Tardó en reaccionar Podemos, porque el estado aún es de shock. Una cosa es que se puedan salvar los muebles cumpliendo el deseo de entrar en "un gobierno progresista" y otra el hecho en sí de la caída sin remisión del apoyo ciudadano a la opción de Unidas Podemos. El bloque de izquierdas -PSOE, Podemos, IU y las confluencias...- ha ganado 1,6 millones de votos desde 2016, pero los de Pablo Iglesias no sólo no pillan nada de ese crecimiento, sino que pierden 1,5 millones.

El partido morado ha convocado este lunes por la tarde una Ejecutiva para valorar los resultados. A la reunión asistirán, además de Iglesias; la portavoz en el Congreso, Irene Montero; el secretario de Organización, Pablo Echenique; el secretario de Sociedad Civil y Movimiento Popular, Rafa Mayoral; la secretaria de Acción Institucional, Gloria Elizo o la secretaria de Participación y portavoz, Noelia Vera, entre otros.

Lo que anoche eran sonrisas forzadas porque se había logrado evitar el hundimiento total que anticipaban las encuestas hace un mes, en la mañana de este lunes era preocupación. Una vez mirados los datos con calma, se pueden extraer varias conclusiones.

La primera, que la apuesta por "la España vaciada" no ha salido. Al inicio de la campaña, desde la dirección de la formación de los círculos se trataba de desviar el "debate territorial" fuera de Cataluña. Se inició la carrera electoral en Valladolid, se visitó Toledo, León... pero Unidas Podemos ha desaparecido de las dos Castillas, de Cantabria, de Extremadura y de La Rioja.

La segunda, que eso de que "España es plurinacional y quien no lo entienda es que no entiende España" tampoco ha funcionado. La lista ganó las generales de 2016 en País Vasco y Cataluña. Hoy se madruga tercera fuerza, y todo a pesar de defender abiertamente la "autodeterminación" de los territorios, la república confederal y el referéndum en Cataluña.

Y la tercera que el reprís del 15-M se está gastando. Ni todo el trabajo que hacen los diputados del grupo parlamentario -las más incansables del Congreso- ni su procedencia de los movimientos sociales -"no somos políticos profesionales, somos vosotros representándoos", sostiene Rafa Mayoral- han servido para frenar la cuesta abajo. Desde la primera presentación a las generales, en 2015, Podemos e IU han perdido conjuntamente 2,6 millones de votos.

Hay una cuarta, pero de la que no se quiere hablar. La dependencia de la figura de Iglesias. El líder disfruta flagelándose en público y explicando con humildad que "por supuesto que se han cometido errores". Pero siempre son los mismos los que admite, las "peleas internas". Pero lo cierto es que sólo hace un mes Unidas Podemos aparecía como quinta fuerza y por debajo del 10% en los sondeos y sólo la llegada de Pablo desde el chalé de Galapagar ha salvado, en parte, los muebles.

La Ejecutiva de esta tarde abordará estos cuatro puntos y alguno más que la dirección no revela a estas horas. Como por ejemplo, cómo plantear las negociaciones -"discretas, respétenlo, por favor", pidió Iglesias en la noche electoral- para lograr entrar en el Consejo de Ministros. Ésa será la condición sine qua non para apoyar a Sánchez. Porque "¿quién nos dice que si aceptamos un modelo como el de hasta ahora y lo investimos presidente, no va a irse con Ciudadanos a los seis meses?".