Pedro Sánchez ordenó a mediados de marzo a su director de Gabinete, Iván Redondo, que buscara una coalición entre el PSOE y Más Madrid para el 4-M. El objetivo: plantar cara a Isabel Díaz Ayuso, que acababa de convocar elecciones anticipadas tras el acuerdo alcanzado en Murcia entre PSOE y Ciudadanos para desbancar al PP.

Según fuentes implicadas en la negociación, hubo conversaciones entre Redondo e Íñigo Errejón, que mostró interés en el plan. El valido de Sánchez, además, planteó una candidata irrechazable para encabezar la lista conjunta: la exalcaldesa Manuela Carmena.

Tanto Sánchez como Errejón coincidían en que era una oportunidad para "echar al PP de la Comunidad de Madrid", recuperar la Puerta del Sol para la izquierda más de dos décadas después y "conjurar el peligro fascista" de que Vox pudiera entrar en el gobierno regional.

Estos movimientos explican que el PSOE no ratificara a Ángel Gabilondo como candidato nada más disolverse la Asamblea madrileña en la mañana del 10 de marzo: Ferraz no confiaba en el tirón del catedrático, en Moncloa se había hallado una posible solución y se estaba negociando con Más Madrid.

Era una jugada "ganadora" para el PSOE, pues le daba opciones en la contienda electoral. También aceleraba el "proceso natural" de acercamiento entre los socialistas y la izquierda verde, urbana y juvenil de Errejón, y descabalgaba, quizá definitivamente, a Pablo Iglesias, lo que provocaría una crisis en Unidas Podemos.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con su ex director de Gabinete, Iván Redondo. Efe

Félix Bolaños, entonces secretario general de la Presidencia y hoy ministro, había urdido la moción de censura en Murcia como un audaz golpe de mano que empezaba a volvérseles en contra. En busca de una reacción, Iván Redondo planteó la alternativa a Sánchez de una posible lista conjunta con Errejón.

'Operación Carmena'

Según las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL, el presidente acogió bien la idea, pero planteó la duda: "¿Y a quién presentamos de cabeza de lista?". El PSOE no podía entregarle la primacía a Errejón, pero Más Madrid no aceptaría ser una mera comparsa integrada en el cartel del PSOE...

Iván Redondo tenía apuntado en su cuaderno el nombre del candidato ideal: Manuela Carmena. La ex alcaldesa lleva apartada de la política desde que dejó el cargo, pero una oferta de ese calibre y en aquellas circunstancias podría hacerle volver. El entorno de Errejón confirma el interés mostrado por Moncloa en la operación, y los contactos por iniciativa socialista.

En esas fechas, el desconcierto en la izquierda era enorme. Unidas Podemos no encontraba cabeza de lista: Isa Serra no había dado el perfil dos años antes y pendía sobre ella la amenaza de una condena en los tribunales que se haría firme apenas un mes después de las elecciones; Alberto Garzón se negaba siquiera a plantárselo; sonó el nombre de Irene Montero, pero ella nunca habría dejado su trabajo a medias en el Ministerio... y el candidato acabó siendo Pablo Iglesias.

Cuando el 15 de marzo Iglesias anunció su salida del Gobierno, la operación Carmena ya había sido desechada. Las negociaciones entre los socialistas y Más Madrid que ahora desvela EL ESPAÑOL habían fracasado en apenas 48 horas. 

El equipo de Mónica García se negó a ceder su puesto a Manuela Carmena. Fuentes del entorno de la "médica y madre" alegan ahora que "sabían" que la exalcaldesa no habría aceptado. Pero desde el lado socialista afirman que fue la líder de Más Madrid la que dijo no estar dispuesta a echar por tierra el trabajo "de hormiguitas" realizado durante dos años de oposición. A la exalcaldesa de Madrid no le dio tiempo siquiera a sopesar una decisión.

Un portavoz de Más Madrid confirma que la negativa a cualquier aventura electoral fue de la propia García: no quiso pactar con el PSOE -Carmena de por medio-, ni con Unidas Podemos, opción que ofrecía Iglesias siempre y cuando liderase él "la confluencia".

El resultado es conocido. El PSOE ratificó a Gabilondo, que protagonizó una campaña desastrosa, obligado a interpretar papeles distintos y contradictorios en las dos semanas de contienda.

Mónica García, tras lograr imponer su tesis de "la coherencia y la lealtad con las bases y el equipo de trabajo", ganó la carrera de la izquierda -dejando muy atrás a Unidas Podemos y rebasando en número de votos al PSOE-, pero no evitó que el 4-M se convirtiera en un paseo triunfal de Ayuso.   

La imagen de Errejón quedó muy deteriorada para los colaboradores de Iván Redondo, que extrajeron la conclusión de que no controla su partido: "Una cosa es Más Madrid... y otra su escaño en el Congreso, él no manda dentro de su formación", comentan a este diario. Desde el equipo de Errejón rebajan hoy ese fracaso. "Hablaron de esa operación, pero Íñigo no lo consideró", apuntan. Aunque lo cierto es que la decisión fue de la formación política en Madrid, "que es autónoma en sus decisiones"... incluso tiene otro número como partido en el registro del Ministerio.

Y en la mañana del 5-M, Sánchez ya estaba resuelto a revolucionar su Gobierno en un intento por recuperar la iniciativa política.

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