El Congreso conmemora este domingo con un acto solemne el Día de las Víctimas del Terrorismo, una jornada en la que, una vez más, estarán ausentes varias de las principales asociaciones en protestas por los acercamientos de presos etarras al País Vasco y de la que el PP y Vox han decidido desmarcarse.



El acto de homenaje a las víctimas será presidido por la presidenta de la Cámara Baja, Meritxell Batet, y está prevista la asistencia también del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y de otros miembros del Ejecutivo, además de representantes de los grupos parlamentarios. No del popular, según han informado fuentes de ese grupo, que se ausentará por primera vez de este homenaje.



Sus portavoces en el Congreso, Cuca Gamarra, y en el Senado, Javier Maroto, se sumarán a las concentraciones de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y de otros colectivos como muestra de rechazo a los acuerdos del Gobierno con Bildu y a su política penitenciaria.



Por su parte, la formación que lidera Santiago Abascal rechazó el sábado "el falso homenaje del Congreso a las víctimas del terrorismo y estará el domingo en la calle, con las asociaciones de víctimas". En 2020, Vox tampoco asistió.



La AVT, que se ausentó por primera vez de este evento el año pasado, considera que "no es moral ni ético" ceder al acercamiento de presos, reivindicación histórica de ETA, y luego celebrar un homenaje a las víctimas: "O se está con las víctimas o se está con los verdugos" han señalado desde esta asociación. Tampoco participarán otras asociaciones, como Dignidad y Justicia o el Colectivo de Víctimas del Terrorismo (COVITE).



Sí estará presente en el acto la Fundación Víctimas del Terrorismo, y su presidente, Tomás Caballero, pronunciará un discurso en el hemiciclo. El Congreso de los Diputados organiza este homenaje cada año desde que en 2010 se aprobó una declaración institucional para instaurar el 27 de junio como Día de las Víctimas del Terrorismo.



Se eligió esa fecha en memoria de Begoña Urroz, asesinada con 22 meses en 1960 por una bomba colocada en la estación de ferrocarril de Amara (Guipúzcoa) y considerada la primera víctima del terrorismo en España.