Víctima de una campaña de demonización de grano grueso por parte de los medios de comunicación públicos y privados catalanes, la Guardia Civil es vista hoy por el independentismo como el emblema de la supuesta represión del Estado español sobre el “pueblo” catalán. “Y eso que la Guardia Civil siempre ha sido extraordinariamente querida en Cataluña”, dice Fernando Ramírez, presidente de la asociación Pro Guardia Civil (APROGC).

El acoso, que en algunos casos llega hasta las viviendas de los agentes y acaba afectando a sus familias e incluso a sus hijos en las escuelas, se ha normalizado en algunas zonas de la Cataluña profunda, aunque sin llegar de momento a mayores. Muchos agentes se están planteando pedir el traslado a otras comunidades del Estado, pero la percepción de que la Guardia Civil es uno de los últimos remanentes del Estado en Cataluña frena ese impulso: “Si no consiguieron echarnos del País Vasco, no van a conseguirlo aquí”.

¿Qué está pasando en Cataluña con la Guardia Civil?

Ahora mismo, la situación es de tranquilidad, aunque se dan casos de acoso. Algunas zonas son más conflictivas que otras. Donde el nacionalismo es más activo se producen situaciones… anormales.

¿A qué se refiere con “situaciones anormales”?

A que se incomoda a los guardias civiles, pero también a sus familias, que es mucho peor. No olvidemos que los puestos de la Guardia Civil son también viviendas. Y se está acosando a las mujeres y a los hijos de los agentes. Hay otras familias que tienen negocios, por ejemplo, y también se les acosa en esos negocios.

¿Dónde es más activo el separatismo?

Hay varias zonas. Vic, por ejemplo, es muy activo.

¿Qué ocurrió en Calella hace un año? El separatismo habló de que los agentes llegaron a sacar las porras extensibles.

No, no, no. Los guardias fueron aquellos días extraordinariamente pacientes frente a situaciones muy graves. Míralo así: tú estás en tu casa, con tu familia y, de repente, una multitud se presenta allí a gritar, a amenazar, a insultar… Lo que hicieron los guardias en esa ocasión fue mantenerse firmes y no contestar a las provocaciones. 

Hay 'mossos' que se han radicalizado y cuya relación con la Guardia Civil es nula

¿Han notado un proceso de radicalización en el separatismo?

No, lo que ha habido es… mira, la Guardia Civil siempre ha sido extraordinariamente querida en Cataluña. Lo que hay ahora es más bien desapego. Los mismos agentes que han hecho su vida aquí, que llevan muchos años instalados, ya no perciben ese cariño. Y Cataluña era uno de los sitios de España donde más se quería a la Guardia Civil.

Quizá el cariño sigue existiendo, pero la presión social del independentismo hace que la gente se abstenga de demostrarlo públicamente.

Hay gente que lo demuestra, pero no tan abiertamente. El acoso, además, no es sólo hacia los guardias civiles, sino también hacia todas aquellas personas que se siguen sintiendo españoles y catalanes. A ellos también los han presionado.

Es habitual encontrarse a gente que dice que quiere irse de Cataluña. ¿También ocurre eso en la Guardia Civil?

Sí, sí. Te explico el caso de un compañero que me emocionó especialmente. Me decía ese compañero que había llegado a Cataluña por casualidad, pero que llevaba toda la vida aquí, que había estado muy a gusto y que aquí había tenido a sus hijos, pero que si mañana su mujer le decía “nos vamos”, él se iba.

Otros me han dicho que el límite es el acoso a la familia, no tanto al propio agente o a su trabajo. Porque eso está asumido, lo que no está asumido es que sean los menores los que sufran las consecuencias. Y frente a eso, sólo queda tomar una decisión drástica que solucione el problema.

¿Es difícil ese traslado?

Depende de muchos factores… pero para una persona que lleva viviendo toda la vida aquí y a la que ya le queda poco establecerse definitivamente, que ya tiene 45 o 50 años, cambiar ahora le supone un problema emocional importante.

La Guardia Civil fue el ariete el año pasado para que esto no fuera a más, y jamás ha respondido a provocaciones

¿Qué tipo de acoso es el más habitual?

Rodear las casas cuartel, chillar “fuera las fuerzas de ocupación”, armar escándalo, acosar en el colegio a los niños por ser hijos de guardia civil, “mira tu padre lo que ha hecho”, esas cosas… Es una especie de bullying. Y en localidades pequeñas todo eso se acaba sabiendo y, además, se nota más la radicalización. Y no es que no puedas pasear, por ejemplo: es que no lo haces con la misma tranquilidad.

¿Cómo es la relación con los Mossos? Parece que tienen un papel complicado.

Bueno, los Mossos han tenido el papel que han querido tener. El tema es quién dirige a los Mossos y quién ejecuta las órdenes. Y aquí hay de todo. También es cierto que hay mossos que entienden que nuestra situación es la que es y bueno, podríamos decir que son más constitucionalistas y aceptan a la Guardia Civil. Pero también hay mossos que se han radicalizado y cuya relación con la Guardia Civil es nula.

Se dice que el problema de los Mossos es más de mandos que de agentes.

Es evidente que la cúpula de los Mossos está muy politizada, como es evidente también que hay mossos que son independentistas y que actúan en función de ese posicionamiento ideológico.

¿Es posible llegar a ver a la Guardia Civil irse de Cataluña?

Nosotros hemos estado siempre muy a gusto en Cataluña y por eso muchos agentes están sorprendidos con esta evolución de los acontecimientos. También se comenta por aquí que lo que queda del Estado en Cataluña es la Guardia Civil y que esta se debe mantener. Vamos, no es que se deba mantener: es que se va a mantener.

Hemos sufrido acoso en muchos otros sitios, y el más obvio es el País Vasco, donde apretaban contra nosotros, contra nuestras viviendas y contra nuestras familias. Pero si no lo consiguieron entonces a pesar de haberlo intentado, no van a conseguirlo aquí. Lo que sí pedimos es el máximo apoyo a los guardias civiles que están aquí y que están manteniendo la dignidad con mucha valentía. Es necesario reconocer a quienes están trabajando para que haya una convivencia pacífica en España y para que esto no vaya a más. El tema político a nosotros se nos escapa, pero la Guardia Civil fue el ariete el año pasado para que esto no fuera a más, y jamás ha respondido a provocaciones.

¿Cree que hay peligro de que esto desemboque en violencia terrorista?

Vamos a ver. Es una pregunta harto difícil. Yo entiendo que pasar de amenazar y chillar a coger una pistola o planificar un atentado es un salto cualitativo muy importante. Que haya un descerebrado o muchos que se organicen, bueno… nunca estamos libres de eso. Hay gente que empieza pidiendo una cosa y acaba desvariando de una manera bestial. Esperemos que no, por la experiencia que tenemos en España. Pero yo no creo que lleguemos a ese extremo. Amenazas hay muchas, pero ya somos expertos en esto y no creo que se nos vaya de las manos.