Javier Fernández-Lasquetty es un político discreto. Sobre todo, frente a los focos: no suele prodigarse mucho y, en caso contrario, le gusta mantener un perfil técnico. Ideológico, sí, pero sin ser azote. Él, uno de los mayores estandartes del liberalismo del PP, solía preferir los despachos de Génova. No estar en primera línea.

Por eso, sorprendió a propios y ajenos que quien continúa siendo jefe de Gabinete de Pablo Casado fuera el elegido para ser el consejero de Hacienda del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso. No porque no compartan sintonía, sino porque su presencia en la cartera más importante del Ejecutivo regional significa, de facto, el tutelaje por parte del partido. Las "tutelas y tutías" de las que se desprendió Aznar y que popularizó Fraga se hacían presentes. El PP nacional medirá cada paso de Ayuso. Y para eso necesita un presidente en la sombra: Lasquetty.

Su nombre sonaba en las quinielas para ocupar la cartera de Presidencia, donde podría apuntalar e implementar el "laboratorio de ideas" en el que se ha convertido la Comunidad de Madrid. En la región capitalina, Casado probará el programa con el que quiere tomar Moncloa. Destaca, sobre todas las medidas, el oasis fiscal. ¿Quién será el artífice? Lasquetty.

"¿Dónde está el nuevo PP?"

Con un presupuesto superior a los 20.000 millones anuales, Lasquetty -que ya fue consejero de Inmigración y de Sanidad con Esperanza Aguirre al frente de la Casa de Correos madrileña- será el presidente en la sombra. O al menos, eso se teme desde las filas populares.

Fuentes muy cercanas a Isabel Díaz Ayuso mostraron su incredulidad al conocer la composición del nuevo gobierno. Se esperaba un "nuevo PP", pero se obtuvo "gente relacionada con épocas pretéritas como el aguirrismo o el aznarismo". "¿Dónde está el nuevo partido prometido?", comentaban en privado, en conversación con este periódico, en la toma de posesión de la presidenta.

Los diputados autonómicos también se sorprendían ante lo que parecía una injerencia por parte de la dirección nacional. Porque Ayuso y Casado ya cuentan con una sintonía total: hijos de los mismos padres políticos -Aznar, Aguirre-, comparten un discurso liberal y desacomplejado. La baronesa forma parte del círculo de confianza del presidente y por eso el nombramiento de Lasquetty para Hacienda extrañó aún más.

Autonomía de Génova

La bajada masiva de impuestos y la defensa de la unidad de España serán los baluartes de cualquier programa de gobierno del PP casadista. Priorizar la generación de empleo y los beneficios fiscales junto con la lucha contra el separatismo desde Madrid.

Todo, además, acompañado de la defensa de la libertad individual. Libertad para elegir colegio, para escoger médico, para decidir centro sanitario. Justamente la receta Casado. Será la primera prueba de fuego para demostrar su viabilidad o no. Por eso, las fuentes consultadas temen que se pierda la autonomía que gozaba el PP madrileño de la dirección nacional.

"Una cosa es sintonía, que estemos todos de acuerdo, y otra el control. Como si no hubiera confianza en Isabel", deslizan desde la Asamblea.

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