Este miércoles por fin se podrán prefigurar en qué dirección caminan los posibles pactos en Navarra. A partir de las 11.00 horas arranca la sesión constitutiva del Parlamento foral, donde se decide la configuración de la Mesa del nuevo legislativo. Y, de nuevo, todos los ojos están puestos en los socialistas navarros, que desde el pasado 26 de mayo juegan el papel de árbitro en la vida política de esta comunidad. Con sus votos, el PSN esclarecerá si acaba plegándose a las exigencias del nacionalismo vasco, tal y como teme Navarra Suma, o se decanta por la vía constitucionalista, un escenario que prácticamente queda descartado. 

La Mesa de la cámara foral cuenta con cinco puestos, y Navarra Suma (candidatura que aglutina a UPN, PP y Ciudadanos) tiene ya asegurados dos sillones, dado que fue la lista más votada en las elecciones del 26-M. Las otras tres plazas, entre las que está el máximo cargo del Parlamento, las negocian los socialistas junto a Geroa Bai –la marca navarra del PNV-, Podemos e Izquierda-Ezkerra. Representantes de las cuatro formaciones mantuvieron este martes dos intensas reuniones para alcanzar un acuerdo que, a cierre de esta edición, sigue abierto. 

El principal escollo en estas conversaciones es la entrada de EH Bildu en la Mesa, una línea que los socialistas no quieren cruzar. Los nacionalistas de Geroa Bai, futuros socios del Gobierno de quiere alumbrar María Chivite, insisten en incluir a la izquierda abertzale porque apartarles sería dejar “en manos de la derecha” la gobernabilidad de Navarra. 

A esa condición de los nacionalistas, que el PSN se resiste a aceptar, se une otra demanda: que Geroa Bai presida el Parlamento, un peaje al que los socialistas navarros sí han dado su visto bueno. La cesión de Chivite, que se conforma con una vicepresidencia en el órgano legislativo, se produce para desatascar su futura investidura, en la que necesita entenderse con los de Uxue Barkos.

¿Bildu, en la Mesa?

Con este panorama, queda claro qué formaciones ocuparán cuatro de los cinco asientos de la Mesa. Navarra Suma obtendría la vicepresidencia y una secretaría, el PSN una vicepresidencia y Geroa Bai la presidencia, el cargo de mayor representación. ¿Y el quinto miembro? Ahí es donde surgen todas las dudas, que se despejarán por fin este miércoles. El PSN se mantiene reticente al planteamiento de que los herederos de Batasuna entren en la Mesa. Su propuesta pasa por ocupar dos asientos o, como mucho, que entre Podemos. En ningún caso Bildu.

Pero Navarra Suma no se fía. Consideran que el PSN podría abstenerse o votarse a sí mismos en una de las secretarías para acabar entregándosela indirectamente a Bildu, que contaría con los apoyos del antiguo cuatripartito (19 escaños frente a los 11 de los socialistas). Con esa jugada, Chivite vendería ante la opinión pública que su formación no se ha doblegado a las exigencias de los vasquistas. Los miembros de la Mesa son elegidos mediante votación secreta por papeletas.

“Si Bildu acaba en la Mesa, el PSN habrá aceptado un acuerdo que incluye a los independentistas vascos”, denunciaba este lunes el candidato de Navarra Suma, Javier Esparza, para quien la presencia de Bildu supone un pacto por omisión por parte de los socialistas. “Como decía la propia Bildu, su apoyo no va a salir gratis, y ahora veremos si el PSN cede ante este chantaje”.

Arrimadas y Beltrán

La expectación de la cita es tal que hasta la capital foral viajarán pesos pesados del partido que integran la plataforma Navarra Suma, ganadora de los comicios del pasado 26 de mayo. La portavoz nacional de Ciudadanos, Inés Arrimadas, asistirá a la constitución del Parlamento para apoyar a los 20 representantes electos de la coalición que los liberales forman junto a regionalistas y populares.

También se trasladará hasta allí la presidenta del PP de Navarra Ana Beltrán, que desde el 28-A dio el salto a Madrid de la mano de Pablo Casado y es diputada en el Congreso de los Diputados.

La investidura

Tras la formación de la Mesa, el nuevo presidente tiene diez días para abrir una ronda de consultas entre los grupos parlamentarios para conocer si existe un candidato a presidir el Palacio de Navarra. Si lo hay, debe convocar una sesión plenaria para su investidura con al menos 3 días de antelación.

Si transcurrido el plazo de tres meses desde la celebración de las elecciones no se presentara ningún candidato o ninguno de los presentados hubiera sido elegido, el Parlamento quedará disuelto, convocándose de inmediato nuevas elecciones.