Los reyes han recorrido esta tarde las calles de Sant Llorenç que el pasado martes quedaron anegadas por el desbordamiento de un torrente y han saludado a cientos de víctimas a quienes han expresado su pesar por las pérdidas materiales y la muerte de doce vecinos de la comarca.

"Nos vamos con un mensaje y con una imagen muy positiva de la enorme capacidad de superación y de solidaridad", ha dicho el rey a los periodistas. "Uno se da cuenta de la dimensión de la tragedia en un sitio tan pequeño y de forma tan concentrada", ha destacado.

Don Felipe y doña Letizia han dado un largo paseo por el centro del pueblo, el más afectado por la torrentada mortal, han visitado algunas de las casas que hasta esta misma mañana estaban anegadas de fango y han acudido luego al centro de coordinación de la catástrofe para saludar a los cuerpos de seguridad que ayudan al Levante mallorquín a volver a la normalidad.

Durante una hora y media, los reyes han saludado uno a uno a cientos de vecinos, se han hecho fotos con ellos y han charlado con muchas personas que les han contado cómo vivieron el violento desbordamiento del torrente de Ses Planes, cuáles son sus daños materiales y, en algunos casos, cuál era su relación con algunas de las doce personas que han perdido la vida en la mayor catástrofe de la historia reciente de Mallorca.

Además han comprobado en persona el estado de algunas de las plantas bajas que quedaron anegadas, acompañados por el ministro de Ciencia, Educación y Universidades, Pedro Duque; la presidenta balear, Francina Armengol, y las máximas autoridades de la isla.

En su visita a varias calles del pueblo han saludado también a algunos voluntarios que, cepillo en mano, han explicado a sus majestades su labor.

Como a unos adolescentes de Sant Llorenç, a quienes don Felipe ha comunicado lo que lamentaba esta situación que no se podía prever. "Nos ha dicho que está impresionado por la cantidad de gente que ha venido a ayudar y nos ha animado a seguir adelante", ha explicado a Efe uno de ellos.

Isabel, que ha charlado con ellos durante diez minutos asomada a la ventana de la casa inundada de su tía, les ha trasladado la lamentable situación del pueblo: "Les he dicho que hay personas que lo han perdido todo".

Unos metros más adelante de la casa de la tía de Isabel, al llegar don Felipe y doña Letizia a la altura de unos soldados de la Unidad Militar de Emergencias (UME) que trabajaban limpiando un local, se ha escuchado aplausos y a unos espontáneos gritar "¡Viva el rey!", a lo que los militares han respondido con un "¡Viva!". Es todo lo que, según uno de ellos, les han dicho. "No queríamos molestarlos en la visita", ha explicado.

Para Katia, que tiene un bajo alquilado, hoy sin inquilinos por el desastre, los reyes han podido ver de primera mano cómo está el pueblo. "Han sido muy humanos", ha resumido, y eso que cuando se enteró ayer de que iban a ir al pueblo no le gustó la idea porque lo veía un "paripé".

"Esto se tiene que vivir", es el resumen que ha hecho Toni, un vecino que se ha hecho una foto con ellos y buscaba un papel y un bolígrafo para darle su contacto al autor de la imagen, otro vecino del pueblo.

Para Cati, que al pasar los reyes lloraba en el garaje de su casa, la visita no le parece ni bien ni mal, pero destaca que la catástrofe ha traído cosas muy buenas al pueblo con toda la solidaridad de los voluntarios.

Tras ver en persona los efectos de las lluvias torrenciales, los reyes se han trasladado un kilómetro en coche hasta el centro de mando instalado a las afueras del pueblo, donde han saludado a los responsables de los diferentes cuerpos de seguridad que están participando en las labores de limpieza y rescate, así como a los alcaldes de los ayuntamientos afectados por las riadas.