El próximo sábado, 17 de junio, quedarán constituidas las corporaciones locales de los 8.131 municios que hay en España. En el caso de las capitales de provincia, hay cinco que están en el punto de mira: Valladolid, Burgos, Guadalajara, Toledo y Jaén, donde el PSOE quedó primero el 28-M, pero el PP puede conformar una mayoría alternativa.
De estas plazas, la única en la que los populares podrían desprenderse de Vox para conseguir la alcaldía es en Jaén, donde hay posibilidad de pactar con una fuerza localista. En el resto, están condenados a entenderse con la formación de Santiago Abascal si quieren coger el bastón de mando.
Por lo pronto, ambas formaciones ya han alcanzado un primer acuerdo en Guadalajara, donde habrá una coalición de gobierno para la próxima legislatura. Ha sucedido lo propio en un buen puñado de municipios de menor envergadura. En los próximos días se resolverá el futuro de las otras cuatro capitales que están en liza.
[Velázquez arrebata la Alcaldía de Toledo a Tolón: el PP podrá gobernar con Vox]
Lo cierto es que el PP, en el resto de ciudades donde ha ganado las elecciones sin mayoría absoluta , puede presentarse a la investidura en solitario, ya que la ley electoral señala que, de no haber una mayoría de gobierno, resultará elegida la fuerza más votada de forma automática.
Este asunto marcará la agenda en la carrera hacia las elecciones generales del 23 de julio. Aunque, tiene pinta de que no influirá demasiado. Según ha podido saber EL ESPAÑOL, Vox evitará atacar al Partido Popular durante la campaña electoral aunque, según fuentes la dirección del partido, mantendrá su pulso de entrar en los gobiernos de aquellas comunidades donde sus apoyos son imprescindibles.
La campaña de Abascal
La decisión de Pedro Sánchez de adelantar a julio los comicios previstos para diciembre, trastocó ligeramente los planes iniciales de Santiago Abascal que pasaban, tras el 28-M, por emprender una negociación con el PP que garantizara "buenos acuerdos" en ayuntamientos y comunidades que le otorgaran fortaleza ante sus bases electorales.
A estas alturas, el tiempo apremia y en el entorno del líder de Vox reconocen que la estrategia de campaña no puede basarse en confrontar con Feijóo. Por ello, apostillan, centrarán todos sus esfuerzos en atacar a la izquierda. A su vez, en el PP son conscientes de que Abascal ha rebajado el tono considerablemente desde que finalizó el recuento electoral de los comicios de mayo.
[Feijóo cuenta con Cayetana Álvarez de Toledo y Borja Sémper en las listas de Madrid al Congreso]
Tras analizar el resultado del 28-M, Vox asume que los populares tienen la vitola de partido ganador. Eso, razonan, mejorará las perspectivas electorales de Feijóo por una suerte de "efecto arrastre". Es decir, que "hay mucha gente que votará al PP porque prefiere apostar por el caballo ganador". Igualmente el partido de Abascal confía en mantener el suelo en el 15% y repetir como tercera fuerza política.
En Génova dan por seguro que, para la cita con las urnas de julio, el PSOE no conseguirá imponer su marco de que la única posibilidad para que Feijóo sea presidente es que gobierne con Abascal como vicepresidente. A esto, contribuirá Vox de forma desinteresada. "Si ellos quieren esperar y sellar los acuerdos en las comunidades tras el 23-J, lo respetaremos", desvelan fuentes del entorno de Abascal.
"Vox sigue con paciencia"
Esta semana, en ese sentido, las palabras del presidente de Vox fueron reveladoras. Tras reunir a su comité de dirección, dijo: "Vox sigue, con paciencia, con la mano tendida para construir una alternativa, tal y como ordenaron los españoles el pasado 28 de mayo; el único requisito para sentarse a dialogar con la otra parte sigue siendo el respeto a los votantes".
Con estos mimbres, de aquí a las generales podría darse la circunstancia de que no se cierre ningún acuerdo en las dos únicas comunidades donde Vox tiene la llave para la investidura de los candidatos del PP: Extremadura y la Comunidad Valenciana. En la primera, ya se han iniciado las conversaciones entre la candidata popular, María Guardiola, y su homólogo en Vox, Ángel Pelayo.
Aunque, en los territorios que están en liza, la última palabra de cada negociación la tendrá siempre la dirección nacional de Vox. Al respecto, la exigencia de Madrid seguirá siendo la de pisar moqueta. Especialmente en la Generalitat valenciana y la Junta extremeña, aunque no descartan sumar a ese cupo otros gobiernos como el de Baleares.
Se trata de un escenario que el PP rechaza de plano. Es más, la futurible presidenta autonómica en Extremadura se ratifica en su palabra de que gobernará en solitario sí o sí. Incluso a riesgo de presentarse a una investidura que resulte fallida y, por lo tanto, se tengan que repetir los comicios.
Guardiola está por la labor de acordar un programa de gobierno, pero no un reparto de poderes. En esa línea, recientemente se mostró "segura de que el 90% del programa del PP extremeño lo comparten los votantes de Vox". Es decir, que no prevé más entendimiento que en las medidas a aplicar desde la Junta.