El candidato de Más Madrid a la Comunidad de Madrid, Íñigo Errejón, no acudirá al Consejo Ciudadano Estatal (CCE) de Podemos -del que es miembro- que precisamente va a abordar la estrategia del partido tras la alianza de Errejón con Manuela Carmena. El motivo, que quiere "calmar las aguas" y facilitar un acuerdo en el seno de la formación, ya sea para colaborar con él o para enfrentarse en las autonómicas de mayo.

El encuentro, que se celebra en la tarde de este miércoles, se presenta como la cumbre clave para evitar el desmoronamiento del partido morado que, tras la espantada del candidato a la Comunidad de Madrid, ha visto cómo dimitía el secretario autonómico Ramón Espinar y otros 10 barones reclamaban "diálogo para unir y no confrontar" a la dirección de Pablo Iglesias.

Fuentes cercanas al ex número dos, ahora socio de Carmena en la plataforma Más Madrid, han declarado a este periódico que el empeño de Errejón desde el día 17 en que anunció su apuesta por la marca de la alcaldesa, ha sido "desdramatizar". Y que ha escuchado "los vetos" que le han lanzado desde la máxima autoridad actual de Podemos, Irene Montero -mientras Iglesias está de baja paternal-, de modo que ha concluido que "lo último que necesitamos son más tensiones".

Las citadas fuentes dicen confiar en que este gesto, así como el de haber renunciado a su acta de diputado el lunes inmediatamente siguiente a que fuera calificado de "traidor" y la cúpula del partido morado lo diera por "autoexpulsado", pretende únicamente servir para facilitar que se pueda "llegar a un acuerdo", como reclamaron los secretarios autonómicos el pasado viernes en la "declaración de Toledo".

"Le exigieron dejar el escaño y lo hizo. Ahora le exigen que hoy no vaya y tampoco hay problema", insisten. Tanto su entorno como las fuentes en la dirección de Podemos consideran que el ruido que se ha generado alrededor de esta nueva  división en "el espacio del cambio" sólo contribuye a beneficiar a la derecha y las fuentes cercanas a Errejón piden "centrarse en lo importante". Así, apuntan que "a lo único a lo que no va a  renunciar Íñigo es a sus ideas y el compromiso con Madrid".

Mientras, en Podemos lo que tiene la dirección es un compromiso para acabar negociando con Errejón, aunque Iglesias trate de hacerlo según sus propias reglas evitando que los hechos consumados de su ex amigo se impongan incluso en los ritmos. Le está resultando imposible, pues hasta Izquierda Unida, actor secundario hasta ahora, ya ha iniciado sus reuniones con el equipo de Errejón.

Este miércoles, Podemos se juega en el CCE algo parecido a su supervivencia como formación política de ámbito nacional. Con problemas personales y políticos entre Espinar y Errejón, Madrid era hasta hace dos semanas un coto en parte controlado por la dirección nacional del partido. Ahora, Iglesias va a tener que interrumpir por unas horas su baja de paternidad para dejar que ocurra lo que él no quería.

Ramón Espinar dimitió el viernes pasado porque abogaba por pactar con Errejón, y la cúpula morada se negaba. Pasados sólo tres días, Irene Montero anunciaba que Podemos estaba dispuesto a negociar con "el partido de Errejón" -una afirmación falsa, porque Más Madrid es simplemente una marca electoral- como un actor más del "espacio del cambio".

Intenta marcar ahora las reglas del juego Podemos, ya que ha tenido que claudicar en lo esencial para evitar nuevos casos de fuga, ya que los territorios están "muy nerviosos", según una fuente de la dirección. "No quieren que les aparezca una plataforma como la de Carmena y les reviente el trabajo de cuatro años, y sobre todo temen que este ruido les afecte en mayo", en las elecciones municipales y autonómicas.

Ahora, Errejón se aparta de la silla que le corresponde en el CCE, pues de hecho sigue siendo secretario de Análisis Poilítico del partido, aunque sus compañeros lo consideran "fuera" y le exigen que les deje "debatir con tranquilidad". El candidato de Más Madrid y quién sabe si también de la confluencia de Podemos, IU, Equo y "el tejido social" mide sus pasos, los anuncia tras crear expectación y, sobre todo, marca la agenda al partido que fundó.