Las Cañas por España de Santiago Abascal en la sala Barceló de Madrid puede salirle cara a la familia Trapote, dueña del local. La organización de la fiesta Tanga, el encuentro gay más famoso de Madrid que, desde hace tres años, se celebra cada domingo en la misma discoteca, anunció este domingo que cancelaba. A partir de la próxima convocatoria mudarán sus celebraciones a la Riviera.

Según la nota difundida por el promotor de la Tanga! Party, "el acto de Vox el pasado viernes es incompatible con los valores y filosofía" que ellos defienden. Estos son los de la "defensa de la diversidad y la individualidad de cada uno". Alegan que después de la presencia de los jóvenes del partido de Abascal sus fieles no se sentirán "a gusto y en libertad" repitiendo en la misma sala.

Este periódico se ha puesto en contacto con el gestor de la sala, Pablo Trapote, hijo de Pedro, fundador del grupo, quien se ha mostrado "muy triste" por la decisión de los promotores. "Esta fiesta es muy importante para nosotros, la montamos juntos hace tres años y le tengo mucho cariño", ha respondido Trapote a EL ESPAÑOL. "No entiendo que aleguen un conflicto ideológico cuando nosotros nos limitamos a ser un local multiusos", ha añadido.

La familia Trapote, dueña asimismo de otros locales como la sala contigua But -"donde sí se celebró la fiesta este domingo", explicaba Pablo- y de la prestigiosa discoteca Joy Eslava, se reunirán este lunes para buscar soluciones y, así, evitar que la decisión se consume. "Mira, yo soy sobrino de Felipe González", explicaba Pablo Trapote a este periódico, "no tiene sentido que me señalen como ultraderechista por contratar un evento que es rentable para mi empresa".

Es más, según fuentes del grupo, hasta hace pocas fechas negociaron con Más Madrid, la plataforma de Manuela Carmena y de Íñigo Errejón, albergar su presentación en la capital. "¿Qué prejuicio ideológico podemos tener?", se pregunta Trapote.

El partido de Santiago Abascal, por su parte, ha mostrado su sorpresa ante la actitud "totalitaria de este colectivo". Es cierto que, como informó este periódico, algunos de los asistentes al encuentro del presidente de Vox con jóvenes de entre 18 y 30 años silbaron contra la bandera LGTBI.

Fuentes de la dirección del partido creen que ésta no es más que una muestra más de la falta de tolerancia que preconizan "los que sólo saben funcionar como una mafia para coartar la libertad de empresa y las libertades políticas".