La solemne y sonada declaración de Arnaldo Otegi en el Palacio de Aiete (San Sebastián) realizada este lunes con motivo del décimo aniversario del cese del terrorismo de ETA, no solo deja indignación por parte de algunas fuerzas políticas, sino también una honda preocupación mirando a largo plazo por parte de esas mismas formaciones.

Si el PP se apresuraba a arretemer contra el líder de Bildu por estar "riéndose de las victimas", como decía el portavoz de los populares vascos, Carlos Iturgaiz, el Lehendakari Íñigo Urkullu se descolgaba con un duro reproche a Otegi por no incluir en sus palabras una referencia a "la violencia que generó el dolor a las víctimas y a la sociedad". 

Pero tanto peneuvistas como populares traslucen una preocupación de fondo, la de que el "paso" que para muchos, singularmente el PSOE, supone esa declaración, no sea sino la excusa con la que Pedro Sánchez pueda extender mañana al País Vasco la alianza con la antigua Batasuna que ya se visualizó el año pasado a nivel nacional con el apoyo de la izquierda abertzale a los Presupuestos Generales del Estado.

Fue cuando el entonces vicepresidente del Gobierno y líder de Podemos, Pablo Iglesias, habló de incorporar a los de Otegi a la "dirección de Estado". El mismo Iglesias que este lunes, junto a los principales dirigentes de la formación morada, elogiaba al coordinador de EH Bildu, quien incluso, a través de Twitter, le agradecía su respaldo a la ministra de Igualdad, Irene Montero

Lo cierto es que Bildu, pese a ser la segunda fuerza política vasca tras su gran resultado de las autonómicas de hace un año, parece tener vedado el acceso al poder, o al Gobierno de Ajuria Enea. Precisamente por el 'cordón umbilical' con ETA que, como juzgaba el jefe del Ejecutivo autonómico, lastra la acción política de la coalición que integra a Sortu, la última marca del mundo batasuno.

Otegi, durante su declaración. EFE

Aunque ese escenario podría cambiar y el PNV sería el más damnificado por ello. Los comicios de julio de 2020 dejaron un resultado elocuente al respecto, ya que la suma de EH Bildu, el PSE-EE y Podemos se quedaba a apenas un escaño de la mayoría absoluta. Y eso después de que el PP arrebatase a Bildu un diputado regional en la revisión última del escrutinio por apenas un centenar de votos. Pero además, esa eventual alianza eliminaría cualquier otra alternativa en el Parlamento de Vitoria, dada la prácticamente imposible entente entre el resto de fuerzas: el PNV, el PP y Vox, que entró por primera vez en la Cámara vasca con un escaño por Álava.

Actualmente, como ha ocurrido durante varias etapas de la democracia, PNV y PSE-EE gobiernan en coalición en Vitoria, una alianza que se extiende a las tres diputaciones forales, las tres capitales vascas y muchos otros consistorios de menor tamaño. Pero si los socialistas cambiasen de aliados dentro de algunos años (las próximas elecciones vascas serían de no adelantarse en 2024) y dada la comentada falta de alternativa, podrían exigir la lehendakaritza que ya tuvo Patxi López entre 2009 y 2012, aunque en ese caso gracias al apoyo del PP, que ni siquiera entró en el Gabinete. 

Para todo ello, los "pasos" de Otegi o, dicho de otra forma, su paulatina homologación con el resto de partidos con representación institucional, se antojan imprescindibles para los socialistas y un motivo de seria preocupación para sus actuales socios de gobierno, los peneuvistas. 

Eibar, el antecedente

El camino de una entente entre socialistas vascos e izquierda 'abertzale' tiene antecedentes de distinto tipo. Sin duda, la larga negociación secreta entre el propio Otegi y el ex presidente de los socialistas vascos, Jesús Egiguren, que precedió el proceso de negociación con ETA abierto por José Luis Rodríguez Zapatero y frustrado en el atentado de la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas a finales de 2006. El PNV se incorporó después, en las negociaciones a tres en el Santuario de Loyola (Gipúzcoa), pero no estuvo en la génesis de aquel "proceso de paz".

Mucho más recientemente, este mismo 2021, en enero, Bildu celebraba por todo lo alto el acuerdo para los presupuestos municipales de Eibar, el tercer municipio de Gipúzcoa gobernado por el PSE. En su cuenta oficial de Twitter, la coalición afirmaba con intención que "Hoy ha sido en Eibar, mañana...".

Poco después de ese acuerdo, el alcalde, Miguel de los Toyos, era ascendido a viceconsejero de Planificación Territorial del Gobierno vasco, un indudable ascenso político. Por otra parte, los socialistas vascos renovarán su liderazgo este noviembre, cuando su actual secretaria general, Idoia Mendia, dejará paso al líder gipuzcoano y portavoz parlamentario, Eneko Andueza, considerado del sector más próximo a los abertzales. Él mismo, en una declaración realizada este lunes, calificaba de "paso positivo y significativo" las palabras de Otegi.   

 

 

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