarmismo a un lado, Aznar también ha señalado que los problemas están para "no perderles la cara" y que "cuando se apele a los españoles que no están dispuestos ni a rendirse, ni a humillarse, ni a dejarse perder su futuro... esos españoles hablarán y actuarán". "Estoy convencido de que será así y estoy dispuesto a hacer lo que me toque", ha zanjado después de mostrar su total confianza en Alberto Núñez Feijóo.

El presidente del Partido Popular, por su parte, ha asentido cada palabra pronunciada por su antecesor, compartiendo especialmente el diagnóstico: "Las cosas que están ocurriendo no tienen parangón en España ni en las democracias occidentales". Porque, ha añadido: "Ningún presidente del Gobierno de España concedió un indulto a políticos para permanecer en el Gobierno, ni aceptó que los abogados de los políticos fugados redacten una ley de amnistía". 

Lo más relevante de Sánchez, ha asegurado Feijóo, es "la indignidad a la que somete la democracia española por su indignidad personal".

Su visión de la amnistía es que "es una aberración democrática" y, "probablemente, la humillación más grande de España en buena parte de sus siglos de historia". "Y eso que tenemos siglos de historia...", ha enfatizado.

Recogiendo el guante a las peticiones que, implícitamente, le ha trasladado Aznar, el líder del PP ha reconocido que es "importante que cada uno cumpla con su deber". Como, ha asegurado, su partido actuará "sin miedo", aprovechando todos los resortes de los que disponen. Por ejemplo, una cuota de poder territorial sin precedentes. "Vamos a cumplir con nuestra obligación constitucional, porque si no, nos pedirían explicaciones los ciudadanos", ha subrayado.