El equipo de campaña de Vox maneja un mapa que cartografía el cinturón rojo de Madrid. Todos esos municipios en los que Santiago Abascal tratará de ubicar su "campanada". Esa es la palabra que utiliza uno de sus asesores. Desde hace varios meses -creación de sindicato y think tank mediante- el partido trabaja para "romper el eje izquierda-derecha" y hacerse fuerte en esa "clase trabajadora" políticamente llamada "la España que madruga".

El proyecto, ya en términos de campaña, se estrenará en la conocida como "Plaza roja" de Vallecas. Un feudo que Podemos trata de hacer suyo en el imaginario público, pero que, cuando se trata de elecciones, es tradicionalmente socialista.

Santiago Abascal acompañará a Rocío Monasterio, su candidata, a un mitin que se prevé delicado. Distintos movimientos "antifascistas" han convocado a su militancia para "echar" a Vox del que llaman "su barrio".

Juan Carlos Monedero, fundador de Podemos y mentor de Pablo Iglesias, jaleó así en redes sociales: "Que repiquen las campanas, que en las ventanas suenen canciones antifascistas, que no haya nadie escuchando el discurso de odio. Y mañana vamos todos a desinfectar el suelo con lejía".

Ese es el clima que acogerá la revolución sindicalista planeada por Vox, que empieza en Madrid, pero que tiene el objetivo de extenderse por todo el país una vez se convoquen las próximas elecciones generales.

En mayo de 2019, en la sección censal a la que pertenece la "Plaza roja", Vox obtuvo un 4,9% de los votos. Corría el mes de mayo. Apenas siete meses después, en diciembre, ese porcentaje aumentó hasta el 11,5%. La abstención, en esta zona, suele rondar el 30%. Una bolsa de indecisos que pone los dientes largos a Abascal.

El PSOE, en esas últimas elecciones generales, fue la fuerza más votada con un 41,4%. Le siguieron Unidas Podemos (21,5%) y el PP (13%).

Las fuentes de Vox consultadas por este periódico mencionan que, en el mitin de Vallecas, la "inseguridad", la "okupación" y los "menas" serán los tres grandes pilares del programa de propuestas que se anunciará.

En el partido, tal y como explica uno de sus ideólogos, están convencidos de que sus campañas "antiokupación" fueron la clave para convertirse en la organización más votada en el Ensanche de Vallecas -zona cercana, pero distinta a la 'Plaza Roja'-.

En el mencionado Ensanche -datos de diciembre de 2019-, Abascal logró el 22,4% de las papeletas, por un 20,9% del PSOE y un 19,3% del PP. Allí, la participación fue más alta y rondó el 78%.

"La transversalidad"

Durante la primera manifestación del sindicato "Solidaridad", la consigna más aireada fue "izquierda y derecha, la misma mierda son". Un eslogan que no es casual, sino la punta de ese iceberg que pretende el ensanchamiento por la base.

Prueba de ello es la desaparición, por ejemplo, de la Memoria Histórica para dar paso a esos asuntos que Vox llama "transversales", como la "inseguridad" o la "okupación".

Disenso, el think tank, opera en esa dirección desde su nacimiento en noviembre de 2020. Podria decirse, en cierto modo, que el laboratorio de ideas escribe el proyecto y el sindicato procura su capilaridad.

La táctica de Vox es un remedo contemporáneo de la ya implementada por Falange u otros movimientos similares en los años treinta. La "ruina moral de la nación" o "recorrer las tierras y sus gentes" son algunos eslóganes joseantonianos que encajarían hoy en el proyecto de Abascal. El "pan, patria y justicia" de Primo de Rivera.

El propio presidente del partido, en el debate electoral televisado, citó una frase similar de Ramiro Ledesma, también camisa azul: "Sólo los ricos pueden permitirse el lujo de no tener patria".

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