Mientras el mundo entero lucha contra la pandemia, JxCAT y ERC luchan por las mejores posiciones de cara a la futura batalla por la Generalidad de Cataluña. Ahora a cuenta de una reforma del reglamento de la Cámara autonómica que permita la celebración de plenos y de votaciones telemáticas.

O lo que es lo mismo. El primer paso para una hipotética futura investidura a distancia de Carles Puigdemont

Esa disputa parece haberla ganado por el momento JxCAT tras un sorprendente giro de los acontecimientos. Porque el pasado 13 de marzo, ERC se desmarcó en la Mesa del Parlamento de una propuesta de los de Torra y Puigdemont para una reforma del reglamento que permitiera ejercer el voto telemático.

Los dos votos de ERC, sumados a los dos de Ciudadanos y el único del PSC, bastaron para derrotar a los dos de JxCAT. 

El 24 de marzo, sin embargo, Roger Torrent y su partido aprovecharon el caos informativo provocado por la epidemia de Covid-19 para cambiar radicalmente de opinión e impulsar una reforma del reglamento de la Cámara idéntica a la vetada sólo unos días antes.

Una reforma que dará su primer paso hoy martes, con una nueva reunión de la Mesa que debería ser el pistoletazo de salida para los mencionados cambios en el reglamento

Un clavo ardiendo

"Los independentistas están agarrándose a lo telemático como a un clavo ardiendo" dicen fuentes de Ciudadanos. "Con más fuerza en el caso de JxCAT que en el de ERC, claro. De ahí que Laura Borràs no fuera al pleno noctámbulo de la prórroga del estado de alarma en el Congreso de los Diputados y Gabriel Rufián sí".

"JxCAT quiere que lo telemático se imponga a toda costa y así sacar a Carles Puigdemont de su rincón en el Parlamento Europeo" añaden las mismas fuentes. "La Mesa intentará hoy que se inicie el recorrido parlamentario para reformar el reglamento y que lo telemático entre de lleno en la vida catalana cuando nos quitemos el estado de alarma de encima".

En la práctica, la reforma del reglamento del Parlamento implicaría convertir en rutina un método de trabajo excepcional diseñado para situaciones de emergencia. Ciudadanos y PP han anunciado ya que darán la batalla para que esa reforma impulsada por los partidos separatistas catalanes no llegue a buen puerto.

También lo hará el PSC, aunque públicamente su estrategia siga siendo la de comparar a los partidos constitucionalistas con los separatistas

El caso de Arrimadas

El mejor ejemplo de ello se vio hace sólo unos días, cuando José Zaragoza, diputado del PSC en el Parlamento catalán, se burló de Inés Arrimadas desde su perfil de Twitter a cuenta de lo telemático.

La líder de Ciudadanos había pedido la celebración telemática del pleno del Congreso de los Diputados para la prórroga del estado de alarma dada su condición de colectivo de riesgo –está embarazada de ocho meses. Pero el PSOE le negó dicha posibilidad.

Zaragoza aprovechó entonces para arremeter contra Arrimadas comparándola con un Carles Puigdemont también interesado en la normalización de los plenos telemáticos, aunque por razones obviamente muy distintas.

Que las burlas de Zaragoza hacia Arrimadas coincidieran casi literalmente con las de ERC y JxCAT permite aventurar que el PSC se opondrá a la propuesta de reforma del reglamento, aunque marcando distancias respecto a los partidos constitucionalistas catalanes

"Si esa ponencia se desarrolla" dicen desde Ciudadanos, "la futura ley iría al Pleno de la Cámara, que tendría que ser presencial. La reforma del reglamento se aprobaría con los votos independentistas, a no ser que ERC se echara atrás a última hora, y las puertas para una investidura telemática de Puigdemont quedarían abiertas de par en par".

Tregua separatista

La pregunta entre los partidos constitucionalistas es por qué ERC ha cambiado de opinión de forma súbita y se muestra dispuesta a impulsar una reforma del reglamento que beneficia al gran enemigo de Oriol Junqueras, Carles Puigdemont. 

"Lo hacen porque la epidemia lo ha cambiado todo" explican en Ciudadanos. "Las elecciones autonómicas no están ya a la vuelta de la esquina. Además, ERC puede tumbar esa ponencia cuando quiera, en cualquier fase del proceso. Lo que está haciendo ERC, en realidad, es ganar tiempo. Es una tregua temporal entre los republicanos y los de Torra".

Al fondo de ese cambio de rumbo late también el escándalo por el caso de acoso sexual en el Departamento de Acción Exterior de la Generalidad que acabó con la renuncia del consejero Alfred Bosch, de ERC. Bosch no activó el protocolo antiacoso de la Generalidad e intentó proteger al implicado, su colaborador Carles Garcias, después de conocerse que este sido había sido acusado de acosar a hasta ocho trabajadoras.

El escándalo, cerrado en falso –en la prensa catalana se habla de más casos que no han salido a la luz pero que podrían hacerlo en el futuro–, pende ahora sobre ERC. La amenaza latente para los republicanos es que JxCAT decida reactivar el caso cuando lo considere más conveniente. Quizá en plena precampaña electoral.

Reunión de la Mesa

"El Constitucional tumbó en su momento el intento de investidura a distancia" dicen en Ciudadanos. "Los letrados hablan de permitir un pleno si se trata de 'catástrofes naturales o accidentes graves y a gran escala, crisis sanitarias y graves episodios de contaminación'. Pero los partidos independentistas siguen haciendo caso omiso de las leyes y los dictámenes. Van a lo suyo".

Legalmente no existe base alguna para que la investidura de un presidente autonómico, el más importante de los debates que se celebran en un Parlamento regional, pueda hacerse telemática y no presencialmente. Lo dijo el Tribunal Constitucional y lo dijo el propio Consejo de Garantías Estatutarias

La argucia de Torra consiste en llevar mucho más allá de lo permitido por la norma el concepto de "circunstancias excepcionales y extraordinarias". Un concepto que obliga a desarrollar la actividad parlamentaria indispensable de manera telemática para cumplir así con los deberes constitucionales de no circulación durante el estado de alarma.

El objetivo de JxCAT es acabar convirtiendo esa participación telemática excepcional en la regla general del Parlamento autonómico.

"Si la propia Mesa ha decidido por unanimidad reducir la actividad parlamentaria, ¿por qué se habilita esa ponencia?" se preguntan en Ciudadanos. "Si se habilita esa ponencia, ¿por qué no otras pendientes sobre corrupción, o sobre maltrato infantil, o para recuperar el complemento salarial de los profesionales sanitarios conocido como DPO? Para cuando pase la pandemia, ¿será más importante votar desde casa o evitar que los niños sean maltratados?".

La última reunión telemática llevada a cabo en el Parlamento, con la participación de Quim Torra, Roger Torrent y los presidentes de todos los grupos parlamentarios, se saldó con un rosario de fallos técnicos que convirtieron en una pesadilla el simple seguimiento de la conversación. "¿Por qué hacer de algo extraordinario una norma?" se preguntan ahora los de Arrimadas.

La respuesta la dan ellos mismos. Porque Carles Puigdemont languidece en el Parlamento Europeo sin mayores expectativas a la vista y porque la crisis del Covid-19 ha alterado todos los planes de los partidos separatistas. Incluidos los de Oriol Junqueras y su mesa de diálogo con Pedro Sánchez. Y de ahí la tregua entre ERC y JxCAT.    

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