El presidente valenciano y secretario general de los socialistas en esta comunidad, Ximo Puig, afronta este domingo el examen ante su militancia. Puig se enfrenta en primarias a un rival surgido tras el retorno de Pedro Sánchez al frente del PSOE. Su rival, el alcalde de Burjassot (municipio que limita con Valencia), Rafa García, representa a la parte de la militancia que no perdona que el líder socialista valenciano fuera una de las cabezas visibles de quienes impulsaron la caída de Pedro Sánchez y su posterior posicionamiento por la candidatura de Susana Díaz.

Este es el principal argumento que tanto García como quienes le apoyan han esgrimido durante la batalla a las primarias. "La gente está avergonzada de lo que pasó", dijo García en un tenso debate cara a cara al que ambos se enfrentaron esta semana. A él se le sitúa como la pieza del proceso inverso: el intento de Sánchez por apartar a Puig al frente del PSPV. García asegura que tomó la decisión de forma personal.

Las primarias se han convertido así en la prueba de fuego para saber si la militancia perdona a Ximo Puig este episodio y lo refuerza como líder y presidente del gobierno valenciano o si le 'castigan' con la retirada de la secretaría general y el consiguiente debilitamiento de su figura como presidente de la Generalitat. Unos 18.000 militantes valencianos están llamados a las urnas.

Los avales, primer asalto

Por el momento, Puig ha ganado la batalla de los avales. Más de 7.500 afiliados le dieron su apoyo frente a los cerca de 4.500 que obtuvo su oponente. El respaldo es mayor que el que el secretario general del PSPV-PSOE logró para Susana Díaz.

Mientras, García tuvo casi la mitad de avales que los que se consiguieron para Pedro Sánchez en la Comunidad Valenciana. “Hay una parte muy importante que no se pronunció en este proceso (el de recogida de avales) porque se ha intentado vender que esto va a hacer daño al presidente de la Generalitat, por eso no avalaron”, dice Miguel Merenciano, portavoz de las plataformas sanchistas de la provincia de Valencia, que han decidido ahora dar su apoyo a García.

Admiten que la movilización no es la misma que para las primarias nacionales y que ha habido mucho debate interno sobre la idoneidad de optar por una alternativa a Puig. También habla de "presiones" del "aparato institucional" para no debilitar a Ximo Puig y sostienen que, aunque hay gente que apoyó el regreso de Sánchez y que ahora respalda al presidente valenciano, éstos son una minoría "muy visible". Es decir, cargos institucionales del partido. Un ejemplo es el portavoz en las Cortes Valencianas, Manolo Mata. "Somos muchos los que estábamos en otros espacios ideológicos que ahora nos hemos ido sumando (a la candidatura de Puig)", dice Mata. Desde el lado de García, vuelven a hacer un símil con las primarias del PSOE al recordar que Susana Díaz ya se rodeó "de todo el elenco" de cargos del partido, pero no ganó.

Bicefalia o líder único

Lo que persigue la candidatura de Rafa García es la llamada bicefalia. Defienden que hay que separar el cargo institucional (presidente de la Generalitat) con el orgánico (secretario general del PSPV). García le reprocha a Puig que su trabajo en la Generalitat le ha apartado del partido. "La organización política está muerta, tenemos abandonado el partido", le dijo en el cara a cara del pasado miércoles.

Puig y sus partidarios no entienden cómo se puede hablar de bicefalia cuando el PSPV preside la Generalitat y cuando, además, lo hace en coalición. "Es indisociable tener un referente orgánico y otro referente en el gobierno valenciano", defiende Mata. Lo contrario, la separación de cargos, conllevaría debilitar a Puig en esta coalición y ante la oposición.

Esta vinculación de las primarias socialistas valencianas a la estabilidad del gobierno regional es otro de los reproches de García, que ha llegado a calificarlo de “amenaza”.

Castigo a Puig o "pasar pantalla"

Una de las principales cuestiones que decidirá estas primarias será saber si la militancia perdona a Puig por su 'operación derribo a Sánchez' o decide apartarlo justo por eso. De hecho, esta es la principal cuestión que le afean aquellos que se han postulado del lado de García.

"Nos preocupa que los máximos responsables de la dimisión (de Sánchez) sean las personas que pueden dirigir esa transformación del partido, eso no es creíble", dicen desde las plataformas sanchistas. El propio candidato alternativo a Puig ha lanzado el mismo argumento en los dos debates celebrados. García le criticó por no haber dado explicaciones a la militancia del por qué de aquel proceso. "No has explicado por qué era bueno que gobernara el PP", le dijo.

Por su parte, Puig ha reiterado en varias ocasiones que cometió errores, que el proceso se hizo mal, pero sin arrepentirse de su respaldo a Susana Díaz. El presidente valenciano sostiene que este perdón y los pasos dados tras la lección (ha prometido que creará una 'secretaría de la militancia') bastan para "pasar pantalla". Lo contrario, dice, sería volver al PSPV de la división entre familias y regresar a la oposición.

Más PSOE o menos PSOE

El resultado de las primarias de este domingo decidirá además el papel del nuevo PSPV. De vencer Ximo Puig, éste saldría reforzado y legitimado para dirigir un PSPV sin el tutelaje de Sánchez. "Yo he asumido errores y pedido disculpas, soy leal pero no vasallo, quiero un partido federal, hay que llevar la plurinacionalidad al centro del partido", dijo este miércoles. También anunció que, de revalidar el puesto, volvería a proponer el acuerdo para concurrir al Senado en una lista conjunta con Compromís y Podemos, un acuerdo que le prohibió Sánchez y que fue uno de los motivos del distanciamiento.

La victoria de García implicaría lo contrario. Un PSPV más vinculado al PSOE de Sánchez. El alcalde de Burjassot defiende que justo ahora hay representación valenciana en la dirección federal y que esta representación hace que los intereses valencianos ya estén representados en Madrid. Rebatió de esta forma el argumento de Puig de no querer ser vasallo: "Yo no quiero ser filial de Andalucía".

Este domingo, unos 18.000 militantes están convocados a votar en las primarias. Los candidatos esperan una participación que ronde el 80%, similar a la registrada en las votaciones que devolvió a Pedro Sánchez a la dirección general del partido.