Los altos cargos de Ciudadanos conocieron el regreso al centro de su partido un par de horas antes de que lo anunciara Albert Rivera. A excepción del comité electoral -que viene a ser el núcleo duro catalán que rodea al candidato-, ninguno sabía de la noticia que iba a abrir los periódicos la tarde del sábado.

José Manuel Villegas, secretario general y jefe de campaña, fue el encargado de transmitírselo a sus compañeros. Mientras, Rivera afinaba en el backstage el discurso que sellaría su último movimiento. "El jefe está muy enchufado", comentaron quienes sí estaban avisados.

Dos dirigentes consultados por este diario revelan que la sensación predominante al ponerse sobre la mesa el levantamiento del cordón a Sánchez fue de "alivio": "Nos sentimos mucho más cómodos defendiendo ese mensaje en las entrevistas y los mítines porque lo sentimos como nuestro".

Leído de otra manera: ese "alivio" es también la prueba de que casi ninguno de los presentes se atrevió, durante la crisis interna, a exigir a Rivera el regreso al centro que acaba de consumarse. Explorar la investidura de Sánchez a cambio de condiciones programáticas fue, precisamente, la postura de algunos críticos como Luis Garicano, Javier Nart o Xavier Pericay.

En aquel momento, a excepción de las voces comentadas, Ciudadanos asumió un viaje de la unanimidad... a la unanimidad. Los mismos que apoyaron el "no es no" acogieron con entusiasmo la "solución de Estado".

Ciudadanos, explican un par de mandatarios, ha recuperado a "tiempo" su "esencia". Los presentes coincidieron en que un mes es "más que suficiente" para hacer pedagogía del cambio de postura. "Estoy orgulloso de estar en un partido capaz de adaptarse. Somos permeables a lo que ocurre. Me da igual que lo llamen volantazo. Nos iban a criticar igual", celebra otro miembro de la Ejecutiva.

No obstante, y a pesar del secretismo con el que actuaron Rivera y su núcleo duro, la dirección asumió el gesto como una "continuación" de la abstención condicionada que ofrecieron a Sánchez "cuando todavía se podían evitar las elecciones".

La apuesta por la "utilidad"

"La prueba de que lo nuestro es lo que mantenemos ahora es lo bien que estuvo Albert en su discurso. Vimos al mejor Rivera", relata un importante cargo de la formación. En el debate previo a esa intervención -participaron Javier Imbroda, Ángel Garrido, Marcos de Quinto o Begoña Villacís- se celebró la elección de la "utilidad" como argumento.

"Ahora la gente nos va a sentir parte de la solución. Estamos ofreciendo algo concreto. Uno de nuestros mayores riesgos es ser percibidos eternamente como partido promesa", argumenta otra de las fuentes consultadas.

De los razonamientos mencionados se desprende que muchos dirigentes de Ciudadanos nunca se sintieron cómodos con ese argumentario que pretendía nutrir sus discursos con expresiones como "banda" o "botín".

En lo que a demoscopia se refiere, según ha sabido este periódico, Rivera manejaba justo antes del giro sondeos que reflejaban una caída de Ciudadanos: "Es verdad, pero no detectaban una pérdida de escaños tan alta como la de las encuestas de algunos medios".

La formación liberal, celebra una amplia mayoría de la Ejecutiva, concurrirá al 10-N con una vuelta a los orígenes: "Vamos a demostrarlo. Somos el centro".

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