Es verano. Entramos en la séptima vida de Toni Cantó. Un buen lugar desde el que mirar a todas las demás. Que ponga él la música. Para algo fue Dj en Pachá Benicàssim. Mucho se habla del director de la Oficina del Español. En las playas, lo tienen muy visto. De espaldas y sin toalla por culpa de algunos tropezones.

Dice que es "más confortable" veranear siendo de derechas. Y la sangría sólo le gusta "si está hecha con un buen vino". Antes de entrar en política, escribió una novela. Había un crimen. Ahora, quizá, esté tentado de escribir otra. La política está llena de ellos.

A sus 56 años, sigue haciendo surf. También practica el pino en la arena. Asegura que le pasa factura, pero el pasado septiembre tuvo que rescatar a tres adolescentes arrastradas por el mar en Castellón.

¿Cuáles han sido sus chanclas más horteras? 

Fueron unas de alquitrán. Lo de las chanclas es un choque entre la estética y la comodidad. En verano, vence la comodidad. ¡Pero hay líneas rojas!

¿Y el bañador que más le costó tirar?

Nunca tiro la ropa, me desaparece. Empiezo a sospechar de mi pareja. 

Un lugar en el que no volvería a veranear jamás.

Ojalá no volver a vivir un verano sin vacaciones. El lugar no es lo importante, sino la necesidad de estar con los tuyos. Espero poder seguir disfrutando de ese privilegio. 

El destino de veraneo que más feliz le ha hecho. 

Benicàssim, el paraíso de mi niñez. En cada rincón hay una anécdota. Tengo a la pandilla de toda la vida y no hay nada mejor que eso para desconectar y poner los pies en el suelo.

¿Qué le diría hoy a su primer ligue de verano?

“Ça va? Tu te rappelles?”. En realidad, creo que es mejor no decir nada, no volver a saber, no vaya a estropearse ese recuerdo maravilloso que he ido construyendo con los años. En cualquier caso, también le diría: “Gracias por todo”.

Su mayor locura en una playa. 

Creerme capaz de surfear a mi edad, hacer el pino en la arena, entrar corriendo al agua. Los que tenemos más de cincuenta lo seguimos haciendo porque no aceptamos el paso del tiempo.

¿Y en la montaña?

Una escalada con mi amigo Damián horas antes de una función de teatro en Alicante. Ver la pared desde bajo y decirle: “Tío, ¿sabes que tengo función esta tarde?”. Y verte de pronto en medio de una vertical sin querer mirar hacia abajo. Me gustó mucho. Lo peor fueron las agujetas del día siguiente.

¿Se pondría mascarilla en una playa nudista?

Sí, abajo.

Lo mejor y peor que le ha pasado yendo de campamento.

Lo peor, la incomodidad. Lo mejor no lo puedo contar en esta entrevista.

El sitio más incómodo en el que se le ha caído la toalla.

A los pies, descubriendo el culo. Por fortuna, en playas desconocidas. Pero es verdad que, por las playas donde he pasado, me tienen el culo muy visto.

¿Es más fácil veranear siendo de derechas? 

Es más confortable. Entre la civilización y la barbarie, siempre con la civilización.

Una canción del verano que todavía escuche.

Las que pinchaba yo en Pachá Benicasim.

En el verano se compran cosas absurdas. ¿Qué compra usted?

Mucha cerveza.

¿Alguna vez ha comprado en el top manta?

Nunca.

¿Le gusta la sangría? 

Si está hecha con un buen vino, sí.

Lo peor del verano del político es…

Este tipo de entrevistas. Y la dificultad de los primeros días para desconectar. Luego viene lo mejor, el disfrute.

¿Alguna vez ha llegado a las manos con alguien? 

¿Estamos hablando de sexo? 

Qué libros va a aprovechar para terminar. 

Ya los estoy terminando. Para verano prefiero novela negra. 

¿Va a pasar algún día con un adversario?

Sí, con mi pareja. Todas las vacaciones. Así se me hacen más largas. 

¿De quién no quiere saber nada hasta septiembre?

De mí.

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