El 2 de noviembre de 2017, la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela acordó el ingreso en prisión de Oriol Junqueras y otros ocho consejeros de la Generalidad. Empezaba a dar sus frutos la investigación del procés.

El riesgo de reiteración delictiva y de fuga de los acusados, a la vista de la huída de Carles Puigdemont y otros cuatro consejeros del Gobierno catalán, aconsejaba la medida. 

El tercer aniversario de ese ingreso en prisión se ha cumplido esta semana, pero la prensa catalana, usualmente entusiasta a la hora de celebrar las efemérides de las más sonadas derrotas del nacionalismo, apenas se hizo eco. ¿Por qué desaprovechó el tupido aparato mediático catalán la oportunidad de explotar el aniversario de lo que es visto por el separatismo como la mayor afrenta del Estado en 40 años de democracia

En realidad, el perfil más que bajo, subterráneo, de Oriol Junqueras y el resto de presos del procés durante las últimas semanas no se ha debido a la mansa aceptación de su destino en prisión sino a un evidente cálculo político. Se pretende levantar el menor polvo posible para que las negociaciones entre ERC, Podemos y el PSOE sobre los Presupuestos incluyan una cláusula ajena a estos: su indulto. Así lo confirman las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL.

Así, la discreción de Oriol Junqueras durante las últimas semanas no se debería tanto a la posibilidad de que su retorno a las portadas pudiera enturbiar la posibilidad de un futuro tripartito entre ERC, PSC y Podemos tras las autonómicas del próximo 14 de febrero como a la cercanía de su posible indulto.

Decisiones contradictorias 

De ahí, también, el poco revuelo que ha causado la noticia del mantenimiento del tercer grado a Dolors Bassa y Carme Forcadell por parte del juez de vigilancia penitenciaria número 1 de Barcelona, una decisión que contradice la teórica obligación de suspender dichos permisos cuando la Fiscalía presenta recurso de apelación contra ellos.

La decisión de este magistrado es más llamativa aún si se tiene en cuenta que otro juzgado de vigilancia penitenciaria catalán, el encargado de tramitar los recursos presentados por los presos del penal de Lledoners, sí suspendió a finales de julio el tercer grado del que disfrutaban estos siete reclusos y que les había sido concedido por las autoridades penitenciarias sólo dos semanas antes. 

El mantenimiento de esos permisos, en el caso de Bassa y Forcadell, y su suspensión, en el caso del resto de los presos del procés, es en cualquier caso provisional a la espera de que el Tribunal Supremo se pronuncie sobre ellos. 

Otra actitud 

Prueba de que la actitud de Junqueras hacia el indulto es ahora más receptiva que nunca es la diferencia entre lo que opinaba acerca de esa medida hace ahora un año y lo que opina ahora. Porque en octubre de 2019, durante una entrevista en prisión para el digital independentista Nació Digital, el líder de ERC dijo, textualmente, que el Gobierno se metiera el indulto "donde les quepa". 

Hoy, la disposición de Junqueras a la concesión de un indulto por parte del gobierno de PSOE y Podemos es levemente diferente. Oficialmente, Junqueras sigue prefiriendo una amnistía. Pero no por su rechazo a un indulto, sino por la "dificultad" de este. "El indulto no es tan sencillo, además nosotros lo que queremos es la amnistía, un referéndum y una democracia donde los ciudadanos puedan votar". 

Las declaraciones de Junqueras, durante una entrevista para el programa de radio local El Món a Rac1, incluyeron un segundo detalle relevante. La respuesta del líder de ERC a la pregunta de si algún miembro del Gobierno habla –es decir, negocia– con él en prisión. "Eso es irrelevante" respondió, lo que fue de inmediato interpretado en Cataluña como un reconocimiento tácito de que esos contactos sí se están produciendo.

Los indultos, una criticada figura jurídica que permite al Gobierno "corregir" las decisiones judiciales que este considere injustas o políticamente inconvenientes, requiere la petición y el arrepentimiento de los delincuentes. Algo que, de momento, no ha ocurrido –más bien todo lo contrario– en el caso de los presos del procés. José Luis Ábalos, ministro de Fomento, afirmó en abril de 2019 que el indulto "significa arrepentimiento y no vemos esa voluntad de momento". 

Concesiones

La inexistencia de una petición de perdón o un arrepentimiento explícito no ha impedido, sin embargo, que los indultos sigan, al menos como posibilidad, sobre la mesa. Están ahí como hipotética moneda de canje a cambio del apoyo de ERC a unos Presupuestos que le permitirían a Pedro Sánchez agotar la legislatura sin mayores problemas.

El ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, anunció el pasado mes de septiembre que se había dado inicio a los trámites para estudiar los indultos a los presos del procés, tal y como marca la ley y a raíz de la petición de varios particulares. Esos trámites no implican que el indulto vaya a ser concedido con total seguridad –el proceso puede demorarse un año– pero sí son un primer paso necesario. 

La hipotética concesión por parte del Gobierno de un indulto a Junqueras y el resto de presos del procés se sumaría así a la primera de las concesiones que PSOE y Podemos han hecho ya a ERC: el fin de la condición de lengua vehicular para el español en Cataluña.  

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