El presidente del Gobierno no tiene ninguna intención de adelantar las elecciones generales tras confirmar que su estrategia para Cataluña ha sido un auténtico fracaso. Mariano Rajoy convocó para la mañana del viernes 22 a su consejo de ministros y a su Comité Ejecutivo Nacional, donde lanzó un contundente mensaje: los resultados de las elecciones catalanas, donde el PP se ha quedado con tres únicos diputados, no son extrapolables a nivel nacional. Pese a su intento de insuflar oxígeno a un partido cabizbajo, en todos los estamentos del partido se respira una profunda decepción.

Consciente de que en los próximos días habrá voces que pedirán a gritos un adelanto electoral, Rajoy ha querido poner la venda antes de la herida para aplacar cualquier rebelión interna que pudiera brotar tras el batacazo catalán. "No ha hecho ni una pizca de autocrítica. Claro que hemos hecho algo mal si Ciudadanos escala hasta los 37 escaños y nosotros nos quedamos en el grupo mixto", critican desde dentro del partido tras escuchar la rueda de prensa que ofreció en Moncloa a las dos del mediodía.

En muchos estamentos del Partido Popular también ponen ahora en cuarentena la estrategia que diseñó Moncloa para frenar al separatismo. "Se convocaron elecciones inmediatamente pero ahora resulta que el PP está peor que antes y los independentistas revalidados por los catalanes. Está claro que a quien no quieren es a nosotros. Tendremos que cambiar de estrategia", mantienen fuentes internas del partido. 

Arropado por todo su gabinete para transmitir un mensaje de unidad, Rajoy reconoció que en el partido "la gente no está contenta" con el resultado porque "son seres humanos" y porque han sido unas elecciones en las que todos, Moncloa y Génova, se han volcado para ayudar a su candidato, Xavier García Albiol. "La gente se esforzó, trabajó y el resultado no es el esperado. Lógicamente, no estamos contentos", añadió el presidente al hacer su interpretación de las elecciones del 21-D.

Preguntado por EL ESPAÑOL sobre si asume como propia la mayor derrota electoral que ha sufrido el PP en Cataluña, se mostró más marianista que nunca: "El presidente asume como propio todo lo que le pase al PP, como lo asumen todos los militantes de toda España". 

Solo Albiol tomó la palabra en el Comité Ejecutivo Nacional para explicar las razones de su fracaso en Cataluña. Ningún otro barón quiso intervenir. A la salida de la reunión, Alberto Núñez Feijóo, el único presidente del PP con mayoría absoluta quiso remarcar un mensaje: "Debemos mejorar y cuando tenemos un mal resultado no le podemos echar la culpa a los demás", en alusión a las duras críticas que se lanzaron desde el PP a Ciudadanos por apelar al voto útil. 

Fracaso absoluto de la 'Operación Diálogo'

En el partido, sin embargo, sienten hartazgo por la crisis catalana. Fuentes del partido consultadas por este diario de distintas autonomías vaticinan que 2018 volverá a ser un año en el que el desafío secesionista paralice de nuevo "todo lo demás" y no quede espacio para poner el foco de atención en otros asuntos que afecten al resto de españoles. Para evitar otra Operación Diálogo fallida, las mismas fuentes insisten en que es necesario que el partido que sustenta al Gobierno  piense qué ha hecho mal para que su estrategia, liderada por la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, resultara un auténtico fracaso.

Rajoy también ha querido desvincular la debacle electoral del PP a la aplicación del artículo 155 de la Constitución. "Yo no puse en marcha el artículo 155 para tener un voto más o un voto menos". El presidente del Gobierno recordó que su puesta en marcha "nada tiene que ver con intereses partidistas ni con tener más votos o tener menos. Simplemente fue una decisión que tomó el presidente del Gobierno cumpliendo con su obligación". 

Diálogo "dentro de la ley"

Tras el 21-D, empieza una nueva etapa. El jefe del Ejecutivo ha recordado que "haré un esfuezo por mantener un diálogo con el Gobierno que salga de esas elecciones" siempre y cuando el diálogo sea "dentro de la ley, constructivo, abierto y realista". El presidente del Gobierno ha rechazado de plano la oferta del expresidente Carles Puigdemont de reunirse en el extranjero. De hecho, le ha retado a volver a España y tomar posesión de su cargo, pero la orden de detención que pesa sobre él le enviaría directamente a la cárcel. Antes de marcharse, el jefe del Ejecutivo lanzó un último aviso: "No aceptaré que nadie se salte la Constitución".