Hace sólo un mes y medio, Jéssica Albiach no era más que una ilustre semidesconocida de la política catalana. Apenas la número tres del grupo parlamentario de los comunes en el Parlamento autonómico catalán por detrás de su presidente, Xavier Domènech, y de la portavoz Elisenda Alamany. Pero tres carambolas imprevistas han puesto en las manos de Albiach las llaves del Parlamento catalán y, quizá, la suerte de la legislatura.

La primera carambola fue el abandono de la política por parte de Xavier Domènech el pasado 4 de septiembre. La segunda, su nombramiento como presidenta del grupo parlamentario de los comunes por delante de una Alamany demasiado independentista para el gusto de Ada Colau. La tercera, la obcecación de Carles Puigdemont, de JxCAT y de los presos Jordi Sànchez, Jordi Turull y Josep Rull, que ante la disyuntiva de obedecer al juez Pablo Llarena o perder la mayoría parlamentaria que el independentismo ostenta en la cámara catalana, han optado por la opción B.

Los cuatro votos a los que ha renunciado JxCAT, sumados al de Toni Comín, han reducido el número de escaños controlados por las fuerzas separatistas en el Parlamento catalán hasta 65. Exactamente los mismos con los que cuentan los cuatro grupos restantes (Ciudadanos 36 + PSC 17 + CatComú-Podem 8 + PP 4). Un equilibrio de fuerzas que, de acuerdo al reglamento de la cámara regional, hace decaer cualquier propuesta que se someta al Pleno de la cámara si ese empate persiste tras la tercera votación. Dicho de otra manera: Albiach tiene en sus manos la suerte de la legislatura… si ERC y JxCAT no ponen antes fin a su guerra civil.

Periodista de Vocento y antiblavera

El perfil más completo que se ha escrito de Jéssica Albiach Satorres (Valencia, 1979) lo firmó el comentarista político Enric Vila en el digital separatista elnacional.cat en abril de 2016. En él, Vila revela que Albiach se decidió a estudiar periodismo tras leer Territorio Comanche, de Arturo Pérez-Reverte; que también estudió antropología, yoga y fotografía; y que en la tesina de su master en Comunicación estratégica atribuyó el blaverismo valenciano a "la ignorancia". Según Vila, Albiach "es perfecta para Podemos porque habla desde la experiencia, tiene las piernas largas, una cara bonita y un cuerpo felino". 

De su perfil en la web de Podemos se extraen más datos. Jéssica Albiach trabajó durante cinco años (2005-2010) como redactora en el grupo Vocento y durante uno (2003-2004) en Prensa Ibérica; declaró 45.157 euros de renta en 2017 y tiene contratada una hipoteca joven con Ibercaja por valor de 114.000 euros, de los que le quedan por amortizar 76.750.

Más allá de eso, el perfil de Jéssica Albiach es el de muchos otros cargos medios del partido. Entró en política a raíz del 15M y en Podemos, poco después del nacimiento del partido, cuando este buscaba expandirse territorialmente. En 2015 se hizo cargo de la secretaría de comunicación de Podemos en Cataluña y en 2016 se postuló como aspirante a la secretaría general como tercera vía entre Raimundo Viejo (oficialista y partidario de Pablo Iglesias) y Albano Dante Fachin (líder del sector crítico), con el resultado conocido. Ahora, dos años después, el argentino está fuera del partido y Albiach preside el grupo parlamentario de los comunes.

Referéndum sí, secesión unilateral no

Albiach es errejonista y colauista. A diferencia de Alamany, la número dos del grupo, Albiach no es independentista, aunque sí partidaria de un referéndum pactado con el Gobierno central. Como otros miembros de su grupo, votó "no" a la declaración de independencia del 27 de octubre de 2017 y, como Lluís Rabell y Joan Coscubiela, enseñó claramente su voto a las cámaras de TV y los fotógrafos presentes en el Parlamento para esquivar posibles consecuencias legales. 

"De la CUP sólo me separa la idea de romper con España" le dijo Albiach a Enric Vila en 2016. Ayer, sin embargo, casi nada la separó del PSC. Gracias a ella, por ejemplo, el Parlamento catalán rechazó la reprobación de Felipe VI, aunque ella lo justificó después alegando que habían votado en contra "porque ese punto estaba dentro de una propuesta que incluía muchos otros puntos con los que no estamos de acuerdo". 

También gracias a ella (o, más concretamente, a los votos del grupo que encabeza) se pudo impedir que el Parlamento regional ratificara todas las disposiciones aprobadas por la cámara relacionadas con el llamado "derecho de autodeterminación". Sí se aprobó, en cambio, la propuesta que insta a negociar un referéndum vinculante de secesión con el Estado, aunque sin plazos ni ultimátums.

Fiel replicante de su principal valedora en el partido, es de prever que Albiach navegue a partir de ahora entre dos aguas con la esperanza de no ahogarse en las ciénagas del procés. La guerra civil en el seno del independentismo ha puesto las llaves del Parlamento en sus manos. Veremos qué hace con ellas cuando Elisenda Alamany empiece a mirarlas de reojo como Gollum miraba al anillo único cuando este cayó en las manos de Frodo