1. El desmarque inconstitucional: "Si el 65% de los ciudadanos quiere la independencia, la democracia debe encontrar un mecanismo para habilitarla". 

¿Qué quiere decir "habilitar la independencia"? ¿Y de dónde saca ese 65%, Miquel Iceta? Puestos a entregarle Cataluña al nacionalismo catalán, ¿por qué no el 60%? ¿O el 51%? ¿O el 49%? ¿O el 10%? Porque todas esas cifras son igual de inconstitucionales. Ni un rotundo 100% de votos catalanes a favor de la secesión obligarían en lo más mínimo al Estado español, cuyos poderes, incluido el Legislativo al que pertenece Iceta, emanan de la soberanía del pueblo español. Dicho de otra manera: Cataluña no le pertenece a los catalanes, sino a los españoles, de los cuales los catalanes son sólo una pequeña parte. Cuesta entender que el líder del PSC haya olvidado un concepto tan básico como el de soberanía nacional. 

2. El insultante: "Los independentistas deben renunciar a plantear un referéndum de independencia en diez o quince años hasta que haya un cambio de mentalidad en la opinión pública española". 

La opinión pública española no está preparada a día de hoy, según Miquel Iceta, para aceptar que se le arrebaten sus derechos constitucionales. Cosa rara. Es lo que tiene ser español y carecer de la sofisticación política de un nacionalista catalán. Y para que eso cambie es necesario, se entiende, un proceso de adoctrinamiento de diez o quince años, calculados a ojo de buen cubero. Que es lo que el líder del PSC entiende que le llevará al PSOE de Pedro Sánchez "cambiar la mentalidad" de los españoles para que estos acepten que la extrema derecha nacionalista catalana celebre su deseado referéndum de secesión. "Hoy paciencia y mañana independencia", que decía Jordi Pujol

3. El que lo explica todo: "El PSOE no quiere consulta, a ver si nos enteramos, lo ha dicho por activa, pasiva y perifrástica; nosotros [el PSC] sí". 

Esto lo decía Iceta en 2014. Llegado Pedro Sánchez a la presidencia del Gobierno, las cosas han cambiado. Ahora Iceta ejerce de emisor de globos sonda destinados a preparar a los ciudadanos españoles para una futura reforma constitucional al gusto de los nacionalistas vascos y catalanes. El reparto de papeles le permite a Pedro Sánchez lavarse las manos de los globos sonda más controvertidos con la excusa de que el Gobierno no suscribe las afirmaciones de Iceta

4. El sectario: "Necesitamos a los medios públicos para fabricar catalanistas. Querríamos que fuese catalanista gente que no lo es".

¿Imaginan estas palabras en boca de Santiago Abascal, Pablo Casado o Albert Rivera? "Necesitamos a La 1 y a RNE para fabricar españolistas. Querríamos que fuese españolista gente que no lo es". No, claro que no se la imaginan: es impensable. Pero no porque Abascal, Casado o Rivera se la callen por pudor, sino porque sólo en la región catalana ha cuajado la idea de que la función de los medios públicos es fabricar acólitos de la religión regionalista de turno. En este caso, la del nacionalismo catalán (hay que entender que cuando un nacionalista como Miquel Iceta dice "catalanismo" quiere decir en realidad "nacionalismo"). 

5. El psicotrópico: "Si tú de Quim Torra sólo conoces sus textos, no te lo llevarías a cenar. Ahora, cuando has conocido a Quim Torra, tienes ganas de llevártelo a cenar". 

Un hallazgo de Iceta: el racista simpático. Conocerlo es amarlo, aunque te considere una bestia carroñera con taras en el ADN. 

6. El indignante: "Los CDR han sido casi tan beligerantes como Inés Arrimadas". 

Para el líder del PSC, la ganadora de las elecciones autonómicas catalanas juega en la misma categoría de beligerancia que quienes amenazan a políticos, insultan a sus votantes, atacan sus sedes, linchan en redes sociales a los discrepantes, acosan a los desafectos y se apropian del espacio público con la complicidad de las administraciones locales. En la misma categoría, en fin, que quienes ejercen de banda de la porra de unos partidos nacionalistas que han quebrado la convivencia en Cataluña, que han dado un golpe contra la democracia y la Constitución, y que han estado a punto de provocar un conflicto civil de consecuencias inimaginables.

7. El sibilino: "Algunos, en la búsqueda de un Estado, nos harán perder una nación".

Iceta es el líder de un partido teóricamente constitucionalista, pero ejerce a tiempo parcial de consejero de estrategia política de los partidos nacionalistas. Aquí les aconsejó la estrategia correcta para la consecución de sus objetivos políticos: ¿Para qué pedir un nuevo Estado que Europa jamás permitirá cuando puedes tener una Nación con las mismas atribuciones, privilegios, competencias y soberanía que cualquier otro Estado europeo con una simple reforma de la Constitución? Sólo es necesario jugar con las palabras para que estas dejen de significar lo que siempre han significado y pasen a significar lo que a ti te interesa que signifiquen. 

8. El que deja claras sus lealtades: "No investiría a Inés Arrimadas como presidenta de la Generalidad". 

Cataluña siempre será de ellos. De los nacionalistas. Y si de Iceta depende, jamás será presidenta de Cataluña una política impermeable a los dogmas fundacionales del nacionalismo catalán. Hasta ahí podríamos llegar.