Cuando Mario Vargas Llosa alertó el sábado pasado, durante su discurso en la Convención Nacional del PP, de que el nacionalismo estaba convirtiendo Barcelona "en una ciudad provinciana", poco podía sospechar que ese virus había hecho mella ya en el PEN Club Internacional que él presidió entre 1977 y 1980. Es decir en la mayor asociación internacional de escritores del mundo. 

Apenas tardó 36 horas en darle el PEN Club la razón, y con creces, al premio Nobel. Porque a las 9:38 del lunes, la delegación catalana de la asociación, fundada en Londres en 1921 y con capítulos en más de cien países y regiones de todo el mundo, hizo público un comunicado en el que denuncia "la excesiva restricción a la libertad de expresión a raíz de los desproporcionados cargos de sedición y rebelión contra los líderes de la sociedad civil catalana y escritores Jordi Cuixart y Jordi Sànchez, en prisión preventiva desde hace más de un año, por haber expresado pacíficamente sus visiones políticas".

El comunicado sostiene también que "últimamente, los catalanes han sido víctimas, sin precedentes desde la dictadura franquista, de persecuciones por diferentes manifestaciones artísticas que atacan de pleno al derecho a la libertad y a sus diferentes formas de expresión artística". Para acabar, el comunicado insta a las autoridades españolas a "retirar los cargos contra Sànchez y Cuixart y a liberarlos inmediatamente. Más allá de manifestar pacíficamente sus ideas, han velado por garantizar, desde las entidades que presiden, la libre circulación de las ideas de los escritores en Cataluña".

Al pie del manifiesto del PEN Club firmaron, entre otros, Jennifer Clement, presidenta del PEN Club Internacional; el colaborador de eldiario.es Suso de Toro; Carles Torner, escritor y colaborador de El País y La Vanguardia; y la estadounidense Mary Ann Newman, traductora de catalán y Cruz de Sant Jordi de la Generalidad. También quince de las casi ciento cincuenta delegaciones internacionales del PEN Club, entre ellas la vasca, la francesa, la argentina, la canadiense, la portuguesa y la escocesa. 

Las patrañas nacionalistas del PEN Club

La reacción por parte de Mario Vargas Llosa, que ya había publicado el domingo un artículo en El País en contra de otro texto del PEN Club comprensivo con el procés secesionista, no se hizo esperar. Este martes, el premio Nobel envió una carta a Jennifer Clement en la que anuncia su marcha de la asociación por lo que califica de "comunicado lleno de mentiras y calumnias"

En su carta de despedida, Vargas Llosa le afea a Clement haberse dejado secuestrar por las "patrañas" de la delegación catalana de la asociación, a la que califica de "órgano militante del independentismo". También recuerda que los presos del procés no están en prisión por sus ideas "sino por haber sido parte activa de un intento de golpe de Estado que, en contra de la Constitución y de las leyes de la democracia española, pretendieron una arbitraria e inconsulta secesión". Vargas Llosa finaliza su carta calificando al nacionalismo catalán de "movimiento racista y supremacista (…) que ningún escritor genuinamente democrático debería amparar". 

Tras su carta, Vargas Llosa ha recibido el apoyo de varias personalidades del mundo de la política y el periodismo, y especialmente del entorno de Ciudadanos, como Toni Cantó, Jordi Cañas, Marta Rivera, Cayetana Álvarez de Toledo y Daniel Lacalle. También de asociaciones como Sociedad Civil Catalana. En sentido contrario, Vargas Llosa ha sido criticado por parte de la prensa catalana y por uno de los firmantes de la carta, Suso de Toro, que ha calificado al escritor de "figura decadente que demuestra que el PEN Club necesita otras referencias" en su cuenta de Twitter.