El regreso de Pablo Iglesias de verdad le ha insuflado ánimos a Podemos. Ánimos e ideología de la más esencial, la que vio nacer al partido morado hace ahora cinco años, en la que hay buenos y malos, arriba y abajo, casta y gente. Decía este sábado el secretario general de Podemos en su discurso de regreso tras el permiso paternal que iba a decir "las verdades" y que por culpa de eso, a Podemos los poderosos les iban a "dar duro".

Este lunes, Noelia Vera y Pablo Echenique, coportavoces del Consejo de Dirección, han lanzado dos de sus propuestas programáticas para las elecciones del 28 de abril. Y ambas van en esa línea. El ánimo que ha insuflado la vuelta del líder ha sido el suficiente para lanzar una ofensiva brutal contra la banca, que hasta ahora se limitaba a ser el objetivo de "subidas de impuestos".

Ahora los bancos son "malos para la democracia" porque "tienen más poder que los políticos". Y por tanto hay que prohibirles por ley que financien las campañas electorales de los partidos e incluso que tengan acciones en medios de comunicación.

Las verdades de Iglesias eran ésas, las que regresaban al Podemos de "las clases trabajadoras", las que aunaban a todos su seguidores en "una patria que defiende a su gente", las que señalaban a todos los demás actores políticos como "aliados de los poderosos". Claro, que para que esas verdades sonaran creíbles, Iglesias las aderezó con una dosis de autocrítica -"he decepcionado, hemos dado vergüenza"- y otra de victimismo -"van contra nosotros, nos quieren apartar, han empezado por las encuestas para decir que nos hundimos"-.

Esa estrategia de agrupar a la manada para reunir fuerzas es la que Podemos aplica a su propia financiación. Es el único de los cinco grandes partidos que no financia sus campañas electorales a través de créditos bancarios. Y lo quiere imponer por ley a los demás. Y es el único que dice tener "un grupo de trabajo con profesionales de los medios de comunicación" para desarrollar ese plan de que "no haya grandes bancos finaciando medios de comunicación porque es malo para la libertad", aunque no cuenta quiénes son esos periodistas.

Pocas concreciones en la idea

Pablo Echenique ha admitido que haría falta cambiar la LOREG (Ley Orgánica de Régimen Electoral General) para aplicar la primera de las medidas. Ésa que evitaría "que PP, PSOE, CS y Vox pidan decenas de millones de euros en préstamos a los bancos sobre los que luego habrá que legislar". 

Pero que es sólo un primer paso, que propondrán nuevas medidas para profundizar por esa vía, ya que el mal está en que los bancos financien a los partidos. "¿Quién les va a exigir que devuelvan los 60.000 millones que nos deben, ellos?", se preguntaba Iglesias el sábado.

Podemos lanza, de este modo, la ofensiva directa a la banca con dos medidas poco desarrolladas, en contra de su costumbre de cada lunes, y con una "carga ideológica evidente", según fuentes internas del partido... Ésta es la campaña electoral.

Y así, ha seguido la exposición de los dos coportavoces. "¿Alguien cree que es bueno para la democracia que el Santander, BBVA o Amber capital tengan acciones en los medios de comunicación?", se preguntaba Noelia Vera este lunes. "Nosotros creemos que eso ataca la libertad de expresión", ha continuado, pero a pesar de insistentes preguntas de los periodistas, no ha explicado por qué es más perjudicial un banco como accionista de un medio que una eléctrica o una gran distribuidora de ropa. "No queremos desarrollar la idea sin contar con ese equipo profesional de periodistas, ya os iremos diciendo", ha logrado esbozar como respuesta más concreta.

No han podido detallar ni leyes a reformar, ni detalles de la propuesta ni si quiera marco regulatorio, ya que la Comisión de Competencia -e incluso la Comisión Europea- tendría mucho que decir sobre intervenir un mercado para prohibir a una empresa privada invertir en otra.

El caso es que Podemos ha sabido leer su situación y el ecosistema político. Iglesias por fin ha aceptado la realidad de las encuestas, que negaban Echenique y Vera cada lunes hasta ahora; ha admitido en público que sus "peleas por los sillones" han sido demasiado evidentes, asunto que soslayaban hasta ahora todos sus portavoces; y ha pasado a la ofensiva recuperando en la plaza del Reina Sofía los mensajes viejos, el "sí se puede", el "no tenemos miedo" y ha puesto en marcha el reloj de la remontada, "tic-tac", poniendo esta venda ideológica antes de la ya admitida herida de resultados electorales.