La cadencia de acontecimientos es la prueba, o el indicio evidente, que molestó en la sede de Junts. El partido de Carles Puigdemont, socio de ERC en el Gobierno de Cataluña, no se mueve de la unilateralidad, sabe perfectamente que lo que pide es imposible que Pedro Sánchez se lo dé y está convencido de que Oriol Junqueras ha echado el freno sólo para salir de prisión.

Es más, según ha podido confirmar este periódico en el entorno de la dirección de los exconvergentes, a menos de un mes de la toma de posesión de Pere Aragonès, su Govern "ya está en crisis".

Y la prueba de la "traición pactada" entre Junqueras y Sánchez, o el indicio, está en la cadencia de los acontecimientos porque para Junts per Catalunya es muy reveladora la información publicada este martes por EL ESPAÑOL sobre la "metamorfosis" del líder republicano encarcelado. Junqueras se negó siempre a los indultos, y llegó a indicarle al presidente del Gobierno que se lo podía "meter por donde le quepa", pero repentinamente lo aceptó como "un alivio al conflicto".

Y todo vino tras un comunicado conjunto del Palau y la Moncloa sobre una charla "fluida y productiva durante 40 minutos" entre Aragonès y Sánchez; seguido del anuncio desde Madrid, de que el viernes el socialista acudiría el lunes a Barcelona al acto de Foment del Treball para homenajear al Conde Godó; que se encadenó a una filtración de la Generalitat apuntando que el republicano aún no tenía clara su presencia -y es que nada podía molestar más a la CUP, por cierto-... hasta el domingo por la tarde, en la que dijo sí.

Luego, el lunes a mediodía, llegó la carta de Junqueras "mirando al futuro" y renunciando a "la vía unilateral" a la independencia. El señuelo perfecto, piensan en Junts, para generar el ambiente propicio para un saludo afable de ambos ante las cámaras y unos discursos amables intercambiando guiños entre presidente y president.

Pedro Sánchez saluda a Pere Aragonès en el acto del 250 aniversario de Foment del Traball, en Barcelona. Moncloa

Ya sabemos por qué la consideran pactada, pero ¿por qué cree Junts que lo de Junqueras es una "traición"? Para empezar, porque lo de aceptar los indultos se sale del guion, que sólo contempla sondear a Madrid dos años, por si acepta el referéndum pactado y, si no, seguir adelante con desobediencia. Y porque, aseguran, Junqueras lo ha hecho sólo en su propio nombre y de ninguno de los otros 11 condenados.

De hecho, el entorno de Carles Puigdemont se remite a las declaraciones de Elsa Artadi, la portavoz, y de Jordi Sànchez, el (también preso) líder orgánico del partido.

Ella aclaró en rueda de prensa que el independentismo no debe renunciar "a ninguna vía" para conseguir la autodeterminación y que "tiene la obligación de explorarlas todas". Es más, recordó al líder de ERC que el 1-O fue "unilateral" y que él mismo lo lideró junto a Puigdemont.

La "tutela"

Sànchez, por su parte, cargó contra Junqueras por "tutelar" al president Aragonès y ha criticó el "giro de guion" de Esquerra. No casualmente, exlíder de la ANC eligió este martes el mismo medio para emitir su mensaje que un día antes el líder republicano: un texto publicado en el diario independentista Ara.

"La carta firmada por Junqueras traza un espacio de juego que limita la capacidad de acción del presidente en el liderazgo que se espera de él", escribía el lugarteniente de Puigdemont. "No es bueno para la institución de la Generalitat que un exvicepresidente quiera tutelar al actual presidente, pero en todo caso hay que dejar claro que la decisión personal expresada en una carta no tiene la fuerza de modificar el acuerdo de legislatura entre ERC y Junts".

Todo esto coloca al Govern en una situación de crisis que los propios líderes de Junts ya no ocultan. En su entorno se confirma que, si no de inmediato, a medio plazo sí que pone en peligro la supervivencia del Ejecutivo autonómico catalán. Según la dirección de JxCat, porque nunca se esperaron un "giro de guion" tan a calzón quitado de Junqueras.

El partido de Puigdemont mira ya con recelo el acuerdo sellado el pasado 17 de mayo. Por un lado, se recuerda que tuvieron que subirse a un pacto previo de ERC con la CUP; y por otro, se da por hecho otro pacto -en este caso, oculto- de los republicanos con el PSOE.

Según su interpretación, los de Junqueras han dado el  a todo lo que ha pedido Pedro Sánchez sin rechistar y gratis: la investidura, los Presupuestos Generales del Estado, las prórrogas del primer estado de alarma. Una especia, dicen, de me apoyas, trasgas y te indulto.

Y esa claudicación también solivianta a la tercera pata indepe, la de la formación antisistema de la CUP. Este mismo lunes, también en Ara, la dirección de los cupaires le recordaba a Junqueras una cita de su propio libro Volveremos a vencer, firmado junto a Marta Rovira -hoy fugada en Suiza-: "Lo que queda claro es lo que todo el mundo sabe: que no podemos renunciar a ninguna forma de lucha democrática para ganar la libertad, tampoco la unilateralidad".

Moncloa, expectante

En Moncloa son conscientes de las consecuencias de su jugada con Junqueras. La ministra portavoz defendía este martes que "un Gobierno democrático lo que tiene que hacer es aprovechar cualquier gesto que nos acerque al reencuentro". Y así se toma el Ejecutivo de Sánchez, de puertas afuera, la carta del político encarcelado por su responsabilidad en el 1-O. Pero de puertas adentro, la apuesta tiene más dobleces.

Por supuesto que el Consejo de Ministros busca un acuerdo con el separatismo, pero es tan consciente como ERC, la CUP y Junts de que es "muy difícil". María Jesús Montero también admitía que se puede hablar de todo "menos de referéndum y autodeterminación, ése es un límite claramente marcado". Y en las filas de Junts, como decíamos, saben que en cuanto salga este tema y el de la amnistía, cualquier reunión de "la mesa de gobiernos" se suspenderá.

Pero en el entorno de Pedro Sánchez no se ve con malos ojos la zozobra en el seno del Govern. No es la primera vez que fuentes cercanas al presidente advierten de que es la desunión de los indepes la que hace que todavía no se haya convocado la "mesa del reencuentro" desde hace ya 16 meses.

"No está nada claro que Junts la desee, ni que quiera apuntalar a Aragonès alentando un buen recorrido a su presidencia". Y en las filas del PSC, auténtico piloto -con Miquel Iceta a la cabeza- de toda la estrategia, se da por hecho que la legislatura catalana no será larga.

Sánchez ya dijo que lo que salga de la mesa de negociación será lo que se vote, algún día, como nuevo marco de convivencia "y encaje" de Cataluña en el conjunto de España.  Lo que pasa es que Junqueras parece haber empezado a querer encajar y Junts advierte de que "los 46 puntos de Artur Mas quedaron superados" y no van a calmar nada. Porque, antes o después, Madrid les pedirá "cumplir la ley". Y si Junqueras quiere, ya sabe qué hacer. Pero ellos, no.

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