Posaron ante las cámaras mientras chocaban sus codos. Ciudadanos, PP y PSOE acababan de lograr un acuerdo que, teniendo en cuenta los precedentes, podría calificarse de milagro. La ciudad de La Alhambra tendrá Presupuestos por primera vez en cinco años.

Allí sí ha prosperado la mayoría moderada que en el Congreso de los Diputados resulta imposible. Un pacto que Pedro Sánchez, Pablo Casado e Inés Arrimadas han sido incapaces de alcanzar pese a haber 44.000 muertos sobre la mesa. Este es el relato de un compromiso que también se antojaba utópico cuando se estrenaron las negociaciones. Al habla, sus protagonistas.

Antes de empezar, conviene resumir la compleja política municipal granadina: el alcalde, Luis Salvador, es de Ciudadanos, aunque sólo obtuvo cuatro ediles en las pasadas elecciones frente a los diez del PSOE -fuerza más votada- y los siete del PP. Vox y la marca blanca de Podemos cuentan con tres cada uno.

Tras los infructuosos intentos de socialistas y conservadores por hacerse con la vara de mando, se activó el efecto Borgen. El centro, no obstante su endeblez aritmética, fue el único proyecto capaz de reunir los catorce escaños que habilitan la investidura.

Lo hizo gracias al PP -que forma parte del Ejecutivo municipal- y a Vox, que apoyó de manera externa. Aunque a la hora de la verdad han sido los socialistas quienes han apuntalado los Presupuestos, y no los de Abascal. Una circunstancia que satisface a los participantes de la nueva mayoría. Granada, por cierto, era la única ciudad española con más de 10.000 habitantes que llevaba un lustro sin cuentas.

Sería ingenuo pensar que, tras cinco años de desavenencias, el pacto granadino ha salido adelante debido a una química personal entre los negociadores o a esa menor presión mediática de los concurrentes. Tal y como ha testado este periódico de distintas fuentes municipales, la relación entre el alcalde y el PSOE no es nada buena. La crítica cruzada venía siendo feroz. Precisamente por eso es un espejo en el que el Congreso puede mirarse.

"Vivimos un momento excepcional"

"Es histórico, vivimos un momento excepcional. Es una fantástica noticia. En todo momento, las tres fuerzas facilitamos un entorno en el que fuera posible negociar. El acuerdo se ha alcanzado en dos o tres semanas", relata Luis Salvador, alcalde de Granada, en conversación con este periódico.

Según cuenta el alcalde, el proyecto atraviesa ahora el plazo de alegaciones y recibirá la aprobación inicial en un pleno que se celebrará el próximo 22 de junio. "Siempre hemos defendido un pacto constitucionalista. A nivel nacional, es Sánchez quien se ha escorado hacia la izquierda", arguye.

Salvador, no obstante, aduce un elemento que ha "facilitado" la negociación y que no existe en el Congreso: "La crispación es mucho menor donde no hay nacionalismos. Eso favorece el consenso".

Granada, razona Salvador, es una localidad lo suficientemente importante como para que los distintos partidos tengan que pedir autorización a Madrid antes de suscribir sus compromisos: "Todos hemos hecho esas consultas y lo hemos conseguido. Somos conscientes de haber logrado algo muy difícil". Esta ciudad, con un censo de alrededor de 230.000 personas, también aloja el Tribunal Superior de Andalucía, Ceuta y Melilla; y la Fiscalía Superior de la Comunidad.

El alcalde, además, destaca que existe una comisión para la reconstrucción tras la pandemia integrada por estas tres fuerzas, Podemos y Vox: "Trabajamos todos juntos y a pleno rendimiento. Claro que hay debates tensos, pero creo que prima la generosidad".

"Hemos aparcado las vísceras"

El otro protagonista clave de esta historia es Paco Cuenca, exalcalde de Granada y adversario acérrimo del actual regidor. Según fuentes autorizadas, ni uno ni otro se tienen aprecio, pero han logrado salvar sus diferencias personales.

Cuenca fue alcalde de la urbe nazarí entre 2016 y 2019. Obtuvo la vara de mando después de que Torres Hurtado, un alto cargo del PP que dirigía la ciudad desde 2003, fuera cazado en el Caso Serrallo, una operación contra la corrupción urbanística. Durante el mandato de Cuenca, nunca hubo Presupuestos. Ni PP ni Ciudadanos los apoyaron.

"Creo que los granadinos perciben que nos hemos unido ante el miedo y la incertidumbre", saluda Cuenca a este diario. "Aunque no gobernemos, somos el grupo con más representación. Hemos sido generosos. La estabilidad debe estar por encima del partidismo", reseña.

Cuenca, igual que Salvador, destaca que las negociaciones se produjeron en torno a medidas concretas. Papeles, luz y taquígrafos, "siempre pensando en la ciudad", lo que encauzó el pacto en unas pocas semanas.

"Nos hemos tragado el orgullo y lo hemos dejado en un cajón. Fíjese hasta qué punto: yo he apoyado los Presupuestos de quienes nunca votaron a favor de los míos", asevera.

¿Y qué dice la dirección nacional de que haya suscrito unos Presupuestos con el PP, en contra de lo que sucede en Madrid? "Consulté con el PSOE-A. Lo entendieron perfectamente".

Noticias relacionadas