La pandemia de coronavirus ha alterado por completo el tablero político español, pero con especial intensidad el catalán. El Covid-19 ha relegado a un segundo plano el procés y puesto en primer plano la emergencia sanitaria, a la que se sumará en breve la crisis económica y la consiguiente crisis social. Y uno de los principales damnificados del nuevo escenario político es Carles Puigdemont

El expresidente permanece a día de hoy confinado en su residencia de Waterloo, aunque en Bélgica el encierro es menos estricto que en España y permite a los ciudadanos salir a la calle a pasear o hacer deporte. Por otro lado, el Parlamento Europeo ha convocado un pleno el próximo jueves 16 de abril. Es probable que Puigdemont acuda a él. 

Esos paseos y ese pleno, sumados a sus periódicas apariciones en los medios de comunicación catalanes, casi siempre relacionadas con sus avatares judiciales, son toda la actividad de Carles Puigdemont a día de hoy.

Pero sus mensajes en Twitter, la principal herramienta con la que el prófugo Puigdemont lucha por seguir ocupando espacio en los medios catalanes, son relegados ya a un segundo plano por los periodistas autonómicos ante la evidencia de que la principal preocupación de los catalanes hoy es el Covid-19 y la incertidumbre económica, no el 'procés' ni sus antiguos protagonistas

Elecciones en invierno

Antes del estallido de la epidemia, los partidos nacionalistas planeaban votar los Presupuestos autonómicos el 18 de marzo y aprobarlos con el voto a favor de JxCat, ERC y Catalunya en Comú Podem, la marca blanca de Podemos en la región. Las elecciones autonómicas, sin fecha definitiva, se anunciaban oficialmente para mayo o junio, aunque la opción más probable era septiembre u octubre.

Todos esos planes han saltado ahora por los aires. Los partidos nacionalistas hablan ya de retrasar las elecciones a finales de año, aunque nadie descarta que éstas se acaben celebrando a principios de 2021. El consenso en este punto es absoluto entre ERC y JxCat.

Oficialmente, la prioridad de la Generalidad en estos momentos es la lucha contra el virus. En segundo lugar, amortiguar el impacto de la epidemia en la economía regional, muy dependiente de un turismo que podría huir de España y dejar el verano en blanco para los empresarios del sector, complicando así la gestión de una Generalidad ya muy tensionada de por sí desde el inicio del procés

El Gobierno regional necesita aprobar sus Presupuestos, que han sido recurridos por Ciudadanos y sobre los que pende un dictamen del Consejo de Garantías Estatutarias. Las cuentas públicas deberían aprobarse este mes de abril durante un pleno presencial, pero con el mínimo de diputados imprescindibles y la delegación de la inmensa mayoría de los votos de la Cámara. 

Vuelco de estrategias

Las estrategias electorales han sufrido un vuelco. El eje nacional ha quedado relegado en beneficio del eje social. Oriol Junqueras no podrá ser candidato, pero el aplazamiento de las elecciones tampoco beneficia a un Carles Puigdemont muy dependiente de los plazos de sus cuitas con la Justicia española

El candidato de ERC será, con casi total seguridad, Pere Aragonès, el actual vicepresidente de la Generalidad. En su favor juegan los sondeos, que antes de la epidemia daban como vencedores a los republicanos, aunque con JxCat recortando distancias de forma sensible y una CUP muy al alza y que podría incluso doblar sus actuales diputados. 

En su contra, el escándalo de acoso generado en el entorno del exconsejero de Acción Exterior, Alfred Bosch. Pero, sobre todo, el fracaso en la gestión de la epidemia en las residencias de ancianos catalanas, dependientes del consejero de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias Chakir el Homrani, de ERC. Tampoco la republicana Alba Vergés, consejera de Salud, ha brillado en su gestión del Covid-19. 

JxCAT no tiene todavía candidato. Carles Puigdemont, el preferido por el sector más hiperventilado del nacionalismo, ha perdido enteros. Optar por él, en el caso de que su candidatura fuera legalmente posible, supondría apostar por unas elecciones centradas en el debate sobre el procés y no sobre la gestión social y económica de la Cataluña postpandemia. Un suicidio para JxCat.

Mesa olvidada

La epidemia también ha dejado en un segundo plano la mesa de diálogo de los partidos nacionalistas con Pedro Sánchez. Nadie habla ya de ella en Cataluña y las reivindicaciones de un referéndum de secesión y de la liberación de los presos del procés parecen haber caído en el olvido. ERC y JxCat volverán con total seguridad a ellas, pero no hasta dentro de muchos meses

La maniobra del Tribunal Supremo al pedir los nombres de los funcionarios catalanes que firmen una hipotética orden de liberación de los presos del 'procés' ha abortado cualquier tentación que pudieran albergar las Juntas de Tratamiento en ese sentido. Los presos del procés siguen en sus respectivas cárceles y no parece que haya plan alguno para su liberación en estos momentos.

La decisión de las Juntas de Tratamiento de no excarcelar a los presos provocó la indignación de Puigdemont. Pero su enfado no pasó de unos cuantos mensajes en su cuenta de Twitter en los que cargaba tanto contra ellas como contra el Tribunal Supremo, amparándose en una particular interpretación de unas recomendaciones de la ONU

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