Quim Torra está de precampaña, aunque él no vaya a ser el candidato de JxCat ni del PDeCAT ni de ninguna de las porciones en las que se atomice la derecha independentista catalana. Será definitivamente inhabilitado, con toda probabilidad, a la vuelta de verano. Y con ello llegará la convocatoria de elecciones regionales en Cataluña, que serán las cuartas en ocho años.

Este sábado ha aprovechado un acto oficial para huir hacia delante. Torra ha escondido con un discurso independentista y electoralista el descontrol de los rebrotes de Hospitalet -que ha multiplicado por nueve sus casos en una semana- y el de la comarca del Segrià, Lérida, cuya región sanitaria y la de Pirineos han visto confinadas hasta nueva orden sus residencias de mayores. Mientras, el Hospital de Lérida advierte de que "cada vez está más cerca" la posibilidad de saturarse.

Pero Torra prefirió asegurar que trabaja para que Cataluña se constituya en una "república". Y que ésta él la querría estructurar "de manera federal" y de forma descentralizada para dar voz al territorio. Y es que según el president, sería imperdonable" que, en el mundo marcado por la pandemia del Covid-19, el territorio "no fuera una de las prioridades esenciales".

Acompañado del conseller de Territorio y Sostenibilidad, Damià Calvet, Torra presidía en Santa Coloma de Queralt (Tarragona) la firma de un convenio que mejorará el suministro de agua a nueve municipios de la comarca de la Conca de Barberà, con una población total de más de 4.000 habitantes.

"Yo no veo otra manera de estructurarla república catalana que de manera federal, con total descentralización, dando la voz al territorio", remachó Torra.

Brotes de todos los colores

El clima preelectoral sobrevuela Cataluña desde hace meses. Mientras el 17 de septiembre está previsto que el Tribunal Supremo revise la inhabilitación que pende en estos momentos sobre Torra desde el pasado mes de enero, el eje independentismo-constitucionalismo se cruza con el uso del coronavirus, su gestión y las decenas de miles de víctimas -mortales y económicas- desde marzo.

Lo que le quede a Torra de president deberá decidir si lo ejerce como el que jugaba durante los tres meses largos de confinamiento a reclamar que el Gobierno central clausurara Cataluña o el que después cambiaba el tercio para que le "devolvieran los poderes usurpados" para poder abrirla a su ritmo.

En todo caso, haga lo que haga, lo que está claro es que deberá volver a gestionar los rebrotes del Covid que proliferan en su región. Curiosamente, además, en núcleos urbanos y rurales gobernados por formaciones políticas que aspiran a emerger en las inminentes urnas autonómicas de otoño.

La frontera entre Hospitalet y Barcelona fue tradicionalmente la calle de la Riera blanca. Hoy, en algunos sitios, prácticamente no existe. Edificios y naves industriales tienen su entrada por una localidad y la zona de servicios en la otra. En el Hotel AC Som, un cliente cambia de municipio según desayune o cene en un salón o en otro.

Unos vecinos cruzan el puente de la Torrassa, este sábado, en Hospitalet de Llobregat. Efe

Las dos ciudades más pobladas de Cataluña están gobernadas por dos formaciones distintas: la capital, por los Comunes de Ada Colau; la vecina, por el PSC de Nuria Marin. Y en Hospitalet se acaba de descontrolar un brote de Covid-19. A la conurbación barcelonesa se unen otras localidades del llamado cinturón rojo, como Santa Coloma o Cornellà... o la Badalona que rige el exlíder del PP catalán, Xavier García Albiol, uno de los políticos que cayó enfermo por el coronavirus.

Para más inri, Ayuntamiento y Govern comparten plaza Sant Jaume. Durante el confinamiento, la alcaldesa de la Ciudad Condal pudo saludarse de balcón a balcón con el presidente de la Generalitat, Quim Torra, de Junts per Cat. Y éste ocupa el Palau de la Generalitat gracias a la coalición parlamentaria con los republicanos de Esquerra, de cuyo partido forma parte Miquel Pueyo, el alcalde de Lérida, que es la capital de la comarca del Segrià, en cuarentena desde hace unos días por otro brote.

¿Y la mesa de diálogo?

En realidad, virus e independentismo, todo son armas electorales en estos últimos meses en Cataluña. Y ahora, desde el PP hasta Esquerra, pasando por el PSC, los Comunes y la amalgama indepe-burguesa del PDeCAT y los nuevos Junts de Torra y Carles Puigdemont, todos, están cercados por el Covid y sus rebrotes.

El president es quien, después de recibir como un jefe de Estado extranjero a Pedro Sánchez en Barcelona, le entregó un papel reclamando una mesa de negociación con el Estado por el "conflicto político entre Cataluña y el Estado". Y el que, ahora que ha pasado la crisis sanitaria, no parece tener ningún interés en convocarla de nuevo, a pesar de que el Ejecutivo ya ha aceptado utilizar su terminología.

Fuentes del Gobierno insisten a EL ESPAÑOL que si no hay fecha no es por Moncloa. Que ya no pueden "decir más veces que estamos dispuestos a cumplir con el compromiso de convocarla en la segunda quincena de julio", pero que "es Torra el que no parece interesado ahora". El conflicto, según explica un ministro a este periódico "ahora lo tienen dentro del Govern, cuando se aclaren, aquí estamos".

Esquerra

Y es el mismo Torra que cuyo vicepresident Pere Aragonès, de ERC, sí pide a cada ocasión que le acercan un micrófono, que se retome ese foro de discusión... porque, entre otras cosas, es un factor de arrastre de votos ante la inminencia de unos comicios regionales.

Iceta urge comicios y avisa: "O gana el PSC o cuatro años de más de lo mismo"

Este mismo sábado, el ministro estrella durante la crisis sanitaria, Salvador Illa, comparecía en su calidad de secretario de Organización en el Consell Nacional del PSC. Una especie de mitin institucional para lanzar (¿relanzar?) la precamapaña electoral del candidato socialista, Miquel Iceta.

"Llevamos 10 años arrastrando los pies en Cataluña, y eso no puede seguir", dijo el ministro de Sanidad ante sus correligionarios, que no lo podían aplaudir más. "Cataluña necesita elecciones cuanto antes", cerró el candidato socialista, "nos prometieron la independencia y nos llevaron a al decandencia".

Los Comunes

Los socialistas no gobiernan Barcelona, pero son socios en el equipo de gobierno -como pasa en Madrid pero con los papeles cambiados- de la rama de Podemos en Cataluña.

La alcaldesa Colau también sabe que huele a urnas en breve. Y de ahí que hace menos de dos semanas, cuando el confinamiento había acabado y ya tocaba políticamente convocar la "mesa de diálogo"- ejerciera su proverbial equidistancia. Según la aliada de Iglesias en Cataluña, Quim Torra no debe participar en las conversaciones: "No puede liderar el diálogo ni la cohesión porque ignora a todos los catalanes no independentistas", dijo en Ràdio 4, la cadena catalana de RNE.

En la misma entrevista, Colau arremetió contra la gestión de Torra, criticó su coalición con Esquerra "que ya no da más de sí" y exigió "unas elecciones para que en Cataluña haya un Gobierno de izquierdas porque es un momento crítico". Calificó la gestión de las residencias catalanas como "un fracaso" y señaló al Govern por "estigmatizar a los niños y sus colegios como foco de infección" durante la crisis.

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