"La vacunación va como un tiro". Esa es la frase que más le gusta decir a la ministra de Sanidad, Carolina Darias cuando evalúa la campaña de inmunización contra la Covid-19. Y así es, pero la buena aceptación de las vacunas por parte de los  españoles se está viendo perjudicada por las reticencias de los menores de 40 años.

Según los últimos informes del Ministerio de Sanidad, los más jóvenes están mostrando ciertas reservas a inmunizarse contra la Covid-19. De hecho, si se comparan los informes de vacunación de hace un mes con los publicados este martes,  se observa que el porcentaje de inmunizados con pauta completa apenas ha aumentado un 4% en el grupo de entre 30 y 39 años (se ha vacunado el 75,6% de este grupo) y un 5% entre los de 20 y 29 años (un 76,2%).

En incremento es llamativamente lento si se compara con otros grupos de edad que también iban más retrasados en la campaña de inmunización, como los menores de 20 años. En su caso, el porcentaje de personas con doble pauta ha pasado de 68% de la población diana al 80%. Un incremento de 12 puntos respecto a los 4 de los treintañeros.

Es decir, mientras que los menores de 20 se están lanzando a inmunizarse contra la Covid-19, la vacuna entre los de la generación del 80 y del 90 se estanca. Los mayores de 30 años se están inmunizando prácticamente desde que comenzó el verano; esto es el doble de tiempo que los menores de 20 años. Y aun así, estos últimos ya les han adelantado.

El problema preocupa a las autoridades sanitarias y, especialmente, en el grupo de menores de 30. Por eso se han puesto en marcha actividades de concienciación y se está facilitando la vacuna. En la mayoría de los campus universitarios se han colocado puntos de vacunación donde el joven puede acercarse, en cualquier momento del día, y pincharse la dosis.

Rechazo a la vacuna

Que los menores de 40 estén rechazando la vacuna no es algo aislado. Desde el mes de septiembre el movimiento que niega la efectividad de los preparados contra la Covid-19 ha ido creciendo en nuestro país.

Prueba de ello son las encuestas que, mensualmente, hace el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). En el último informe publicado en septiembre de 2021 (y que hacía referencia a la aceptación de las vacunas contra la Covid-19) se señalaba que había crecido mucho el rechazo a vacunarse.

Cuando en el mes de febrero (prácticamente acababan de llegar los primeros viales) el CIS preguntaba a los españoles si estarían dispuestos a vacunarse al llegar su turno, un 82,9% respondía que sí.

La cifra apenas varió durante el siguiente semestre: el 82,5% en marzo; el 82,8% en abril; el 85,4% en mayo; el 84,3% en junio, y el 80,9% en julio. Hasta que llegó el mes de septiembre cuando se ha disparado ese rechazo: sólo un 43% de los no vacunados se pondrá la dosis cuando llegara su turno.

O mismo ocurre con el rechazo directo a estos preparados. Durante el mes de febrero el 6,5% de los encuestados se negaba a vacunarse, la cifra pasaba a un 5,4% en marzo, un 6,2% en abril, un 6% en mayo, un 8% en junio, o a un 10,5% en julio. ¿Al llegar septiembre? Un 34,6% de los encuestados.

¿Vacunación obligatoria?

El Ministerio de Sanidad ya ha descartado obligar a vacunar contra la Covid-19 a los ciudadanos y a las Comunidades Autónomas que lo han intentado indirectamente (como haciendo obligatoria la vacunación para trabajar en el servicio público, como quiso hacer Canarias) se lo han rechazado en los Tribunales.

Aun así, este último CIS preguntó, por primera vez, si habría que obligar a todas las personas a vacunarse. Un 48,9% de los españoles encuestados estaba de acuerdo.

Eso sí, cuando la vacunación se liga al ejercicio laboral de determinados sectores las cosas cambian. Uno de cada tres españoles (33,8%) señaló que habría que obligar a vacunarse al personal sanitario, a quienes trabajan en residencias de personas mayores y a quienes tienen relaciones profesionales directas con el público. Lo rechaza un 14,6% de las personas encuestadas.

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