Su réquiem lo escribió él mismo al elegir un seudónimo político con el que esconderse de un franquismo que agonizaba. Tenía 33 años y llevaba 19 de militancia en el PSOE. El 20 de octubre de 1981, 'Ernesto' se transformó en 'Dorian Grey'. Quedaban muy lejos el bar Blindo, junto al parque sevillano de María Luisa, y el taller mecánico en el que se reunían los jóvenes socialistas.

El nuevo secretario de Finanzas del PSOE, que había escogido siete años antes el nombre del personaje creado por Oscar Wilde para asistir al Congreso de Suresnes, se supo importante sin imaginar que su retrato oculto ya llevaba, en las pinceladas que le dieron Felipe González y Alfonso Guerra, los efectos destructivos de tener que dotar al partido de la financiación ilegal que necesitaba.

El hombre que intentó que las dos almas del PSOE no se separaran en enero de 1990, cuando acudió al palacio de la Moncloa para mediar entre González y Guerra, murió políticamente un año más tarde.

La cuenta atrás comenzó cuando el contable chileno Carlos Alberto von Schouwen, contratado por el socialismo catalán para llevar las cuentas del entramado secreto que aportaba el dinero negro al partido, decidió hablar. Aparecer como apoderado de unas cuentas en la Unión de Bancos Suizos fue su pasaporte para los infiernos.

Tripe escándalo

Guillermo Galeote, que nació vasco y se convirtió en andaluz desde los dos años, desapareció de la escena política el 20 de junio de 1991. Dimitió de su puesto de secretario de Finanzas del PSOE arrastrado por el triple escándalo de las empresas Filesa, Malesa y Time Export. Las tres, vehículos para la financiación ilegal del partido que había refundado junto a Felipe González y Alfonso Guerra.

Galeote aparecerá en las estadísticas de los muertos por la Covid. Pero su salud, su vida, llevaba mucho tiempo en tiempo de descuento.

Alejado de la vida pública durante los últimos 30 años, estampó su firma junto a la de otros 50 dirigentes políticos de la Transición para pedirle a Pedro Sánchez que no pactara con los independentistas. Una última declaración de intenciones de 'Willy', que así le llamaban en el interior del PSOE los que le querían, y 'el Cojo' los que le temían.

Antes de inmolarse ante ese dios Moloch que siempre han sido los líderes políticos, se labró durante 15 años su poder en la sombra. Primero, como responsable de Propaganda. Y, más tarde, como dueño y señor de los dineros del Partido Socialista.

Condenado por los medios

Felipe González y Alfonso Guerra necesitaban una persona de absoluta confianza en la sentina del poder y allí estaba el médico especialista en aparato digestivo. Nunca fue condenado por la Justicia, pero sí por los medios de comunicación y la opinión pública.

Junto a Txiqui Benegas, conocía como nadie las cloacas del PSOE y sabía que caminar por ellas conllevaba mancharse. Unos, Guerra, Enrique Múgica, Roberto Dorado, intentaron convencerle para que resistiera, que hiciera caso al lema de quien resiste, gana. Pero el entonces presidente del Gobierno y secretario general del PSOE lo mandó a las tinieblas exteriores delante de otros 30 compañeros: "Dejad que Guillermo se vaya".

Se marchó tan lejos que dejó de acudir al Congreso de los Diputados, en el que llevaba desde 1977. Hasta el punto de que en 1992, desde las filas del Partido Popular y las de Izquierda Unida, le pidieron al presidente de la Cámara, el también socialista Félix Pons que le quitara el sueldo.

Religiosamente, su compañero Martín Toval devolvió hasta el último duro. Fuese y desapareció.

Lanceado por los suyos

Al igual que había hecho Oscar Wilde con su Lady Lancing, Guillermo Galeote se marchó lanceado por los suyos. Por los que le guardaban viejos rencores y por los que aspiraban a mantenerse en el poder unos años más.

Lograron vencer en las elecciones de 1993 y las perdieron en 1996. José María Aznar se sentó en la Moncloa y la digestión de la corrupción socialista se hizo tan lenta que ha durado hasta el mes de noviembre de 2019, cuando se archivó la causa contra Viajes Ceres y el resto del entramado de empresas vinculadas al turismo que aportaron una parte de la financiación ilegal del socialismo hispano, por encima de los 1.200 millones de pesetas que acreditó la sentencia del Tribunal Supremo en octubre de 1977.

Enfermo desde hace años, Galeote estaba a punto de cumplir 80 años. No podrá comprobar si su especial olfato para analizar las encuestas se cumple en los idus de marzo que llegarán tras la contienda electoral en Cataluña.

Allí crearon el germen de su desgracia, dentro de un partido al que no reconocía bajo la dirección de Pedro Sánchez. Para él, y para algunos de los compañeros con los que mantenía amistad, los medios de comunicación le aniquilaron sin piedad.

Nunca se llevó bien con ellos. Desdeñaba a los periodistas en 1991 y lo seguía haciendo 30 años más tarde.

Guillermo Galeote fue responsable de finanzas del PSOE. Nació en San Sebastián en 1941 y ha muerto en Madrid, a los 79 años.