El "sí" de Vox a la investidura de Juanma Moreno Bonilla en Andalucía tras una ardua negociación con el Partido Popular ha quedado en mero papel, un documento sin carácter vinculante. Después del terremoto que supuso el escrito presentado por los de Santiago Abascal —en el que pedían la derogación de la ley de violencia de género, la renuncia autonómica a las competencias de Educación, Sanidad y Justicia o el cambio del Día de Andalucía—, los representantes de ambas formaciones han sellado un pacto con escasas concesiones efectivas por parte de los populares.

Espartero y Ramirez Andalucía

Sustituir la legislación referente a la Memoria Histórica por una “ley de concordia”, adquirir compromisos en materia de inmigración y crear una consejería de Familia son las principales medidas concedidas a Vox por el PP en Andalucía. Otros acuerdos, como la promoción de la tauromaquia o de la Semana Santa, van en completa sintonía con lo defendido por Pablo Casado en las últimas semanas.

Han sido acuerdos fácilmente asumibles para el PP, en el que se diluyen las medidas estrella del partido de extrema derecha. Sin embargo, Vox intentará cobrar esta cesión, que este miércoles ha vendido a precio de saldo, durante toda la legislatura: ha conseguido convertir sus 12 escaños en determinantes para que el bloque del centro-derecha consiga sacar sus políticas adelante ante la férrea oposición anunciada por Susana Díaz y Adelante Andalucía.

El PP, equilibrista entre Cs y Vox

El líder del Partido Popular andaluz y el nuevo presidente de la Junta a efectos prácticos, Juanma Moreno, ha rechazado que el compromiso adquirido con los de Santiago Abascal supere las palabras firmadas. “Cada uno es libre de hacer la interpretación que quiera. Nosotros nos hemos comprometido a lo que pone en el acuerdo, nada más”, ha indicado. Fuentes de la dirección nacional consultadas por este periódico han afirmado que la posición de los populares en torno a la inmigración, por ejemplo, no ha variado ni un ápice. “Las competencias sobre admisiones y expulsiones son exclusivamente nacionales, y en buena medida son objeto de decisiones judiciales. Una comunidad autónoma no tiene nada que hacer ahí”, han detallado. 

Así, el nuevo Gobierno coaligado va a tener que hacer equilibrismo para sacar adelante su programa. Con Ciudadanos negándose a aprobar las medidas más estridentes de Vox y con los de Abascal haciendo ver que sin ellos tendrán que pactar con Díaz o el bloque de izquierdas, la tesitura se antoja complicada para el nuevo presidente andaluz, Moreno Bonilla.

Los populares cuentan con que Cs intente hacer guiños al PSOE andaluz en un intento de dejar atrás su matrimonio por poderes con Vox. Y ellos, con la liberalización de su discurso, ya han asumido parte de las premisas que proponían los de derecha extrema y necesitan desmarcarse. “El PP tiene que tener suficiente cintura para recoger alguna de las pretensiones de Vox sin alterar los principios del partido y llegar al acuerdo”, han apuntado fuentes de diferentes direcciones regionales. “Andalucía ha sido un aviso y Vox tiene un voto transversal. Nos va a quitar electores a todos los partidos, pero, con Casado, el PP es un partido nuevo, que recupera las raíces de Aznar y también las del mundo rural”.

El arbitraje de Moreno Bonilla marcará la hoja de ruta a nivel nacional, con la mirada puesta en las siguientes citas electorales. Ha de contentar a su socio de gobierno, pero sin descuidar a su bastón para la investidura.