Estrasburgo

Javier Couso (Ferrol, 1968) habla claro y no es un político al uso. Su desembarco en el Parlamento Europeo en 2014 con las listas de Izquierda Unida estuvo eclipsado por la irrupción de Podemos en el tablero político. A pesar de estar en esa segunda fila mediática, Couso se ha empleado a fondo en defender sus posiciones en comisiones de Asuntos Exteriores, Derechos Humanos o Seguridad y Defensa. Una férrea defensa de sus principios que ha llevado hasta las últimas consecuencias y le ha costado la confianza de la dirección federal de Izquierda Unida. Desde su escaño en la Eurocámara, EL ESPAÑOL charla con el activista sobre la división de la izquierda -"en el futuro veo claramente otra debacle"- o la delicada situación en Venezuela de Maduro: "Es una democracia y hay libertad de información".

A finales de noviembre abandonó Izquierda Unida con una carta en la que acusaba a la dirección de “guerra sucia” para desacreditarle a usted y a sus compañeros de partido en Europa. ¿Por qué ha dejado de ser militante?

El detonante fue realmente la combinación de las falsas acusaciones de la exportavoz Marina Albiol y el brutal cambio de Alberto Garzón. Yo estaba en el colectivo En Construcción para cambiar el partido de acuerdo a los nuevos tiempos. Pero al comprobar que se había cocinado una lista plancha entre el secretario general del PCE y Alberto Garzón y no nos daban oportunidad de repetir, decido salir de la formación. La bandera que levantaba Garzón al final se ha quedado en la vieja política de siempre. 

Dice que no hay ningún tipo de "democracia interna" en la elaboración de las listas y que todo "se cocina en los despachos". ¿Era distinto cuando se presentó usted a la lista de las europeas?

La otra vez era distinto porque era la otra dirección. Yo entré como independiente pero no me presenté a la lista por la cuota de afiliados. Aunque yo sí estaba afiliado. La lista se ratificó con una votación aunque nosotros apostábamos por un proceso más abierto y participativo. Unas primarias abiertas. Una persona del partido a la que no quiero citar me confesó que no querían una lista abierta porque sabían que podíamos ganar. La gente está muy contenta con mi trabajo y me lo he currado muchísimo.

Una de los principales argumentos de la militancia para criticar al coordinador general de IU es el acercamiento a Podemos, que la alianza con Iglesias está diluyendo IU. ¿Cuál es ese cambio brutal del que habla? 

Yo siempre fui partidario de la llamada unidad popular con Podemos y otros grupos pero no me ha gustado cómo se ha hecho. IU parece ahora una fuerza subalterna. Si preguntas por la calle quiénes son diputados de IU la gente sólo sabrá nombrar a Alberto Garzón. En las primeras generales en 2015 yo discutí con Garzón por no haber logrado esa unidad, sabía que estaba en juego la oportunidad del sorpasso al PSOE. 

¿Entonces en 2015 estaba a favor de una confluencia pero no de esa manera?

Sí. Se está viendo que esa confluencia no suma. Iglesias y Monedero fueron muy duros durante un tiempo con la militancia de IU. Trasladaban su animadversión hacia Cayo Lara todo el partido, incluso nos lo hizo muy difícil a los que creíamos en la unidad. Pero no se puede perder esa especificidad, hay mucha gente que se ha quedado huérfana. También hay que ser muy duro con las meteduras de pata que se han hecho, del ir de la mano con el 15-M a decir sí a todo con el PSOE hay un trecho. Eso descoloca mucho y ha motivado la pérdida de votos que hemos experimentado. En el futuro veo claramente otra debacle. 

Siempre fui partidario de la llamada unidad popular con Podemos y otros grupos pero no me ha gustado cómo se ha hecho. IU parece ahora una fuerza subalterna

¿Pero no ha ganado nada IU con la alianza con Podemos?

La ley electoral es muy injusta para IU si nos comparamos con PNV, ERC o PdCat. Ahora con la confluencia tenemos 8 diputados pero estamos diluidos en la componenda de Podemos, las cabezas visibles son las de Iglesias y compañía. Pero sí, el aparato de IU ha ganado en número de diputados.

Garzón parece haber perdido el control del partido en Bruselas. ¿Peligra la supervivencia de Izquierda Unida bajo su mandato?

Cada elección que pasa vamos menguando aunque no se ha perdido el espacio histórico de IU. Pero sí, la organización está atravesando graves turbulencias y vemos a una dirección demasiado férrea y demasiado beligerante con las diferencias. Lo estamos viendo con Asturias, una de las federaciones más importantes para IU y se la quieren cargar.  

Entonces no descarta que la marca acabe por desaparecer

Puede pasar, perfectamente. 

Su ruptura definitiva con IU coincide con el expediente a Gaspar Llamazares por montar la plataforma Actúa a espaldas del partido. ¿De qué lado se posiciona en este asunto?

Mi situación no tiene nada que ver con lo que ha pasado con Llamazares. Me parece mal cómo se está tratando ese caso. Nunca estuve cercano a sus posturas pero siempre ha sido una persona muy centrada. 

¿Decía que se queda huérfano políticamente. Planea presentarse bajo otras siglas o como independiente a las próximas europeas? 

El Parlamento Europeo es un lugar muy complejo, con mucha burocracia. A mí particularmente me encantaría una segunda legislatura para continuar el trabajo que inicié aquí en 2014. No me importaría y hay algunas cosas que suenan por ahí porque hay mucha gente que se ha quedado huérfana políticamente. En cualquier caso yo no soy un profesional de la política y he hecho de todo en mi vida.

Toda esta guerra, esta división interna en la izquierda en Europa se produce a pocos meses de las próximas europeas y en plena ascensión de Vox. Algunos lo ven como un regalo a la ultraderecha. ¿Cuál es la receta para movilizar al electorado de izquierdas en los próximos comicios?

También los socialdemócratas y la gran coalición tienen mucha culpa. Ni la izquierda ni los socialdemócratas hemos sido capaces de ofrecer recetas efectivas contra los efectos de la crisis. No hemos estado a la altura y eso ha frustrado al electorado.  Muchas veces la gente, ante la rabia, se aferra a lo más estridente.

La izquierda no ha hablado con claridad, sin complejos. Y la extrema derecha sí lo está haciendo. No sólo sin complejos sino con mentiras.

España existe y parece que nosotros le hemos regalado a la extrema derecha el concepto de España

Nosotros nos hemos minimizado en luchas muy sectoriales e identitarias. No hemos tenido una postura clara sobre Cataluña, tenía mucha razón Carolina Bescansa cuando le decía a Pablo Iglesias que éramos federalistas y parecíamos independentistas. No se puede tolerar desde la izquierda una independencia con un 42% de los votos. 

España existe y parece que nosotros le hemos regalado a la extrema derecha el concepto de España. Yo, por ejemplo, me niego a hablar del “Estado español”: el Estado son los funcionarios. Lo de Cataluña ha ayudado mucho a hacer surgir esa ultraderecha. 

¿A qué líderes europeos o partidos de la Eurocámara le recuerdan los dirigentes de Vox?

En algunas cosas se parece al Frente Nacional, en tema inmigración y la identidad cristiana. Aunque en el tema económico no, Vox es ultraliberal en esa materia y FN tiene propuestas estatalistas. También tienen algo del Ukip. No es la extrema derecha clásica. 

Mantiene una posición crítica con la política de sanciones de la UE a Venezuela 

Sí. Absolutamente. Estoy en contra de las sanciones, sólo el Consejo de Seguridad de la ONU tiene esa potestad y la postura de la UE frente a Venezuela me parece aberrante, además de inútil. Lo hemos visto con el bloqueo en Cuba. Yo conozco mucho Venezuela y el chavismo existe, tiene una base social compacta. Fui acompañante electoral en las elecciones y estuve en unos 30 colegios electorales, los interventores de la oposición hacían su trabajo. Se apoya a una gente que fomenta el terrorismo callejero, la kale borroka.  

Zapatero no es un radical comprado por el chavismo, se ha encontrado con una parte de la oposición que es eminentemente golpista. Me parece que la UE está desnortada en este asunto. Y yo no soy como Pablo Iglesias, aquí no he hecho una defensa ideológica de la revolución bolivariana. Siempre he hablado de la no injerencia y que la UE lo que tiene que tener es un papel de mediación. 

¿Al margen de su visión privilegiada al haber estado allí. Entiende que haya gente que cada vez vea más complicado hablar de democracia con todas las garantías en Venezuela?

En Venezuela hay una democracia y libertad de información.

¿Con plenas garantías?

Con plena y absoluta garantía. Cuando hablan los factores de la oposición, fíjate que siempre están rodeados de 30 micrófonos. En una dictadura no podrían. La Constitución bolivariana reconoce cinco poderes y dice que una Asamblea Constituyente está por encima de todos, incluido del presidente. Lo que hay en Venezuela ahora está conforme a la Constitución. Si una persona de la oposición quisiera hacer una campaña podría hacerlo perfectamente, porque lo he visto con mis ojos. 

Un presidente que se autoproclama al estilo Napoleón no merece ningún reconocimiento

 ¿Pero no ve ninguna irregularidad? Por ejemplo, Maduro ha tenido que jurar su segundo mandato ante el Tribunal Supremo.

Venezuela es un estado de Derecho conforme a las leyes venezolanas. 

¿Cómo calificaría la proclamación de Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela?

En Venezuela tienen un sistema presidencialista y el Presidente de la República se elige por votación directa. No hay ningún artículo de la Constitución venezolana que prevea la usurpación de un cargo electo por parte del presidente de la Asamblea Nacional, un órgano que está en desacato según los tribunales venezolanos. Parece una maniobra de intento de golpe de Estado con violencia callejera y el reconocimiento internacional de uno de los mayores actores en otros golpes de Estado. Un presidente que se autoproclama al estilo Napoleón no merece ningún reconocimiento. 

Cataluña: una de las reivindicaciones de los independentistas en el punto álgido del procés era reclamar la mediación internacional. ¿Había motivos para pedirla o se trata de un asunto interno de España como excusaban desde Bruselas?

Por supuesto que es un problema interno y no es necesario una mediación internacional. Critico la prisión provisional a los líderes del procés. Pero si defiendo que no haya injerencia en otros países tampoco aprobaría una injerencia de la UE en mi país.

Couso, en una imagen de archivo GUE/NGL / Flickr

El Parlamento británico ha rechazado el acuerdo de divorcio y se abre una etapa desconocida para Reino Unido. ¿A Europa le conviene que el brexit les salga mal a los británicos para que no haya riesgo de contagio en otros países miembros?

La UE es un club del que nadie sabe cómo salir. Este ha sido el primer paso de un proceso de resquebrajamiento de un proyecto que parecía inmutable. Hay un claro intento del que brexit descalabre y que al Reino Unido le salga caro. Pero ellos tienen una moneda propia y capacidad nuclear.