"No soy político: soy empresario" fue la frase más repetida en su presentación por Josep Bou, el candidato escogido por el PP para encabezar la candidatura a la alcaldía de Barcelona en las elecciones del próximo mes de mayo. Frente al monumento a las víctimas de Hipercor, a sólo doscientos metros de donde ETA asesinó a veintiún barceloneses el 19 de junio de 1987, Bou quiso dejar claro que la suya es una candidatura independiente que se presenta bajo las siglas del PP. "Es el trato al que he llegado con Pablo Casado", dijo Bou.

Según explicó frente a dos docenas de periodistas y un número similar de curiosos, fue el propio Casado en persona quien le ofreció encabezar la candidatura. No es del todo cierto. La elección de Bou es en realidad una apuesta personal de Alejandro Fernández, actual líder del PP catalán, a la que Casado dio el visto bueno tras conocer al empresario en el último congreso de los populares catalanes.

"La idea era escoger a alguien con tirón mediático que cubriera el espacio que Manuel Valls ha dejado libre. Es decir alguien de centro-derecha que no coquetee con el catalanismo" afirman fuentes cercanas a la dirección del partido. "Es evidente que no es un político al uso, pero tiene un carisma especial" afirma una segunda fuente. 

Bou, efectivamente, es empresario. Maestro panadero, en concreto. Suyas son las cocas de olivas, las roscas gallegas, los troncos de Gerona, los panes de espelta con sésamo, el pan Les Corts y los más de doscientos productos de bollería y pastelería a la venta en las trece panaderías Bou que la empresa Jaime Bou S.A. posee en Cataluña. Fundada en 1985 a partir de la experiencia como panadero artesanal atesorada desde 1957 por Jaime Bou Costa, presidente de honor de la empresa, Jaime Bou S.A. da empleo a aproximadamente a cien trabajadores y tiene su sede en Montcada i Reixac (Barcelona).   

El problema de Bou es evidente. Nadie duda de su adscripción a ese espacio de centro-derecha que pretende ocupar el PP tras su hipotético abandono por parte de Manuel Valls. Nadie duda tampoco de sus firmes convicciones constitucionalistas. Lo saben todos los asistentes a sus encendidos discursos en los actos de Sociedad Civil Catalana: Bou llegó a amenazar en 2015 con llevarse su empresa a Madrid si la Agencia Tributaria de Cataluña acababa asumiendo todas las competencias en materia fiscal.

Pero el tirón mediático de Bou en Barcelona es, para decirlo sin rodeos, escaso a día de hoy. Una desventaja que ni siquiera su paso por la presidencia de Empresarios de Cataluña, una de las patronales catalanas más beligerantes contra el procés, ha logrado mitigar. Está por ver, en fin, qué podrá hacer un maestro panadero como Bou frente a titanes mediáticos como Manuel Valls, Ada Colau o el bloque independentista en pleno. Por no hablar de Vox, cuya candidatura a la alcaldía se da ya por segura.  

Una elección sorprendente

La elección de Bou como cabeza de la lista del PP fue tan sorprendente como la renuncia a ella del veterano Alejandro Fernández Díaz, tras veintisiete años como concejal. Si Fernández Díaz bajó del caballo solo o fue descabalgado en contra de su voluntad sólo lo saben en el PP. Pero la nominación de Bou no es, en cualquier caso, un caramelo. 

Tan titánica es la tarea que tiene por delante que su elección casi parece una trampa de Pablo Casado para evitar sacrificar a uno de los suyos en una guerra que, a día de hoy, parece imposible de ganar. Porque Bou, nacido en Vic y vecino durante los primeros años de su vida del barrio barcelonés de Nou Barris, tiene por delante una cuádruple misión

Las cuatro misiones de Bou

La primera misión de Bou consiste en evitar la debacle del PP en un momento en el que los sondeos le auguran a los populares su salida del consistorio. El PP cuenta en estos momentos con tres concejales en Barcelona.

Su segunda misión consiste en evitar la fuga de votantes que una posible candidatura de Vox provocaría entre el electorado popular. Javier Ortega Smith ya se ha empadronado en Barcelona y su candidatura a la alcaldía de Barcelona se da por descontada en el partido liderado por Santiago Abascal

La tercera misión de Bou consiste en resistir el tirón de la candidatura de Manuel Valls. El candidato de Cs apelará al voto útil durante a la campaña con el argumento, incontestable, de que él es el único candidato constitucionalista capaz de arrancar la alcaldía de las manos de Ada Colau y, al mismo tiempo, evitar que caiga en las del independentismo

La cuarta misión de Bou, si es que le queda tiempo para ello tras las tres anteriores, consiste en sobreponerse al ninguneo del independentismo, que lanzará sus mejores dardos contra Vox y Valls y que se abstendrá de librar batallas menores como la que pueda plantearle el PP.

Pero si Bou lo tendrá difícil para retener a sus propios votantes, mas difícil lo tendrá aún para captar a los del resto de partidos. Y como muestra de ello, el análisis que hace de su candidatura uno de los miembros de uno de los partidos con representación en el consistorio barcelonés: "El PP está devastado y dividido. Dentro no queda nada y andan sin rumbo. Los liberales están todos en Cs desde hace años, y la derecha andaba sin referentes hasta que apareció Santiago Abascal y les dijo lo que estaban deseando oír. Por eso Vox se va a llevar a toda la derecha clásica. Al PP no le queda nada y lo único que pueden hacer es presentar a alguien como Bou que intente contener la sangría de votos a Vox y captar a aquellos votantes a los que Valls no logre convencer. O sea muy poco".