Fue en Elche, Alicante, a mediados de abril de 2008. Mariano Rajoy no se rendía pese a haber perdido por segunda vez las elecciones frente a José Luis Rodríguez Zapatero. Mayoría absoluta de los socialistas con 169 escaños por 154 de los populares. Arropado por barones, insistió en su intención de presentarse a la reelección como presidente del partido en el congreso nacional convocado en junio, en Valencia. La frase que trascendió de aquel acto iba dirigida a una corriente crítica capitaneada por Esperanza Aguirre: "Quiero que nuestros socios sean los que son, (Angela) Merkel y (Nicolas) Sarkozy, y si alguien se quiere ir al partido liberal o al partido conservador, que se vaya". 

Aguirre aún recuerda aquella afirmación cada vez que lamenta la fragmentación de la derecha. Hoy, los liberales como tal visten otros colores. En aquel 2008, Ciudadanos ya llevaba dos años de rodaje en las instituciones, con tres escaños en el Parlamento de Cataluña. Este 2019, goza de 57 en el Congreso de los Diputados, sólo nueve menos que las hasta hace poco grandes siglas del centro-derecha. A las generales de abril siguieron en mayo las municipales y autonómicas, que corroboraron el estirón de Cs en cuanto a poder e influencia para la gobernabilidad en distintos territorios.

Es en este punto, el más alto de su aún breve historia y cuando más complejas y cruciales son las decisiones estratégicas, cuando Albert Rivera ha utilizado un mensaje similar al de Rajoy para dirigirse a quienes discrepan en su partido: "A los que estos días hablan de sentido de Estado yo les digo una cosa: lo que hoy es una cuestión de Estado es que haya una oposición firme al sanchismo. (...) Nos jugamos en estos días tragarnos a Sánchez una legislatura o comernos a Sánchez una década. Eso es lo que hay que escoger cuando votemos en la investidura. (...) Si algunos piensan que el sanchismo tiene que campar a sus anchas, en todo caso que presenten un partido político y que se sumen a Sánchez".

Rivera sugiere al sector crítico de Cs que presente su propio partido. Efe

Este viernes, en Madrid, Rivera dio la cara en la que al menos en apariencia ha sido su semana más difícil como número 1 de Cs. Lo hizo para subrayar las convicciones y la principal promesa con la que dijo a los españoles que quería ser el presidente del Gobierno. Su Aguirre, de tener nombre, es Toni Roldán.

"Cs es más fuerte"

El hasta el lunes diputado y portavoz económico anunció su marcha con un mensaje muy crítico con la deriva del partido, en concreto por la política de pactos, pese a que meses antes la había respaldado. "Todas las estrategias políticas tienen costes, pero en mi opinión, los costes para España de la estrategia elegida por Cs son demasiado altos. (...) Cómo vamos a superar la dinámica de confrontación entre rojos y azules que vinimos a combatir si nos convertimos en azules. (...) Cómo vamos a ser creíbles en nuestro compromiso de regeneración si vamos a sostener a gobiernos que llevan mas de 20 años en el poder. (...) Cómo vamos a construir un proyecto liberal si no somos capaces de confrontar con la extrema derecha que está en las antípodas de lo que defendemos".

Horas después de esta sonora renuncia, el eurodiputado Javier Nart comunicó que dejaba la ejecutiva de Cs, no así el acta en el Parlamento Europeo. El cabeza de lista Luis Garicano, como Nart y como Roldán -también como Francisco Igea, futuro vicepresidente de la Junta de Castilla y León-, aboga por facilitar la investidura a Sánchez para que no dependa de los independentistas.

Rivera da por zanjado lo que no ha llegado a considerar una crisis, lanzando el mensaje de que el partido no acepta presiones ni va a replantear sus planes por una corriente a la que ya se le pueden poner rostros pero que no logrará desviar el rumbo, mucho menos si es para allanar el camino de Sánchez para continuar en el Palacio de la Moncloa.

Y, pese a lo que ha retumbado su "que presenten un partido político", Rivera cerró su acto con una llamada a la concordia y el entendimiento dentro de las lógicas diferencias: "En este partido es posible venir de afluentes distintos. Estamos juntos y siempre seré el presidente de todos los militantes y votantes de Ciudadanos. (...) Todos lo que queráis remar en esta dirección, todos los afluentes que vayan a parar a ese río de libertad e igualdad, sois mis compañeros y lo seremos siempre. Vamos a luchar por ese proyecto que hemos construido hasta aquí, se ha hecho grande y tiene matices, pero es mucho más fuerte".

Noticias relacionadas